¿Sería posible un transdiagnóstico?

Una propuesta diferencial sobre el transdiagnóstico…

Contextos actuales

Existen conceptos que, aunque hace tiempo son conocidos, surgen con fuerza en una etapa de la historia y exigen al menos un esfuerzo de revisión desde distintos ángulos de lectura que en lo posible nos permitan realizar algún tipo de elaboración diferencial y tal vez algún aporte.

En cada etapa de la historia se desplegaron discusiones científicas acerca de conceptos de actualidad. Hoy en día, entre muchos otros se observa un mayor trabajo acerca de algunos de ellos por ejemplo: trans, identidad, género, diversidad, etc., etc. Para una relectura de estos conceptos, uno puede remitirse a una diversidad de fuentes y aportes que intentan dar cuenta de ellos y que van desde la filosofía y la política pasando por la sociología y el psicoanálisis corriendo una suerte diversa en cada área del conocimiento.

Los conceptos van tocando las disciplinas de un modo directo de acuerdo a la pertenencia del autor a alguna de ellas y de modo indirecto con las demás disciplinas, siempre que éstas le sean afines al autor para realizar las argumentaciones de las que quiere valerse para justificar su punto de vista. Por otra parte, cada concepto -y en especial los mencionados- se utiliza para versar sobre una variabilidad de temas que no permiten una lectura unívoca.

En general, en estos últimos años y para tomar un ejemplo de lo que vengo planteando veamos el caso del concepto trans, el cual no es en principio un concepto en sí mismo[efn_note]Los prefijos y sufijos son fonemas que ayudan a formar nuevas palabras. En lingüística este proceso se llama derivación, cuando surgen unas palabras de otras, y se relacionan en su significado. Los prefijos y sufijos no son palabras en sí y no tienen significado de por sí solas; estos necesitan unirse a una base léxica para crear una nueva palabra o palabra derivada. Por ejemplo: Trans, tras: significa al lado de o a través de, como en «transatlántico», «transbordador». Fuente: Orlando Cáceres Ramirez, Aboutespanol, Noviembre, 2019. https://www.aboutespanol.com/prefijos-y-sufijos-concepto-y-ejemplos-3970174[/efn_note]. Por una parte, es un prefijo (parte inicial de un término compuesto siempre más amplio) y como tal se usa, por ejemplo trans-disciplina. En otros casos, suele utilizarse separado de su complementario. Por ejemplo, en la actualidad es habitual leer u oír el término trans en ciertos ámbitos sociales como una abreviatura general del concepto que deriva originariamente del compuesto trans-sexualidad o trans-género sin aclarar tal relación, dándola por supuesta y generando por ende un espacio propicio para la proyección subjetiva e interpretativa de cada quien. No es una novedad. Esto suele suceder con los términos asociados a los temas de actualidad.

La simplificación en el uso de los términos podría reducir en mucho el potencial de desarrollo de los mismos en el pensamiento, limitando en consecuencia el concepto en sí y cerrando la investigación acerca de la profundidad que posee. Parecería ser un mal de época. La tendencia a nominar desde la rapidez y la eficacia para pasar velozmente a otros temas sin profundizar mucho en los iniciales. Esto trae consigo dificultades en cuanto la sobresignificación de los conceptos (saturación de sentidos lógicos e ilógicos) y luego el probable malentendido que se liga proyectivamente desde la subjetividad individual y que, luego, potencialmente puede aportar a la confusión general en lugar de un intento y búsqueda de claridad e iluminación.

