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Clínica

Clínica del barbijo. Clínica de/en la pandemia,
de la heterogeneidad, multiplicidad y del barbijo.

Por Mario J. Buchbinder

mario@buchbinder.com.ar

Médico psicoanalista, psicodramatista. Instituto de la máscara  http://mascarainstituto.com.ar/ Publicaciones: Poética de la cura, Poética del desenmascaramiento


Clínica en pandemia, heterogeneidad y multiplicidad del sujeto y la escucha. El barbijo como metonimia y síntoma de la máscara y el desenmascaramiento. El humano es máscara, la pandemia lo hace presente como siniestro y potencialidad

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I Algunas palabras que se explicitan en el texto y otras que están como fondo: mecanismos, escisión, duelo, omnipotencia, impotencia, denegación.

El barbijo es una metonimia de la pandemia de la contemporaneidad. Una de las definiciones de metonimia es que una parte significa el todo. Por ejemplo, cuántas velas hay en el río. La palabra velas connota los barcos.

El barbijo es también una metonimia de la máscara, hace  presente  lo inmediato y lo arcaico de ella. El barbijo como la máscara cubre pero al mismo tiempo descubre. Desde la utilización de la palabra griega “aletheia”: “a” cómo partícula supresiva, “letheia” cómo ocultar, de tal manera que hace presente la verdad en el descubrir. Qué descubre: el miedo, la paranoia, la depresión, la existencia en situación de la amenaza de la naturaleza y la sociedad, y también que el golpe al narcisismo y a la vida es muy grave.

Cuando me refiero al barbijo y a la máscara doy cuenta de algo extraordinario, pero a su vez a las máscaras cotidianas, las que constituyen al ser humano en su historia y en la horizontalidad de la relación con los otros.

Lo extraño, lo siniestro del barbijo, barre con aspectos de la denegación y hace presente que las máscaras, la amenaza y la potencialidad están en nuestra cotidianidad. Que el otro como amenaza aunque también como protección están en la subjetividad individual y social. (Freud, Vol XVIII)

La pandemia rompe la naturalización de la normalidad y nos enfrenta con lo real del momento del capitalismo, de la destrucción del ecosistema y del sometimiento a esas fuerzas que se desatan con una temible potencialidad. Es verdad también que la potencialidad de lo contemporáneo de la subjetividad pueden generar condiciones para enfrentar lo complejo de lo universal.

Las máscaras pueden ser de muerte pero también de vida.

Quién se interna en la clínica de la pandemia debe poder hacer presente esos dos aspectos: la muerte y  la vida.

Clínica de la pandemia es también la clínica en la pandemia porque están los que están infectados o enfermos por el virus pero también los que viven o vivimos en la contemporaneidad de la pandemia.

Esta clínica tiene diversos estratos: los trabajadores de la salud, las poblaciones marginales, las capas medias y altas, los que están infectados, los que están al borde de la muerte, la población de riesgo y otros. ¿Hay alguien por fuera de la clínica de / en la pandemia?

Al referirme al analista no me refiero solo al psicoanalista sino también a los psicoterapeutas de distintas corrientes, a los intensivistas, médicos y paramédicos, trabajadores de la salud en general.

Solo menciono al narcisismo del psicoanalista como al del paciente y las diversas problemáticas de la existencia en tiempos de pandemia.

II Forma presencial y virtual

La clínica en la pandemia es ejercida en forma presencial y/o virtual. En las dos modalidades puede ser por situación de urgencia o no. De todas maneras está presente el aislamiento y la peligrosidad del virus. En estos días se llegó a 1.000.000 de muertos en el mundo.

La particularidad de la situación de urgencia tiene que ver con el aumento de los infectados y los muertos, con aumentos del temor, la angustia, la persecución, la paranoia, la omnipotencia y la denegación.

Toda situación clínica en la situación de pandemia no puede dejar de estar relacionada con ella en la medida en que la pandemia es el cielo o el infierno desde el cual se juega la existencia. Las diversas existencias y cuadros clínicos son modos particulares de relacionarse con la pandemia.

No es que el universo o lo humano se reduzcan a la pandemia pero podemos decir que llevan su marca.

III Lo real de la pandemia y el distanciamiento

Uno de los aspectos de lo real de la pandemia es que el virus puede atacar en cualquier momento y que ataca como un representante de la muerte y lo siniestro. La ingenuidad de nuestra cultura y la primacía de la denegación, en qué medida nos dejan con pocas armas frente a la emergencia.

No es extraño, así como ha sucedido en la historia con otros acontecimientos de crisis y catástrofes, que la pandemia interrogue de un modo acuciante acerca del sentido de lo humano y de la subjetividad.

