El Ferrocidio. Historia de lucha y resistencia obrera, como mi anterior documental, Ingeniero White, un pueblo que están matando, nacen de la imperiosa y urgente necesidad de la denuncia.
“El olvido es una herramienta de la clase dominante. Debemos de rescatar la memoria como herramienta de resistencia”.
Juan Carlos Cena
El Ferrocidio. Historia de lucha y resistencia obrera (1), como mi anterior documental, Ingeniero White, un pueblo que están matando (1), nacen de la imperiosa y urgente necesidad de la denuncia.
Ambos documentales están ligados, en ambos historizo y relato la destrucción del ferrocarril. En el primero el acento está puesto en denunciar cómo fue el proceso de la destrucción del trabajo, en simultáneo a la instalación -en Ingeniero White- de un Polo Petroquímico, de las multinacionales químicas y petroquímicas, así como en describir las consecuencias que trajo: contaminación de la ría, del aire, muerte de la gente por cáncer y por diferentes enfermedades. Hoy esta operación marca claramente a ese lugar como una Zona de Sacrificio.
El puerto de Bahía Blanca, hasta la década del 70, tenía miles de trabajadores en actividad: ferroviarios, portuarios, estibadores, pescadores, gente que trabajaba en la Junta Nacional de Granos, en YPF, Gas del Estado y otros. En esa decadencia es donde podemos ver la lenta pero continua destrucción y transformación de ese pueblo. El golpe final fue dado con las privatizaciones de los años 90, y –luego- con el aval de todos los gobiernos de turno, fueron creciendo las multinacionales allí instaladas.
Mi segundo documental, El Ferrocidio. Historia de lucha y resistencia obrera, nace de la necesidad de profundizar en este proceso de llevar adelante la destrucción del ferrocarril y de contar la heroica resistencia de los trabajadores ferroviarios. Por otro lado, quise señalar las consecuencias de ese nefasto proceso. Era importante para mí rescatar la lucha llevada adelante por los ferroviarios de todo el país en los distintos momentos históricos. El documental está centrado en los ferroviarios de Ingeniero White, pero ella se inserta en un contexto de lucha nacional.
Con la voz de sus protagonistas, la película narra esa resistencia y esa lucha. Así, la huelga ferroviaria del año 51 -con especial atención en los años 60 y comienzo de la década del 70- a través del testimonio de ferroviarios de Ingeniero White que sufrieron persecuciones, secuestros, cárcel y despidos. En esos años podemos ver una muestra de la necesidad de destruir esa insurgencia obrera de los años 70 y, en ese sentido, el accionar de la Triple A primero y luego del golpe cívico militar.
El Galpón de Locomotoras de Ingeniero White, con sus 800 trabajadores, era una seccional combativa y el documental refleja esa lucha y esa persecución a sus dirigentes. Era necesario derrotar esa resistencia obrera para avanzar con la instalación del Polo Petroquímico y, ya en los años 90, avanzar con todas las privatizaciones de las empresas del Estado.
Me pregunto por qué volver a mirar la historia y me respondo con las palabras de Juan Carlos Cena: la memoria como herramienta para comprender el presente y la memoria como resistencia, de allí el título El Ferrocidio, título de un libro de Juan Carlos Cena, que tan generosamente me permitió utilizar para este documental. Expresa claramente lo acontecido. Millones de trabajadores quedaron desocupados, avanzó la precarización laboral y las tercerizaciones, Las multinacionales de la industria automotriz avanzaron y, junto a ellas, las químicas, petroleras, petroquímicas, cerealeras y mineras. La dominación del ImperIalismo, de la mano de estas empresas, se expresa en el avance de la barbarie: destrucción del trabajo que arroja a millones a la miseria y destrucción de la naturaleza que convierte varias zonas del país en zonas de sacrificio.