De ahí el esfuerzo notable de algunos teóricos para nominar o renombrar o repensar situaciones sociales y/o vitales (socio-afectivas) muy complejas de clasificar desde las categorías previas con las que contamos. De esto encontramos una notable expresión en Franco Berardi en su libro El tercer inconsciente[efn_note]Franco “Bifo” Berardi, El tercer Inconsciente, la psicoesfera en la época viral, Ed. Caja Negra, 2022.[/efn_note], quien plantea que desde el advenimiento del segundo inconsciente[efn_note]“…En El Anti-Edipo, Deleuze y Guattari rechazan la idea de que el inconsciente es una especie de depósito de las experiencias que no queremos ver, recordar o llevar a nuestra vida consciente. El inconsciente no es un teatro, sino un laboratorio: el inconsciente es la fuerza magmática que produce incesantemente nuevas posibilidades de imaginación y de experiencia. Hoy, cincuenta años después de la publicación de El Anti-Edipo, podemos leer el pensamiento creativo de Deleuze y Guattari como el molde ambiguo (extremadamente ambiguo y extremadamente rico) para un futuro de doble filo: el futuro utópico de la “liberación del deseo” y el futuro distópico del capitalismo neoliberal, donde el deseo es celebrado como el impulso al consumo, la competencia y el crecimiento económico, mientras el placer es constantemente postergado. El entero sistema de los medios de comunicación ha sido movilizado para expandir las promesas de disfrute, pero esta aceleración del flujo de información ha sobrecargado la capacidad de atención humana, posponiendo para siempre la posibilidad del placer, que terminó por volverse inalcanzable. Este régimen social llevó a la configuración de un nuevo régimen psicopatológico, el cual ha caracterizado a las últimas décadas: la era del pánico, la depresión y, en última instancia, la psicosis…”. Franco “Bifo” Berardi, El tercer Inconsciente, la psicoesfera en la época viral, pág 11 y 12, Ed. Caja Negra, 2022.[/efn_note] vivimos inmersos en una dinámica social de una velocidad inconmensurable con cambios “inminentes” en la psicoesfera[efn_note]Franco “Bifo” Berardi, adelanto de su libro El tercer Inconsciente: “El inconsciente es un ámbito sin historia, sin secuencialidad, sin antes y después: sería imposible escribir una “historia del inconsciente”. Pero es posible escribir una historia de la psicoesfera de una sociedad, y, en este sentido, es posible hablar de un “tercer” inconsciente: la tercera forma que adopta el inconsciente en el medioambiente mental de la modernidad tardía.” https://www.infobae.com/cultura/2022/02/09/adelanto-de-el-tercer-inconsciente-de-franco-bifo-berardi/[/efn_note] y[efn_note]El concepto de psicoesfera en Franco Berardi implica una serie de características de la psique humana incluida en el entorno socio cultural y ecológico. Para más información remito al lector al texto: Frágil Psicoesfera, de Franco Berardi, 2008 https://grasalud.blogspot.com/2008/01/franco-berardi-frgil-psicoesfera.html[/efn_note] que pondrán en actividad el tercer inconsciente que lleva al autismo y la alexitimia.

Esta exigencia de trabajo que se da en la psicoesfera pone en jaque todas las clasificaciones previas, no por inválidas, incoherentes o faltas de certezas, sino más bien por la velocidad de los acontecimientos socio-afectivos que las desactualizan permanentemente.

Riqueza de la complejidad versus pobreza de la simplificación

La complejidad del término trans-sexualidad nos permite no dejar de lado la palabra sexualidad. En ella, se juegan, entre otras teorías, los planteos básicos del psicoanálisis, expuestos claramente por Freud en toda su obra pero en especial en uno de sus textos con mayor vigencia: Tres ensayos de teoría sexual. Allí él hablaba de la diversidad en la sexualidad humana, las fases de la líbido, el vínculo entre afecto y sexualidad, la discusión sobre la validez del complejo de Edipo y sus implicancias, la constitución psíquica asociada a la sexualidad, la metamorfosis de la pubertad, etc., etc., etc. Luego, el psicoanálisis todo tomó la posta y desarrolló con mayor complejidad las implicancias de sus constructos teóricos incluso con diversas posturas frente a los mismos temas. Por ejemplo, las ideas de Lacan o Klein aportaron un nuevo aire a la teoría pero también mayor complejidad y por ende riqueza.

La simplificación de los términos, que exige la época actual va en la búsqueda del sostén de las modalidades clasificatorias de cualquier cosa que pueda ser posiblemente y de alguna manera mercantilizada. La idea de los términos asociados por ejemplo, a las problemáticas psicopatológicas (hoy comúnmente llamadas trastornos) va en la línea de nominar y tratar rápidamente las antes llamadas enfermedades o los malestares de los sujetos con la finalidad de re-incorporarlos de manera eficaz al mercado, ya sea por una veloz recuperación que los vuelva a sumar a la maquinaria laboral o, si esto no fuera posible, sumarlos al consumo de medicamentos o tratamientos o a cualquier actividad que pueda implicarse en la nómina numérica de la rueda económica.

