Nos llevaría largas páginas hablar
de los segundones, partener
o acompañantes de los héroes infantiles.
Podemos afirmar que en su mayoría presentan
alguna discapacidad o alguna diferencia notable, que
no hacen más que ubicar al héroe en
un lugar de privilegio. Con un partener
ciego el tuerto es rey.
Citábamos en los capítulos precedentes
el sermón que recibía el cuerdo Sancho
de su amo descarriado. Agregaré a Bernardo,
el fiel mayordomo del Zorro, mudo real y sordo figurado.
Aquí la discapacidad se hace necesaria en dos
sentidos, por un lado siendo mudo guardará
con más fidelidad el secreto, y creyéndoselo
sordo todos hablarán sin reparos frente a él,
de manera que el Zorro estará informado de
los movimientos de sus enemigos.
Otro caso de singularidad es el del doctor Watson,
auxiliar de Sherlock Holmes, este último, según
Umberto Eco, dueño de una inteligencia silogística
y un simple espíritu de observación.
[2] Al respecto,
Jorge Luis Borges nos dice:
«Conan Doyle
imagina un personaje bastante tonto, con una inteligencia
un poco inferior a la del lector, a quien llama
el Dr. Watson.» [3]
Watson pregunta las cosas más obvias y Sherlock
Holmes le contesta en la versión cinematográfica
con un repetido «elemental,
Watson». Por supuesto, lo que no se dice
es cuántas respuestas didácticas sólo
son posibles cuando «una
inteligencia inferior» pregunta lo que
no se nos ocurre preguntarnos.
Borges rescata también el hecho de que «sea
posible una amistad entre un hombre muy inteligente
y un hombre más bien tonto; el hecho de que,
sin embargo, son amigos y se aprecian y se comprenden».
[4] Rescata una condición
necesaria para que un partener sea depositario de
la confianza y guarde los secretos del personaje principal,
quien siempre oculta o reserva datos de su trabajo
y su identidad.
Toro, el ayudante del Llanero Solitario, obtuvo ese
nombre en una segunda instancia, pues el primer nombre
asignado fue Tonto, queriendo significar con él
que era el primer indio bueno. Luego se cambió
su nombre para evitar críticas que perjudicaran
la venta del producto. Su creador Geo W. Trendle pensó
en la necesidad de un acompañante que «Tenía
que ser alguien tan libre como el Llanero mismo —alguien
que no le quitara gloria al Llanero, alguien que hablara
poco, que contribuyera mucho». Agrega
Ariel Dorfman, en su obra
Patos, elefantes y héroes: «Hablar poco,
contribuir mucho. El
inventor del Llanero Solitario estaba exponiendo,
sucintamente, la esencia de la teoría de la
dominación, sea de países, sea de capas
sociales, sea de individuos. A los subyugados se le
quita el Verbo y se les exige trabajar».
[5]
Pancho, el acompañante lento y pesado del
Cisco Kid, se queja de cansancio y sueño, se
asusta y cumple con dificultad lo que le pide Cisco
(y acepta que este conquiste a su chica).
Sería extenso referirnos a otros, pero en
Kato, el ayudante del Inspector Clouseaud que hace
alarde de conductas inesperadas; en Chester, el ayudante
rengo del Marshal Dilon, y en tantos otros, sus discapacidades
o diferencias notables no hacen más que acentuar
las capacidades del protagonista, al mismo tiempo
que marcan su dependencia respecto al héroe,
un rasgo de diferencia que poseen las llamadas minorías
raciales, de género, o los sectores sin poder
económico.
Ariel Dorfman, analizando la función de los
acompañantes, escribe: «El
llanero tiene un indio; Batman, como Green Arrow,
dispone de un adolescente; el Zorro, un mudo; Mandrake,
un negro; Buck Rogers y Flash Gordon, una mujer cada
uno. Todos los mutilados, vejados, todos los marginales
del poder, demasiado jóvenes, demasiado viejos,
todos los que están en los rincones, todos
los resentidos y sentidos, todos los explotados...».
[6]
Superman no es un terrícola, sino un extraterrestre
nacido en Kriptón. No cuenta con un partener,
pero tiene una doble identidad, en la cual despliega
los atributos del buen partener. Escribe Umberto Eco:
«Superman vive
entre los hombres, bajo la carne mortal del periodista
Clark Kent. Y bajo tal aspecto es un tipo aparentemente
medroso, tímido, de inteligencia mediocre,
un poco tonto, miope, enamorado de su matriarcal y
atractiva colega Lois Lane, que le desprecia y que,
en cambio, está apasionadamente enamorada de
Superman».[7] Las
condiciones de Superman son tan excepcionales que
debe contrarrestar su poder en el contrapunto de un
humano debilitado, propio de las sociedades modernas.
Aquí el doble, por sus características
tan opuestas, funciona como un partener, basta comparar
la miopía de Clark Kent con la vista de rayos
X de Superman. Para Eco, Clark Kent «personifica,
de forma perfectamente típica, al lector medio,
asaltado por los complejos y despreciado por sus propios
semejantes», características con
las cuales se identifica el lector, sabiendo que en
este acto empático puede corresponderle, imaginariamente,
el poderío de un superhéroe.
Dos huérfanos alados
Batman siendo un niño presencia el asesinato
de su padres. Días después, frente a
la tumba, «jura
que dedicará su vida entera a luchar contra
el crimen».[8]
Después de un largo entrenamiento, ya adulto,
buscando un atuendo que provocara temor en los criminales,
piensa en la figura de un murciélago, luego
de que uno de ellos lo sobresaltara al romper los
vidrios de su habitación
Bob Kane y su asistente Bill Finger, autores de Batman,
crean a Robin en 1940, un niño de circo, «hijo
de una pareja de trapecistas que muere.... en lo que
parece un accidente pero es en realidad obra de un
mafioso. Tras la muerte de sus padres el filántropo
Bruno Diaz lo adopta...». De esta manera,
se incorpora Robin en la búsqueda de justicia
como compañero de Batman. «Su
traje y su nombre están inspirados en Robin
Hood y en el Robin Americano (petirrojo, en español),
un pájaro que como él, tiene el pecho
colorado».
[9]
|