Despedidas

“Blues del funeral” (*)

Detengan todos los relojes, corten el teléfono,
Impidan al perro ladrar con un suculento hueso,
Silencien los pianos y con apagado tambor
Saquen el féretro, dejen venir a los dolientes.

Dejen a los aviones circular gimiendo en el aire
Garabateando en el cielo el mensaje ‘Él está muerto’.
Pongan crespones alrededor de los blancos cuellos de las palomas públicas,
Dejen a los agentes de tránsito portar guantes de negro algodón.

Él fue mi Norte, mi Sur, mi Oriente y Occidente,
Mi semana laboral y mi descanso dominical,
Mi mediodía, mi medianoche, mi charla, mi canción;
Pensé que el amor duraría por siempre: Me equivoqué.

Ahora no se desean las estrellas: apáguenlas todas;
Empaquen la luna y desmantelen el sol;
Vacíen el océano y barran el bosque.
Pues ya nada, ahora, puede acabar bien nunca.

W H Auden (1936)
(*) Mi traducción.

“Funeral Blues” (1)

Stop all the clocks, cut off the telephone,
Prevent the dog from barking with a juicy bone,
Silence the pianos and with muffled drum
Bring out the coffin, let the mourners come.

Let aeroplanes circle moaning overhead
Scribbling on the sky the message He is Dead.
Put crêpe bows round the white necks of the public doves,
Let the traffic policemen wear black cotton gloves.

He was my North, my South, my East and West,
My working week and my Sunday rest,
My noon, my midnight, my talk, my song;
I thought that love would last forever: I was wrong.

The stars are not wanted now; put out every one,
Pack up the moon and dismantle the sun,
Pour away the ocean and sweep up the wood;
For nothing now can ever come to any good.

W H Auden (1936)


 “1964” (2)

I
Ya no es mágico el mundo. Te han dejado.
Ya no compartirás la clara luna
Ni los lentos jardines. Ya no hay una
Luna que no sea espejo del pasado,
Cristal de soledad, sol de agonías.
Adiós las mutuas manos y las sienes
Que acercaba el amor. Hoy sólo tienes
La fiel memoria y los desiertos días.
Nadie pierde (repites vanamente)
Sino lo que no tiene y no ha tenido
Nunca, pero no basta ser valiente
Para aprender el arte del olvido.
Un símbolo, una rosa, te desgarra
Y te puede matar una guitarra.

II
Ya no seré feliz. Tal vez no importa.
Hay tantas otras cosas en el mundo;
Un instante cualquiera es más profundo
Y diverso que el mar. La vida es corta
Y aunque las horas son tan largas, una
Oscura maravilla nos acecha,
La muerte, ese otro mar, esa otra flecha
Que nos libra del sol y de la luna
Y del amor. La dicha que me diste
Y me quitaste debe ser borrada;
Lo que era todo tiene que ser nada.
Sólo me queda el goce de estar triste,
Esa vana costumbre que me inclina
Al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.

Jorge Luis Borges (1964)


Notas
  1. Auden, W H, Otro tiempo, pág. 178,  Editorial Pre-textos, Valencia, 1995.
  2. Borges, Jorge Luís, El otro, el mismo, Obras Completas, Tomo II, pág. 298, Emecé Editores, Buenos Aires, 1994.
Imagen

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