Cuando Freud escribió el mencionado texto, en la época victoriana, aún contaban con el tiempo como un aliado para procesar y pensar en la complejidad, ese era el tiempo del primer inconsciente que refiere Berardi. Hoy, pensar desde la complejidad es más dificultoso porque la percepción, la atención y por ende la memoria (en especial la inmediata) se ven alteradas por la saturación permanente de estímulos que nos circundan y por la aceleración exigente de las respuestas que nos impone el modo de vida en que estamos inmersos.

El prefijo trans y algunos de sus complementarios

En función de sumar a la complejidad, y espero que no a la confusión, mencionaré la potencial riqueza de análisis de algunos conceptos ligados al término trans que por el auge de los más actuales, en ocasiones, quedan relegados en el recorte científico y cultural al que pertenecemos y podrían aportar otras lecturas. Los hoy tan vigentes trans-sexualidad o trans-género podrían recibir aportes de otros como transdisciplina o transfiguración o transcendencia.

Veamos el caso del concepto de trascendencia o transcendencia[efn_note]Término con el que nos referimos a la acción de «ir más allá», o al estado de encontrarse «más allá», respecto de algo. La trascendencia se opone, en este sentido, a la inmanencia (lo que está en, o es propio de algo).
El término es utilizado por Kant para referirse críticamente a lo que sobrepasa las posibilidades de la experiencia, a lo que pretende ofrecerse como el conocimiento de una realidad trascendente, conocimiento que no puede consistir más que en una ilusión, como pretende probar en la «dialéctica trascendental», la tercera parte de la «Crítica de la razón pura». Fuente: https://www.webdianoia.com/glosario/display.php?action=view&id=295[/efn_note] que en general posee profundas implicancias y es muy usado en la filosofía. La discusión acerca de la idea en torno a un ser humano cuyas acciones van más allá de la naturaleza animal que lo compone o de un ser (Dios) que está más allá de esa naturaleza humana es algo que viene dejando huellas mnémicas en el entramado de la psique humana desde que nos organizamos como tribus. La concepción de la noción de la existencia de un más allá generó la potencialidad de pensarnos por encima de la naturaleza, de lo inmediato y de lo necesario y alimentó por un lado la idea del origen divino del ser humano, por otro la idea de la ciencia como creadora -por su anticipación y previsibilidad frente a la naturaleza y también por su capacidad de generar productos a través de la técnica, productos que trascienden en el tiempo- y por otro, estimuló la creación artística (sin dudas la mayor de las creaciones humanas por su riqueza, diversidad y vigencia a lo largo del tiempo).

El concepto de trascendencia hoy podría ser tomado como pregunta actualizadora en el contexto de cómo se observa la vida humana en la psicoesfera[efn_note]El concepto de psicoesfera en Franco Berardi implica una serie de características de la psique humana incluida en el entorno socio cultural y ecológico. Para más información remito al lector al texto: Frágil Psicoesfera, de Franco Berardi, 2008 https://grasalud.blogspot.com/2008/01/franco-berardi-frgil-psicoesfera.html[/efn_note] actual. Por ejemplo, es claro que la naturaleza ha sido tomada desde ese más allá que es la razón humana al transcender y que fue expoliada a mansalva por la civilización que se ha sentido más allá de ella. Luego la naturaleza ha respondido con su propio sentido de trascendencia y apareció el cambio climático, la Covid, etc. Ya Freud advertía de esto en El porvenir de una ilusión cuando decía: “…la cultura humana ha de ser defendida contra el individuo, y a esa defensa responden todos sus mandamientos, organizaciones e instituciones, los cuales no tienen tan sólo por objeto efectuar una determinada distribución de los bienes naturales, sino mantenerla e incluso defender contra los impulsos hostiles de los hombres en relación a los medios existentes para el dominio de la naturaleza y la producción de bienes…”[efn_note]Freud, Sigmund, “El Porvenir de una ilusión”, Obras completas, Tomo III, Ed. Biblioteca Nueva Madrid. 1927.[/efn_note].

