M.Serena Sottile
serenasottile@elpsicoanalitico.com.ar
Este término acuñado por el joven filósofo alemán Markus Gabriel sirve para dar cuenta de que hoy nos hemos convertido en proletarios digitales al servicio de las redes sociales y los gurús de Silicon Valley a quienes define como “grandes criminales”. El documental “Nada es privado” de Netflix lo deja bien claro: trabajamos para engordar los algoritmos de Facebook o Google y el producto que venden a los que nos venden productos no es nuestra fuerza de trabajo sino nuestra atención. Mark Zuckerberg denomina bienes informacionales terciarios a los bienes que en su producción utilizan como principal insumo la información digital. Y la proporcionamos nosotros, sin cobrar nada a cambio, sintiéndonos libres en nuestras elecciones y pensando que el uso de las redes es gratis.
Según Gabriel, las inteligencias artificiales en manos de las grandes multinacionales funcionan como “instrumentos de manipulación que hacen de las personas criaturas sensoriales, adictas a la información que necesitan la siguiente dosis, volviéndolas por lo tanto más vulnerables y manipulables”. Su último libro “El sentido del pensamiento” plantea la paradoja de que hoy los seres humanos tienen más conocimientos que nunca, pero nunca han sentido que saben menos y todo esto a causa de la proliferación de fake news (noticias falsas), guerras (des)informadas en el metaverso, crisis de representación política, falta de confianza en los medios y en las instituciones, interferencias en campañas electorales, etc. (*1)
Ya no tiene sentido suponer que la tecnología y sus derivados son una herramienta y que cada uno de nosotros puede usarlos o no a su antojo. Desde el momento en que estamos todos “chipeados” por nuestros celulares, somos pichones de cyborgs. Estos funcionan como una prótesis, estableciendo la corriente de bytes que nos asegura la existencia en el panóptico digital. Las máquinas inteligentes no son solamente una extensión técnica de las capacidades humanas, sino que moldean y modelan subjetividades.
Ni utópico ni distópico, el presente avanza en nanosegundos hacia quién sabe dónde:
Hatsune Miku es una cantante virtual de 23 años, un holograma tridimensional que cada vez que “sale de gira” agota las entradas a sus conciertos.
Miquela Sousa es un personaje de 19 años creado por desarrolladores con el objetivo de que se transformara en una influencer digital, tiene un Instagram @lilmiquela, con una estética muy atractiva donde se suben fotos creadas por un ordenador.
En Argentina, más precisamente en Entre Ríos, un avatar súper realista,capaz de gesticular, mantener contacto visual y hasta reaccionar emulando una suerte de empatía con el entorno, condujo un programa de televisión reemplazando al conductor y hasta “bromeando” con hacerlo mejor que él.(*2)
Martín Oleinizak, el conductor reemplazado de X-Mas, está al frente de una empresa líder en producción de contenidos e innovación de tecnologías de la información que fue la encargada del diseño.(*3)
Hace poco, nos sorprendimos con la noticia de que un robot fracturó el dedo de su oponente de 9 años en una partida de ajedrez en el Abierto de Moscú. Más allá de las especulaciones se atribuyó el hecho a un incumplimiento por parte del niño de las normas de seguridad, pero lo cierto es que no dejó de tener consecuencias para él. (*4)
Neuralink comenzará los ensayos en humanos de sus chips cerebrales, después de haber tenido éxito en enseñar a un mono a jugar a un videojuego con la mente. Y su dueño, el magnate sudafricano Elon Musk, manifiesta que no se trata solo de mejorar la vida humana, sino de modificar a fondo el ser humano: “En poco tiempo la tecnología permitirá a los tetrapléjicos caminar, y también conectar nuestro cerebro a Internet”. El transhumanismo ya está aquí y es un negocio de cifras inconmensurables (*5)
El psicoanalista César Hazaki autor de “Modo cyborg. Niños, adolescentes y familias en un mundo virtual” (Topía), analiza la apuesta tecnológica del capitalismo y las consecuencias de la hibridación entre los seres humanos y las máquinas.
Sostiene que el año 2045 está planteado como el punto donde las máquinas podrían hacer cualquier trabajo humano. Y entiende al transhumanismo como la ilusión de inmortalidad bajo determinadas condiciones que pueden darse acá o en otro planeta y que sería alcanzada por medio de dispositivos técnicos, lo que el faraón creía que lograría haciendo una pirámide.(*6)
A medida que el paso del tiempo y el consecuente deterioro biológico hacen del cuerpo un desecho, este podría ir convirtiéndose cada vez más en un híbrido gracias a la ciencia y la tecnología.
Neil Harbisson es la primera persona en el mundo reconocida como cyborg por el gobierno británico, aunque en una primera instancia le habían negado la renovación del pasaporte porque iba a aparecer en la foto con una antena en su cabeza ;él argumentó que no era un aparato sino un órgano de su cuerpo. Nació con acromatopsia, una alteración congénita que reducía su visión a una escala de grises. En 2004 se implantó una antena en el cráneo con un chip integrado que convierte las ondas de luz en frecuencias de sonido. ”Yo soy tecnología” dice en una divertida charla Ted del 2016.(*7) Creció en Cataluña junto con su amiga Moon Ribas ,también artista y activista cyborg y cofundadora junto con Neil, de la Cyborg Foundation.(*8)
El advenimiento de la I.A (Inteligencia Artificial) promete acelerar esta tendencia. Además, para completar el panorama, las máquinas van a ser capaces de aprendizaje profundo (deep learning) gracias a la aplicación práctica de grupos de algoritmos denominados redes neuronales. Y todo esto casi sin supervisión humana, aunque sí interactuando con nosotros para poder perfeccionarse.
