Este es un libro sobre Europa: sobre la experiencia soviética y el efecto de su
desintegración y fracaso. Los personajes de La fiesta de la insignificancia son
sobrevivientes, sobrevivientes de la caída de una ilusión, que son arrastrados
por la insignificancia -entendida como pérdida de sentido- o que hacen de ella
una estrategia... destinada a fallar.
La insignificancia: ¿qué quiere decir Kundera con esta palabra, de resonancias
castoridianas? Muchas cosas: la insignificancia del narcisismo, una
insignificancia dañina; el Poder totalitario mostrado como insignificante, gracias
a la insignificancia de sus seguidores ávidos de participar del mismo y
dispuestos a reverenciar cualquier estupidez. Es Stalin -inesperado personaje
central de la trama- quien le toma el pelo a sus seguidores, tomando decisiones
absurdas, quien les hace saber -en un giro a la schopenhawer- que todo ha
sido pura representación, tanto como lo es el mundo, impuesta y sostenida por
su voluntad... que esta representación se ha agotado junto con la voluntad del
líder, y entonces: "¡Eso se llama el fin de una ensoñación! Todas las
ensoñaciones acaban un día. Es tan inesperado como inevitable. ¿Acaso no lo
sabéis, ignorantes?". Así, el núcleo del libro es Stalin y la absolutamente
improbable historia de las 24 perdices, mentira sostenida por sus seguidores
tanto por temor, por idealización, como por afán de ser ungidos por él para
sucederlo.
Pero también la insignificancia, para Kundera, aparece como un modo de vivir
ante lo imposible de cambiar el mundo, restándole sentido, para vivir
livianamente: "Comprendimos desde hace mucho que ya no era posible
subvertir el mundo, ni remodelarlo, ni detener su pobre huida hacia adelante.
Solo había una resistencia posible: no tomarlo en serio"
Pero insignificancia es también la de un mundo insignificante en el cual se ha
perdido el humor abriéndose la "era de la posbroma". "Hegel dice que el
verdadero humor es impensable sin el infinito buen humor... no la burla, no la
sátira, no el sarcasmo. Solo desde lo alto del infinito buen humor puedes
observar debajo de ti la eterna estupidez de los hombres y reírte de ella".
Se pregunta uno de los personajes de Kundera ante la caída de la URSS:
"¿qué indica esta caída? ¿Una utopía asesinada tras la cual ya no habrá otras?
¿Una época de la cual ya no quedará huella? ¿Libros y cuadros arrojados al
vacío? ¿Una Europa que ya no será Europa? ¿Bromas de las que ya nadie
reirá?"
Lo maravilloso es que es esto último lo que es crucial para lo que Kundera
quiere transmitir y que es retomado en la contratapa en la cual se dice "Menuda
risa inspirada en nuestra época, que es cómica porque ha perdido todo su
sentido del humor". De ahí que pienso que el phatos de este libro es el de un
humor trágico. Como estrategia, o como efecto invisible: reírse de lo que no
tiene gracia sin saber por qué se ríe, como un reflejo.
"Es la esencia de la existencia... hay que amar la insignificancia, hay que
aprender a amarla. Es la clave de la sabiduría, es la clave del buen humor"
Pero siempre con el trasfondo de una época insignificante tal como Kundera la
describe, con sujetos entregados a un conformismo generalizado (Castoriadis).
Los personajes de la novela están entregados a la decepción, el escepticismo,
el conformismo generalizado como respuestas a lo que entienden como la
derrota de un proyecto, al mismo tiempo que la desilusión, y el haber sido
objetos de un engaño.
Insisto: este libro está dedicado a Europa, aunque ciertamente algunos de
estas escenas bien podrían tener lugar en nuestras tierras. Se trata del
desencanto de una utopía (pero, ¿qué otro destino puede tener una utopía?)
desembocando en la pérdida de sentido.
Finalmente, esta época de la posbroma, es también la época del ombligo: algo
que evita toda diferencia, algo que nos masifica, que indica la presencia del
narcisismo, de la incomunicación. La era de la insignificancia, de la pérdida del
humor y del ombligo. Decía previamente que el pathos del libro es el del humor
trágico: tal como el que expresa -en el inicio de El humor, de Freud- ese
condenado a muerte la mañana de la consumación de su condena: "mala
manera de comenzar la semana".
|