¿Puede hoy ser dejado de lado en el análisis de la perspectiva social trans el concepto de trascendencia y sus implicaciones? ¿En qué queda el más allá del principio del placer freudiano en la simplificación de su no uso? ¿Cuál sería el sentido de trascendencia en el contexto de lo denominado colectivo trans y en ese caso qué queda más allá?

Transdisciplina. Edgard Morín hace una propuesta enriquecedora del término trans en relación a la concepción de las disciplinas científicas. Él distinguió entre los conceptos de interdisciplina (intercambio de distintas ciencias sobre un mismo asunto para que cada uno aporte sus saberes propios), multidisciplina o polidisciplina (cooperación e intercambio de disciplinas para entender sobre el mismo problema) y transdisciplina (creación de nuevos esquemas que atraviesan las disciplinas intervinientes para lograr la comprensión de determinados fenómenos). El sentido que poseen estas interrelaciones está dado por la superación de las posibles confrontaciones entre las ciencias para dar respuestas a nuevos interrogantes. Por otra parte, como me aporta Hermes Millán[efn_note]Hermes Millán, Psicoanalista y escritor me aportó estás ideas en un diálogo producto de una exposición realizada por Mariana Wikinski cuyo tema era “Dimensión política del sufrimiento. Dispositivos de intervención”, en el Colegio de Psicoanalistas en Marzo de 2022. http://coldepsicoanalistas.com.ar/conferencia-de-mariana-wikinski-31-de-marzo-2022/[/efn_note] en un comentario personal acerca del tema, la cuestión sería pensar si las disciplinas tienen un objeto propio o atienden una dimensión del objeto como dice Morín. Multidimensionalidad y transdisciplina parecen dos conceptos inseparables. Pensando así, habrá transdisciplina cuando a cada disciplina involucrada en un saber le sea imprescindible el otro saber para hacerse cargo de su objeto.

¿Cómo pueden ser pensadas hoy las disciplinas intervinientes en lo que se denomina trans? Más abajo propongo algo al respecto.

Transfiguración. Es un concepto que aporta Yago Franco y plantea la posibilidad y necesariedad de la figurabilidad para la constitución del aparato psíquico humano. Las figuras se van transformando a medida que se van integrando al psiquismo y por ende van mutando de manera diversa y van configurando nuevos entramados psíquicos.

Dice el autor: “…el psiquismo es puesta en figuras de las pulsiones, bajo la forma de deseos, fantasmas, pensamientos, afectos, en diversas transcripciones y lógicas. Es en el capítulo VI de la Interpretación de los sueños donde Freud desarrolla la exigencia de la figurabilidad. Entiendo que la figurabilidad es el mecanismo básico del psiquismo y se encuentra antes de la condensación y el desplazamiento. Así, la figurabilidad es la psique misma, o la psique es gracias a la figurabilidad. Transfigurar es, de acuerdo a esto, cambiar de figura. Algo de esto se produce en el análisis de un sujeto. Eso se espera, una transfiguración que lo aleje lo más posible del accionar de las figuras de la pulsión de muerte.”[efn_note]Yago Franco, Transfiguraciones. Subjetividad y clínica en la pandemia, Revista El Psicoanalìtico, Nº 41, Sección Clínica, Octubre 2020.[/efn_note]

¿Es posible no vincular estas concepciones que plantea el autor con el uso general del término trans y en especial en su relación con la sexualidad y el género?

