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Por Federico Fellini
 
 
 
 
La discapacidad
del héroe [1]
Capítulo XVII. La discapacidad del partener
Por Daniel Calmels
Psicomotricista - Escritor
libroscalmels@yahoo.com.ar
 

Nos llevaría largas páginas hablar de los segundones, partener o acompañantes de los héroes infantiles. Podemos afirmar que en su mayoría presentan alguna discapacidad o alguna diferencia notable, que no hacen más que ubicar al héroe en un lugar de privilegio. Con un partener ciego el tuerto es rey.

Citábamos en los capítulos precedentes el sermón que recibía el cuerdo Sancho de su amo descarriado. Agregaré a Bernardo, el fiel mayordomo del Zorro, mudo real y sordo figurado. Aquí la discapacidad se hace necesaria en dos sentidos, por un lado siendo mudo guardará con más fidelidad el secreto, y creyéndoselo sordo todos hablarán sin reparos frente a él, de manera que el Zorro estará informado de los movimientos de sus enemigos.

Otro caso de singularidad es el del doctor Watson, auxiliar de Sherlock Holmes, este último, según Umberto Eco, dueño de una inteligencia silogística y un simple espíritu de observación. [2] Al respecto, Jorge Luis Borges nos dice: 

«Conan Doyle imagina un personaje bastante tonto, con una inteligencia un poco inferior a la del lector, a quien llama el Dr. Watson.» [3]

Watson pregunta las cosas más obvias y Sherlock Holmes le contesta en la versión cinematográfica con un repetido «elemental, Watson». Por supuesto, lo que no se dice es cuántas respuestas didácticas sólo son posibles cuando «una inteligencia inferior» pregunta lo que no se nos ocurre preguntarnos.

Borges rescata también el hecho de que «sea posible una amistad entre un hombre muy inteligente y un hombre más bien tonto; el hecho de que, sin embargo, son amigos y se aprecian y se comprenden». [4] Rescata una condición necesaria para que un partener sea depositario de la confianza y guarde los secretos del personaje principal, quien siempre oculta o reserva datos de su trabajo y su identidad.

Toro, el ayudante del Llanero Solitario, obtuvo ese nombre en una segunda instancia, pues el primer nombre asignado fue Tonto, queriendo significar con él que era el primer indio bueno. Luego se cambió su nombre para evitar críticas que perjudicaran la venta del producto. Su creador Geo W. Trendle pensó en la necesidad de un acompañante que «Tenía que ser alguien tan libre como el Llanero mismo —alguien que no le quitara gloria al Llanero, alguien que hablara poco, que contribuyera mucho». Agrega Ariel Dorfman, en su obra Patos, elefantes y héroes: «Hablar poco, contribuir mucho. El inventor del Llanero Solitario estaba exponiendo, sucintamente, la esencia de la teoría de la dominación, sea de países, sea de capas sociales, sea de individuos. A los subyugados se le quita el Verbo y se les exige trabajar». [5]

Pancho, el acompañante lento y pesado del Cisco Kid, se queja de cansancio y sueño, se asusta y cumple con dificultad lo que le pide Cisco (y acepta que este conquiste a su chica).

Sería extenso referirnos a otros, pero en Kato, el ayudante del Inspector Clouseaud que hace alarde de conductas inesperadas; en Chester, el ayudante rengo del Marshal Dilon, y en tantos otros, sus discapacidades o diferencias notables no hacen más que acentuar las capacidades del protagonista, al mismo tiempo que marcan su dependencia respecto al héroe, un rasgo de diferencia que poseen las llamadas minorías raciales, de género, o los sectores sin poder económico.

Ariel Dorfman, analizando la función de los acompañantes, escribe: «El llanero tiene un indio; Batman, como Green Arrow, dispone de un adolescente; el Zorro, un mudo; Mandrake, un negro; Buck Rogers y Flash Gordon, una mujer cada uno. Todos los mutilados, vejados, todos los marginales del poder, demasiado jóvenes, demasiado viejos, todos los que están en los rincones, todos los resentidos y sentidos, todos los explotados...». [6]

Superman no es un terrícola, sino un extraterrestre nacido en Kriptón. No cuenta con un partener, pero tiene una doble identidad, en la cual despliega los atributos del buen partener. Escribe Umberto Eco: «Superman vive entre los hombres, bajo la carne mortal del periodista Clark Kent. Y bajo tal aspecto es un tipo aparentemente medroso, tímido, de inteligencia mediocre, un poco tonto, miope, enamorado de su matriarcal y atractiva colega Lois Lane, que le desprecia y que, en cambio, está apasionadamente enamorada de Superman».[7] Las condiciones de Superman son tan excepcionales que debe contrarrestar su poder en el contrapunto de un humano debilitado, propio de las sociedades modernas.

Aquí el doble, por sus características tan opuestas, funciona como un partener, basta comparar la miopía de Clark Kent con la vista de rayos X de Superman. Para Eco, Clark Kent «personifica, de forma perfectamente típica, al lector medio, asaltado por los complejos y despreciado por sus propios semejantes», características con las cuales se identifica el lector, sabiendo que en este acto empático puede corresponderle, imaginariamente, el poderío de un superhéroe.

Dos huérfanos alados

Batman siendo un niño presencia el asesinato de su padres. Días después, frente a la tumba, «jura que dedicará su vida entera a luchar contra el crimen».[8] Después de un largo entrenamiento, ya adulto, buscando un atuendo que provocara temor en los criminales, piensa en la figura de un murciélago, luego de que uno de ellos lo sobresaltara al romper los vidrios de su habitación

Bob Kane y su asistente Bill Finger, autores de Batman, crean a Robin en 1940, un niño de circo, «hijo de una pareja de trapecistas que muere.... en lo que parece un accidente pero es en realidad obra de un mafioso. Tras la muerte de sus padres el filántropo Bruno Diaz lo adopta...». De esta manera, se incorpora Robin en la búsqueda de justicia como compañero de Batman. «Su traje y su nombre están inspirados en Robin Hood y en el Robin Americano (petirrojo, en español), un pájaro que como él, tiene el pecho colorado». [9]

 
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Notas
 
[1] Calmels Daniel, La discapacidad del héroe. Diferencia y discapacidad en los relatos destinados a la infancia, Buenos Aires, Biblos, 2009.

[2] Eco Umberto, Apocalípticos e Integrados, Barcelona, De Bolsillo, 2004.

[3] Borges Jorge Luis, “El Tiempo”, en Borges Oral, Buenos Aires, Emecé-Belgrano, 1979.

[4] Borges Jorge Luis, en Sorrentino Fernando, Siete conversaciones con Jorge Luis Borges, Buenos Aires, El Ateneo, [1974] 2001.

[5] Dorfman Ariel, Patos elefantes y héroes. La infancia como subdesarrollo, Buenos Aires, De La Flor, 1985.

[6] Dorfman Ariel, op. cit.

[7] Eco Umberto, Apocalípticos e Integrados, Barcelona, De Bolsillo, 2004.

[8] García Valdearena Alejo, “El superhéroe de Ciudad Gótica”, en “Batman. La historia y la leyenda”, en Clarín, Buenos Aires, 23/11/2008.

[9] García Valdearena Alejo, “Robin el fiel compañero que vale por tres”, en “Batman. La historia y la leyenda” , en Clarín, Buenos Aires, 23/11/2008.

 
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