A un Mario Conde a punto de cumplir sesenta años, más desengañado y escéptico que de
costumbre, le llega el encargo de un antiguo amigo del instituto de recuperar la estatua de una
Virgen negra que le han robado. Conde no tardará en descubrir que esa pieza es más valiosa de
lo que le han dicho, y que proviene del abuelo español de su excompañero, quien, huyendo de la
Guerra Civil española, la trajo a Cuba desde una ermita del Pirineo catalán. Cuando sospechosos
y cómplices del robo aparecen asesinados, Conde intuye que le está siguiendo los pasos una
peligrosa trama de traficantes de objetos artísticos. Pero ¿cuál es el origen de esa talla antigua?
En capítulos intercalados, La transparencia del tiempo cuenta también la epopeya a lo largo de
los siglos de la estatua, traída por un tal Antonio Barral, y funde de manera magistral las
pesquisas de Conde en una Habana que se derrumba con un deslumbrante viaje en el tiempo y la
historia que se remonta a los orígenes del objeto de su investigación.
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