De vínculos, subjetividades y malestares contemporáneos

Este libro trata de temas fundamentales, difíciles y necesarios, - vínculos, subjetividades y malestares - en una época no sólo incierta,

Ileana Fischer (Comp.), Jorge Gustavo Cantis, Beatriz Janin, Facundo
Blestcher, Janine Puget, Irene Meler, Abel Zanotto, Silvina Ferreira dos Santos,
Gloria Abadi, Marcelo Luis Cao, Ezequiel Jaroslavsky. Ed. Entreideas, 2020,
128 p.

Por Yago Franco
yagofranco@psicoanalitico.com.ar

Fragmentos de la presentación del libro en la Asociación Argentina de
Psicoterapia para Graduados, 15 de noviembre de 2022

Este libro trata de temas fundamentales, difíciles y necesarios, – vínculos,
subjetividades y malestares – en una época no sólo incierta, sino en la cual lo
excesivo ocupa el centro de la vida en común. Justamente, el exceso es lo que
está presente en buena parte del texto, de modo explícito o implícito. Son tres
temas tratados por 11 autores.

En el libro pueden encontrarse – eso por lo menos me sucedió a mí-
numerosas coincidencias pero también tensiones. Fue realizado durante la
Pandemia, precisamente durante el período de cuarentena, lo que no es poco
decir, dada la singularidad del hecho y que las y los autores estuvieran
atravesándolo.

Se cumple a rajatabla lo sostenido por Ileana Fisher en el prefacio:
“El tema principal de esta obra es situar y poner en tensión algunas
perspectivas psicoanalíticas acerca de los vínculos, las subjetividades y el
malestar”. “La inmediatez, como dato de época, está al servicio de la evitación
del dolor y los conflictos y pone así de manifiesto la intolerancia y la
desmentida del malestar. Descripto en distintos lugares del texto como producido por la demanda de éxito y satisfacción inmediata”. Uno de los
efectos de este estado de cosas podría ser el de personas desbordadas en sus
posibilidades simbólicas de elaboración.

En ese sentido Beatriz Janin se pregunta si esto no dificulta el sostenimiento de
deseos y se promueve la impulsividad.

En la misma línea, Abel Zanotto habla de una subjetividad con un “Umbral de
frustración mínimo, capacidad de espera baja, irritabilidad, gran facilidad para
la conectividad” y “muy poco manejo para la resolución de conflictos y
emociones, vínculos etéreos y poco sostenibles en el tiempo, rechazo a todo
tipo de proyecto de vida y un aburrimiento muy profundo” (Borrilli, 2020) y que
esto atraviesa todos los grupos etarios”.

La respuesta a esta aseveración – una de las tensiones presentes en el
libro – es dada por Janine Puget:

“Ya no es posible hablar únicamente en singular de la subjetividad. Las
preocupaciones teórico-clínicas ya no caben en la órbita estrictamente singular,
familiar, de las vicisitudes edípicas.

VINCULOS
Para Ileana Fisher
“En los tiempos actuales se han deshecho logros culturales determinando una
disminución de la capacidad de compadecerse del otro en tanto semejante”.

Marcelo Cao sostendrá que “la red que apuntala, contiene y complejiza los
psiquismos se estructura en el trabajo de la intersubjetividad, y requiere de la
disponibilidad de aquellos que por medio de su accionar garanticen el sostén
de su continuidad y promuevan su complejización”.

Ante lo cual Beatriz Janin se pregunta “qué sucede cuando las figuras de
sostén – los padres -viven en situaciones de precariedad social, ¿cómo se
puede constituir esa instancia a la que llamamos yo, si los que nos aman se
sienten desubjetivados, si ellos vienen perdiendo la posibilidad de ubicarse
como sujetos?

¿Cómo salir del plano de la autoconservación cuando esta no está asegurada?

Siguiendo en esta línea Ezequiel Jaroslavsky sostendrá que
“Con los cambios generados por la postmodernidad y la hipermodernidad
actual, las familias producen y generan, en cierta medida, niños con trastornos
en la construcción de su psiquismo. Genera pulverización de los límites (tanto
espaciales como temporales), trastornos y fallas graves de los garantes
metasociales.”, acerca de los cuales Marcelo Luis Cao dirá que son “las
grandes estructuras que enmarcan y regulan la vida social y cultural (mitos,
ideologías, creencias, religiones, ritos, instituciones, autoridad y jerarquía). Sus
caídas, desorganizaciones y recomposiciones afectan a los garantes
metapsíquicos generando nuevas inestabilidades, constituyéndose así en
fuentes del malestar del mundo actual”. Garantes metapsíquicos que
Ezequiel Jaroslavsky describe como
“las alianzas inconscientes, las
referencias identificatorias, los enunciados de certeza que aseguran una
representación confiable del mundo interno y del entorno”.