Las presiones por dar una respuesta urgente, pueden llevar a respuestas que acentúan el temor, el pánico y el sinsentido. La clínica puede estar atravesada no solo por quienes sufren la enfermedad sino por todos los que están comprometidos con la situación y con la clínica en particular. Nuevamente surge con intensidad la necesidad de estar inmerso en el campo de las problemáticas y la necesidad al mismo tiempo del distanciamiento adecuado para la reflexión y para algunas de las soluciones posibles.

Me consulta un intensivista porque el servicio de terapia intensiva está a punto de colapsar, algunos de los miembros de su familia son positivos al Covid-19 y él está, por un lado, con cierto terror a contagiarse, y por el otro lado, su ética lo lleva a no abandonar el campo de trabajo, aunque con temor de ser un portador sano.

Cómo establecer en esa situación particular un campo de escucha que parece ubicarse en otro planeta, pero por otro lado, en qué medida el poder distanciarse sería poder tomar diferenciaciones con respecto a la actualidad como para poder procesar de la mejor manera posible el presente y el futuro.

IV Grupo e individual

Una terapeuta cuenta de un grupo que parece burocratizado, pero que en las sesiones individuales con los pacientes de ese grupo aparecen intensidades relacionadas con la locura, la muerte, el incesto y otras. En las sesiones individuales el coronavirus puede tener algún tipo de palabras relacionado con el desborde, con las intensidades socioculturales. En esta ocasión en el grupo terapéutico hay una paralización frente a la percepción en cada uno de las intensidades virales y pareciera que no pudieran tener palabras. El virus en ese grupo es el coronavirus, lo pulsional, las intensidades fantasmáticas de las fantasías primarias relacionadas con el sueño y las fantasías originarias.

La clínica de / en la pandemia lleva en ese grupo a la denegación y a la escisión entre lo que sucede en las sesiones individuales y lo que sucede en las grupales. La escisión y la denegación parecen ser mecanismos frente a las dificultades de la elaboración que priman en el psiquismo.

Tanto en lo individual como en lo grupal el barbijo reina. Como es obvio en lo grupal está la presencia del otro en su intensidad sin barbijo. Aún así el otro está desnudo en sus intensidades.

V Análisis del narcisismo. Sueño de la inyección de Irma.

Una pandemia destruye vidas, economías, trabajos, ilusiones, omnipotencia.

¿Que destruye del psicoanálisis? ¿Qué quedará? ¿Que se recreará de toda esta situación? Vuelvo a un sueño del fundador de esta disciplina que considero puede ayudar, frente a estos interrogantes.

En el sueño de la inyección de Irma (Freud, Vol IV) afirma que los sueños son un cumplimiento de deseos. También es un análisis de Freud de su propio narcisismo. Es difícil que siga recreándose el psicoanálisis si los psicoanalistas no tomamos esa práctica de revisar nuestro propio narcisismo y si no jugamos con las aperturas del psicoanálisis como para su refundación, para la revalidación en la situación de la contemporaneidad y de la pandemia, y vuelta a su creación. Reflexionar sobre la clínica puede ser un buen camino.

VI Clínica de la heterogeneidad y la singularidad

“Destaco aspectos que considero centrales en la clínica psicoanalítica: la actitud clínica, la relación entre la heterogeneidad y la unicidad del sujeto, la relación entre la práctica y la teoría, el entrecruzamiento entre las singularidades de la sesión, las ideas generales y lo institucional, etc…Me he referido a la clínica en la que opero con recursos que tienen que ver con las escenas, la palabras, las máscaras, lo grupal, lo corporal, los objetos, etc.” (Poética de la cura, p.17).

La clínica tiene lugar en la particularidad de una relación humana y en un momento particular de la temporalidad. Esa singularidad lleva también a la heterogeneidad dado que se juega y administran diversos tipos de recursos como tonalidades de la voz, modalidades retóricas, intensidades, relación con la interpretación y otras intervenciones, con la transferencia y la contratransferencia.

Una de las particularidades de mi clínica es que la realizo a nivel individual, grupal o comunitario con el uso de la palabra de recursos expresivos psicodramáticos y de máscaras.

Estas diversidades en cada psicoanalista tiene sus fundamentos teóricos que no son sólo de la particularidad sino de las diversas escuelas y tradiciones y las líneas de trabajo.

VII Ecuación

Alguien comenta al modo de una hipótesis, que querría hacer una ecuación en la que se incluyera el barbijo, la virtualidad, lo presencial, la cara.

Y plantea los términos: el barbijo es a lo presencial como la virtualidad es a la cara. Explica que el barbijo y la virtualidad que evitan la presencia se relacionan intensamente a su vez con lo presencial y la cara. Y dice si no serán formas de cuidado que permitan mayor presencialidad, como otros modos de ejercerla.

Le preguntan cuál es la utilidad de esa ecuación. El que la presenta se queda con la mirada perdida. Luego de un silencio dice: puede despejar la escena, para operar en el campo de la salud, como por ejemplo valorizar el lugar del cuerpo y de lo virtual, y cada uno de los términos de la ecuación y abrir a otros.

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