La punta de la lengua, la poesía aplicada al psicoanálisis (o una manera de volver a Freud)
Por Hermes Millán Redin
Abismos casa editorial, diciembre de 2020. 135 pág.
Parafraseando el comienzo o la advertencia de un libro de Walt Whitman —ese poeta que hizo de sus líneas una ceremonia— sostenemos que quien toque este texto, tocará un autor.
Leer La punta de la lengua es precisamente encontrar a un autor. Aquel que en su escritura se autoriza para un decir. Aquel que puede evitar la rutina académica o la pretensión de innovar que muchas veces naufraga en un retroceso.
Hermes Millán toma para ello, en su política textual, una diagonal que lleva a otro lugar. Más aún, a dar lugar a una poética, a un género que partiendo de una declaración de principios evidencia la intención de un saber hacer. Para esto solo hace falta, como en tantas otras cuestiones, dar un giro apartándose del psicoanálisis aplicado (ese que Lacan dejaba para la clínica y no para la lectura de una producción propia del arte).
Porque el psicoanálisis aplicado, como ya hemos planteado otras veces se asimila a La lección de Anatomía de Rembrandt, diseccionando silvestre e inoportunamente una escena que no le corresponde, mediante interpretaciones a veces afiebradas y a veces discretas, pero que carecen de la oportunidad o del sentido de la oportunidad en su presunto método. En ese giro más bien copernicano (y ahora estamos parafraseando a Freud) Hermes Millán se ocupa de aquello que la poesía puede ser y puede servir, sin ninguna domesticación, al psicoanálisis.