Todo lo manifestado hasta aquí se complejiza ante la presencia de Lo
virtual. En relación a lo cual Silvia Ferreira Dos santos advierte que

“Su incidencia en las infancias contemporáneas, con un acceso prematuro las
expone a riesgos. Cuestión se precipitó aún más por las condiciones de
aislamiento social decretadas. Esto es porque pueden generarse sobrecargas
del aparato que requerirán de un trabajo de ligadura que no siempre los niños pueden realizar, favoreciendo en algunos casos la producción sintomática”.
Estamos en este punto nuevamente ante lo vertiginoso, la inmediatez y la
alteración psíquica que puede producir. Esto hace que se vea afectada
“la
emergencia de lo transicional y, por ende, la capacidad para jugar y soñar”.

En este sentido, “las funciones parentales no solo resguardan de
arrasamientos excitatorios sino que además, promueven el armado de la trama
representacional”.

Gloria Abadi va a sostener que “La tecnología digital trae aparejados
cambios que han afectado nuestra sensibilidad y que inciden en nuestros
modos de relacionarnos. Se va perdiendo la experiencia de la ambigüedad y
esto afecta a cómo se entretejen los vínculos, y ambigüedad necesaria para
que las relaciones no se reduzcan a un intercambio normativo que sofoca la
riqueza del saber de los cuerpos, desestimando las resonancias en el cuerpo
sensible, y la experiencia del exceso colorea la relación de modo silencioso.
Volverla pensable es hacerle un lugar a lo extraño –de lo otro y de lo propio–.”

Continuando con la temática de los vínculos Ileana Fisher es terminante:
estamos ante lo que describe como un
“fracaso en el dominio de la
agresividad:

Y Marcelo Luis Cao dirá que “El lazo social está en crisis, dado que las
grandes ideologías y religiones ya no enmarcan las certezas, los sistemas de
representación, los valores y las marcas de la acción colectiva. En esas
condiciones, las leyes y las prohibiciones que regulan las relaciones sociales e
interpersonales se han tornado laxas, contradictorias, paradojales e
inoperantes”.

En relación a lo cual Abel Zanotto remarcará “La notoria pérdida de
influencia de las instituciones clásicas en la formación de contenidos
subjetivantes y la innegable presencia de los medios de comunicación y de las
redes sociales han llevado a una evidente horizontalidad en los vínculos en
abierta confrontación con la verticalidad jerárquica”.

Ezequiel Jaroslavsky – continuando en esta línea – sostendrá que
“Se ha producido una transformación rápida de los vínculos sociales, de las
relaciones entre los sexos y entre las generaciones, de las estructuras
familiares, etc.” Y va a resaltar la tendencia a la satisfacción inmediata de
las exigencias pulsionales. Nuevamente la satisfacción inmediata como
imperativo de la época.

Irene Meler, a su vez, hace hincapié en que
“Lo que hoy en día escasea, es la posibilidad de apego. El deseo es por
definición, nómade, se nutre de la novedad, mientras que el apego requiere de
la reiteración y la seguridad”. Remarcará la responsabilidad de los varones
en esta cuestión, “que han creado una subcultura viril desapegada, mientras
que la reclusión hogareña de las mujeres y su dependencia con respecto de los
varones, han fomentado una subcultura femenina caracterizada por el apego,
surgiendo una tendencia social actual: las madres solas por elección, o madres
sin pareja que sufren la ausencia de un compañero. No existe un padecimiento
compartido entre los géneros haciendo uso de un privilegio patriarcal que no ha
caducado”.

Junto con esto, que sucede en el teatro de la heterosexualidad
formateada por el patriarcado, Facundo Blestcher habla de
“nuevas formas
de ejercicio de las parentalidades que dislocan las topografías tradicionales del
patriarcado. Y cuestiona “Algunos discursos psicoanalíticos que han vaticinado
la descomposición de la cultura y el naufragio de su organización simbólica a
causa de la supuesta declinación del padre. Estos discursos en lugar de acompañar los procesos de transformación histórica, se parapetan en sus
posiciones dogmáticas intensificando los síntomas de la solución patriarcal:
apelando al padre como garantía del orden simbólico y anticipando
catastróficamente su demolición; al tiempo de reforzar el sesgo patologizante
sobre las disidencias.

