Varios libros en un libro. De eso se trata el libro de Marcelo Luis Cao. La puesta en abismo (que es mencionada en el libro) es el estilo que ha elegido para narrar el recorrido del protagonista, que transita por una suerte de banda de Moebius haciendo que dicho recorrido sea tanto exterior como interior, exterioridad e interioridad que serán una el reflejo/resonancia de la otra. Marcelo Luis Cao desgrana una rica y compleja trama en la cual el protagonista transita por diversas ciudades (Villa la Angostura, Florianópolis, La Habana, Estambul, San Francisco, Barcelona, Buenos Aires), y en cada una emprende un camino hacia sus deseos y temores en la búsqueda de responder a una pregunta que está al inicio del libro: quién quiere ser, desencadenada por el abrumador e inesperado descubrimiento de que no era quien había creído ser.
Lo que pareciera ser la búsqueda de una mujer que lo lleve hacia el núcleo de su deseo, de su completamiento, dejará paso a lo que a través de diversos encuentros lo van orientando hacia algo negado/postergado de sí, que no adelantaremos, así como tampoco lo haremos con el final del libro, que trastoca buena parte del mismo y obliga a su relectura. Juliana, Mariela, Maite, Inma, Camila… mujeres que aparecen en cada ciudad (en la realidad o en sueños o recuerdos) balizan un camino que el protagonista debe emprender (y por cierto que ante el cual nunca retrocederá), siendo algunas de ellas verdaderas musas.
“Lo que está adentro está afuera, lo que está afuera está adentro” suena como el hilo conductor de diversas experiencias que atraviesa, muchas veces abismado, o aterrorizado (como en la escena del Golden Gate, o en la danza de los derviches) asomándose a sus fantasmas más profundos. El terremoto con el cual se inicia el libro (que tendrá su réplica en Estambul), parece señalar el sismo interno que lo agitará en casi todos los encuentros con las ciudades (y con algunas de las mujeres citadas), movimiento telúrico que trastocará el lugar de varios aspectos del protagonista de la historia.
Las sincronicidades que abundan en el relato (el primer capítulo tiene como epígrafe la letra de Synchronicity, de The Police, recurso que el autor utilizará en otros capítulos) así como la referencia a los arquetipos y otras cuestiones hacen de Jung una presencia notoria en la ruta de los viajes del protagonista, lo mismo que la astrología y el azar. Y también la elaboración de lo que denomina teoría de las secuencias (hacia el final del libro) a partir lectura del texto de Calvino El seguimiento. La cual será la llave para destrabar la crisis creativa que el protagonista padece.
Decíamos que son varios libros en un libro: porque también está el libro del recorrido por cada ciudad, como una bitácora que oficia de guía para el viajero: una detallada descripción de cada una, con múltiples preciosismos y una pasión en el contacto con lo que ellas ofrecen, lo que convierte a esta bitácora en una invitación a conocerlas.
La obra de Hitchcock hará una impensada aparición en un punto cúlmine del relato, permitiéndole al protagonista adentrarse en el núcleo de su subjetividad, cuya próxima y decisiva vuelta de tuerca se producirá en el encuentro con Inma en Barcelona. Que lo empujará definitivamente hacia aquello (que dijimos que no adelantaríamos) pendiente de sí.
Varios libros en un libro: ¿también varios escritores en un libro, acaso como puesta en abismo del propio autor?
La aparición de letras de canciones y en algunas ocasiones de escenas de películas –convocadas por el protagonista-, ofician de coro en medio del relato, acompañándolo en cada uno de los virajes que se producen en cada viaje… y en cada viaje al cual lo empuja cada viraje. Viajes y virajes a las profundidades de su subjetividad.
|