Hace poco volví a ver la película Her (2013), escrita y dirigida por Spike Jonze. Theodore Twombly (Joaquín Phoenix) se enamora de un sistema operativo llamado Samantha. Quien le da voz a esta asistente virtual de inteligencia artificial es Scarlett Johansson.La empresa que vende estos sistemas los anuncia como conscientes e intuitivos. Samantha “crece” en la medida en que va interactuando con otros humanos y otros sistemas, y en un momento se relaciona con una “hiperinteligencia” que ha sido creada introduciendo todas las obras del filósofo Alan Watts, lo que provoca la inseguridad y los celos de Theodore.
¿Hasta dónde se puede prescindir de la carne, del deseo y del otro en su alteridad?
Paula Sibilia en 2005 hablaba de la obsoletización del cuerpo biológico en “El hombre postorgánico”. En un contexto donde la fusión entre el hombre y la técnica parece profundizarse surge ,según ella, una posibilidad inusitada y un nuevo imperativo: lograr total compatibilidad con el tecnocosmos a través de la actualización tecnológica permanente. “Intimidados(y seducidos)por las presiones de un medio ambiente amalgamado con el artificio, los cuerpos contemporáneos no logran esquivar las tiranías (y delicias) del upgrade”.(…) Emergen nuevos modos de subjetivación distintos de aquellos que produjeron los cuerpos dóciles y útiles de los sujetos disciplinados descriptos por Foucault en la sociedad moderna con su apogeo industrial. “El nuevo capitalismo se erige sobre el inmenso poder de procesamiento digital y metaboliza las fuerzas vitales con una voracidad inaudita lanzando y relanzando al mercado nuevas subjetividades. Los modos de ser constituyen mercaderías muy especiales que son adquiridas y luego descartadas por los diversos targets a los cuales se dirigen, alimentando una espiral de consumo en aceleración constante”.(*9).
Loa algoritmos no sólo modifican a la I.A. También nos modifican, nos funcionan como espejos, nos dan un concepto y un sentido de nosotros mismos, cambian nuestro modo de pensar. La exposición del yo a través Instagram o Facebook nos permite definir qué y cómo elegimos mostrarnos, nos identificamos con esos perfiles que vamos creando y recreando, nos tomamos selfies para dar existencia a las experiencias en el éter virtual. Vivimos en un estado omnivoyeur y omniexhibicionista,se confunden los límites entre lo público, lo privado y lo íntimo.
¿Es sólo una cuestión política y de empresas ávidas de ganancias?¿Qué incidencia podrían tener los Estados en la regulación del “progreso”?
Para Mark Gabriel se crean mitologías como marketing para vender tecnología, se alimentan ilusiones a través de una narrativa con una fuerte carga ideológica. Es más interesante comprar lo que tiene propiedades divinas, apelan al fetichismo por la tecnología para obtener grandes cantidades de datos y gente más vigilada.
En ese sentido los gurús del Silicon Valley no difieren demasiado de ningún gurú, ofertan la eliminación de la insatisfacción ,de las enfermedades, las limitaciones, el envejecimiento y hasta la mortalidad. Ofrecen el Uno: Todo, sin posibilidad de descompletamiento. Han anulado la posibilidad de existencia de lo imposible. Con la Ciencia devenida Técnica, el malestar de la cultura coincide con el Neoliberalismo y el discurso capitalista, que como señalaba Lacan “está para que eso marche sobre ruedas, eso no podría correr mejor, pero justamente, corre tan velozmente hasta consumirse, se consume hasta la consunción”; “un discurso bien astuto pero insostenible, es decir destinado a estallar”. Se establece una conexión entre plus de goce y plusvalía, pero en un sistema que no tiene límites. Por lo tanto, produce metonímicamente cada vez más objetos de consumo, más plusvalía a las empresas, y más incentivos a la tecnociencia para producir objetos. Aunque paradójicamente esto trae más insatisfacción, generando nuevas demandas cada vez. El capitalista es un pseudo discurso puesto que no hace lazo, rechaza el amor, es ajeno a la castración y genera un exceso de ganancias que crean pérdidas probablemente irreparables para el planeta y la civilización. Puesto que no existe un afuera del capitalismo ¿Cómo habitarlo para no desaparecer?
Notas
(*2) https://estacionplus.com.ar/contenido/53926/un-avatar-condujo-un-programa-de-tv-entrerriana
(*4) Un robot que juega al ajedrez le rompe el dedo a un niño en un torneo ruso – YouTube
(*5) Transhumanos | El siguiente paso de la evolución ya está aquí (abc.es)
(*6) César Hazaki: «Hay quien se enamora de las máquinas» (clarin.com)
(*7) https://www.youtube.com/watch?v=413tYhYJkrc
(*8) Cyborg Foundation | Promoting cyborg rights
(*9)Sibilia,Paula.El hombre postorgánico.Cuerpo,subjetividad y tecnologías digitales.Fondo de Cultura Económica. Argentina, Buenos Aires.2005.(Pág11).