¿Cuántos pueblos desaparecieron con la desaparición del ferrocarril? ¿Cuántos pueblos quedaron diezmados, arrasados? ¿Dónde ir a buscar trabajo en un pueblo donde todos sus trabajadores quedan fuera del circuito laboral? ¿Cómo es vivir sin trabajo? ¿Cómo es la vida cotidiana de alguien que queda fuera del circuito laboral? ¿Cómo es no tener dinero para la subsistencia? ¿Qué pasa en una familia y con los vínculos?
Con el cierre del ferrocarril pueblos enteros se transformaron en pueblos fantasmas. Es, en palabras de Silvia Bleichmar, el “dolor país”, el dolor de los arrasados, de los no tenidos en cuenta, de no existir. Una década que cambiaría para siempre la historia de muchos trabajadores -y de los trabajadores ferroviarios en particular- que fueron empujados a buscar trabajo en lo que fuera. Algunos sufrieron grandes depresiones y hasta la muerte,
Duele el país Sin trabajo, o en condiciones laborales inseguras, bajos salarios, condiciones de vida cada vez más precarias, nos han empobrecido, han devastado el medio ambiente y están empujado a la mayor parte de las nuevas generaciones hacia el infierno de la exclusión, la impotencia, la frustración, el aislamiento, la soledad y la depresión.
Se están cumpliendo, en este momento, 30 años de esa huelga histórica de lucha y resistencia de los trabajadores ferroviarios. Los huelguistas de los 90 retomaron la mejor tradición del movimiento obrero y con orgullo dijeron “Esta vez no habrá traición esta vez dirigen las bases”. Quise darles la palabra en el documental, escuchar sus testimonios.
Ningún gobierno posterior ha revertido los grandes ataques, las privatizaciones y las reformas de la dictadura y de Menem. Así funciona la dictadura del capital: los gobiernos democráticos sostienen y profundizan los grandes lineamientos de la dictadura. La dominación del imperialismo, de la mano de estas empresas multinacionales, se expresa en el avance de la barbarie: destrucción del trabajo, que arroja a millones a la miseria, y destrucción de la naturaleza, convirtiendo varias zonas del país en zonas de Sacrificio. El presente, con una pandemia que nos atravesó, nos cuestiona, nos interroga; un presente con mayor desocupación, el pasaje al teletrabajo, el aislamiento, el cada vez más vigente sálvese quien pueda. Es el proceso que intento mostrar en un fragmento final del documental, el pago de la deuda externa y la dominación del imperialismo de la mano de estas empresas.
Tengo que destacar el gran trabajo de Cynthia Gabrenja, que fue la editora-montajista y posibilitó que, en ambos documentales, se pudiera decir lo que había que decir y -a la vez- con la mayor belleza posible. En este sentido, el trabajo de artistas como Rodolfo Fucile, un gran ilustrador, y la composición de Mariano Pirato con su maravillosa música, permitieron un acompañamiento incluso en aquellos momentos en los que los relatos eran desgarradores.
Ambos documentales se pueden ver en YouTube, fueron realizados autogestivamente y están a disposición de todo aquel que los quiera ver. Como dije, son documentales de denuncia y como tales deben circular. Al respecto, quiero señalar que -en el 2020- comenzó el primer juicio que hay en la Argentina contra la Triple A. Se llevan adelante en Bahía Blanca y las audiencias se pueden ver y escuchar (2).
Recomiendo escuchar todos los testimonios, relatos en primera persona de aquellos que vivieron esos años de terror, y -en especial- el testimonio de la historiadora Belén Zapata, que ha investigado y escrito sobre el accionar de la Triple A. Hay un debate importante en relación con responsabilidades políticas respecto de la creación de la Triple A y, en ese punto, respecto de la responsabilidad de Perón. Como se dice en el documental, se necesitaba aniquilar a la vanguardia obrera y estudiantil para para entregarle todo a las multinacionales y tener el puerto que hoy tenemos.
Notas
- El Ferrocidio. Historia de lucha y resistencia obrera
- Ingeniero White, un pueblo al que están matando.
- Audiencias de los Juicios a la Triple A