Sin comprender que “el padre es una construcción histórica. El
desfallecimiento de su soberanía hace zozobrar los imaginarios patriarcales,
pero no conduce al naufragio de la cultura”.

Punto de cierta tensión en el libro, ya que Ezequiel Jaroslavsky sostendrá
que
“la autoridad simbólica del padre ha perdido peso, entrando en el ocaso. Al
mismo tiempo hay una “inédita y acuciante demanda del padre” (Recalcati,
2013, p. 11). La consiguiente liberación de las ataduras tradicionales familiares
genera situaciones de desamparo, de falta de seguridad, pues se disuelven las
referencias que a las personas les otorgaban seguridad (matrimonio, familia,
comunidad)”

Y con respecto a la pandemia, durante cuya cuarentena fueron
producidos estos textos, a ella se refiere de modo explícito Jorge Cantis
diciendo que
“como trauma social – en el que incluye a la cuarentena- nos
interroga para repensar el impacto en la subjetividad en el campo de la salud y
de la educación a los niños y adolescentes con patologías graves”. Diría y
supongo que estaremos de acuerdo, no sólo en el caso de patologías
graves.

“En este contexto de cuarentena se ponen en marcha y se potencian los
vínculos familiares endogámicos y tenemos que estar muy atentos a los
momentos regresivos en la escena familiar en que el niño y adolescente se van
encerrando y encapsulando, con el riesgo que esta situación conlleva”. Hace
referencia a la asistencia online señalando entre otras cuestiones a la

“problemática del agotamiento del terapeuta, diciendo que nuestra coraza de protección antiestímulo está arrasada”. “En los riesgos del agotamiento
profesional está la problemática de la identificación por transitar el mismo
trauma. Diríamos: no estamos en el mismo barco –cada uno tiene su barco
diferente–, pero sí estamos en el mismo mar, lo traumático”. “La
sobreadaptación nos enfrenta a la sobreexigencia con riesgo de un gran
desgaste psicofísico y convierte en central el autoobservarnos en nuestra tarea
online”.

Personalmente, pienso que debemos considerar que estamos ante un
psicovirus prolongado cuyas consecuencias no podemos mensurar aún.
Originado por un trauma colectivo debido a la aparición de lo real del
virus, que ha sido un Desencadenante universal, produciendo una
alteración, una transfiguración en la matriz simbólica. Subrayando que las
subjetividades y los vínculos, están no sólo bajo el efecto de un trauma,
sino también de la afectación que produce lo virtual en la psique y como
modo extendido y cotidiano de vivir en un nuevo tipo de realidad, que por
otra parte implica una cierta continuidad del aislamiento. Una suerte de
cuarentena prolongada. Y tal vez una afectación que implique un salto
cualitativo.
En ese interín que se produce entre lo que no termina de morir y lo que no
termina de nacer, estamos ante la disyuntiva que puede extraerse de este
valioso texto: hacen su aparición los monstruos, pero también podrían
estar alumbrándose formas de vida menos mortificantes. No lo sabemos,
tal vez los monstruos hayan llegado para quedarse o sean desalojados
por Eros.

Para finalizar, elegí las siguientes palabras:
Beatriz Janin

“El psicoanálisis tiene un papel fundamental en tanto puede ayudar a recuperar
la historia, ponerla en palabras y armar una dimensión fantasmática, así como
constituir espacios de contención y favorecer los vínculos con otros. Tenemos que alertar sobre los efectos de las políticas neoliberales, que dejan a gran
parte de la población en situación de desamparo, promoviendo la construcción
de redes que vayan armando otro sostén. Y esto es fundamental ya que nos
constituimos en un entramado de lazos en el que se van anudando
representaciones y abriendo caminos deseantes”.

Silvia Ferreira Dos Santos
“Promover condiciones para que la transicionalidad emerja para asegurarles a
los niños la posibilidad de jugar y, por ende, la posibilidad de tener un vivir
saludable”.

Y quiero terminar con las palabras de Janine Puget:
Estamos ante
“Un futuro imprevisible y apasionante que nos mantiene en
alerta y luchando permanentemente para evitar la coagulación de los
interrogantes. Se trata de estar en un estado de espera atenta, con el
máximo de curiosidad y tolerancia ante un cierto estado de inquietud”
.