Transferencia. Concepto clave para el psicoanálisis donde lo que se mueve de un lugar a otro son las proyecciones psíquicas del sujeto que se colocan en diversos objetos. La cantidad de autores que refieren acerca del tema desde diversos ángulos hace imposible su mención total en la brevedad de un artículo. Baste una de las definiciones de Laplanche para ilustrar el tema: “La transferencia: seguramente es un trans, transporte y transmisión, pero sobre todo no es un transe. Es un trans para permitir un per se que, necesariamente, desemboca en otro trans; pues el único destino real y realista que le veo a la transferencia es el de ser a su vez transferida. No se trata -como en la historia siniestra de Jean de Veinard que le cuenta Freud a Ferenczi- de que la transferencia sea endosada a otro, cada vez con una pérdida, con una entropía, y ello hasta el último recorte (una concepción que Lacan no hubiera rechazado…). Se trata de que sea transportada a otro lugar, a otro lugar de trascendencia y para una nueva perlaboración-retranscripción.”[efn_note]Jean Laplanche, Traumatismo, traducción, transferencia y otros trans(es) Alter Revista de Psicoanálisis Nº9 Trauma psíquico 1, www.revistaalter.com[/efn_note]

¿Cuál sería hoy el rol de la transferencia desde la disciplina psicoanalítica cuando está adviniendo el tercer inconsciente?

Como se ha demostrado, cada revisión de los términos genera un nuevo aporte una nueva mirada entonces esto genera más interrogantes.

Transdiagnóstico

Desde la vastedad de los términos y del recorte arriba dado me pregunto:

¿Es posible el transdiagnóstico? en las modalidades de trabajo y atención clínica actual?

Por ser un trabajo en proceso y por el momento, me voy respondiendo lo siguiente:

La complejidad de análisis que implica el modo de vida en la psicoesfera[efn_note]El concepto de psicoesfera en Franco Berardi implica una serie de características de la psique humana incluida en el entorno socio cultural y ecológico. Para más información remito al lector al texto: Frágil Psicoesfera, de Franco Berardi, 2008 https://grasalud.blogspot.com/2008/01/franco-berardi-frgil-psicoesfera.html[/efn_note] actual genera que los modos de clasificación diagnóstica de los malestares, problemáticas, trastornos, enfermedades o patologías que alteran la vida socio-afectiva de los sujetos se vuelvan rápidamente obsoletos, cuestionables, faltos de certeza o simplemente inabarcables.

Como clínicos debemos tener siempre en cuenta la disciplina a la que pertenecemos y por ende las características variables e invariables de los objetos de estudio que abordamos. La dificultad siempre ha sido en nuestro caso el objeto de estudio y las múltiples definiciones y las consecuencias en ciencia aplicada que ha tenido a lo largo de nuestra corta historia. Por ejemplo, la evolución del concepto de psicología, que en los inicios de la psicología pre científica estudiaba el “alma humana”, viró luego con la psicología científica al estudio de la conciencia, después al estudio de los fenómenos mentales, luego al estudio de la conducta observable, después al estudio de las estructuras y procesos mentales y actualmente al estudio de los fenómenos neurobiológicos que rigen el funcionamiento mental.

Aun así han surgido clasificaciones y modalidades diagnósticas que nos han permitido -desde esa diversidad- realizar trabajos concretos en la atención de los padecimientos psíquicos del ser humano. Cada disciplina científica abonaba a un saber y a una aplicación del mismo. Ya sea éste el psicoanálisis, la psiquiatría, la psicología, la neurología, etc. Y con ese saber y esa aplicación se contentaba en pos de la mejora de un paciente. Desde Morín podríamos decir que se usaba la interdisciplina como modo de intervención. Un psicoanalista compartía información de su paciente con el psiquiatra que también lo atendía.

Pero luego, ésta no fue suficiente debido a los cambios que se daban en los consultantes y en el entorno social. Lo cual coincide con los postulados de Berardi acerca de la llegada del segundo inconsciente, el antiedipo y todas los planteos de Deleuze y Guattari que él menciona y que fueron plasmando una psicoesfera con un inconsciente en la que lo border, las psicosis y los ataques de pánico generaban la mayor cantidad de consultas.

Hoy es un momento de gran complejidad en el que la psicoesfera está pasando al tercer inconsciente, eso pone a la alexitimia como su modo paradigmático de expresión con el autismo y la falta de deseo como patologías preponderantes. Eso hace que el objeto de abordaje de un caso ya no sea tan claro. Hace que nuestras clasificaciones y saberes previos de la disciplina a la que pertenecemos no alcancen para comprender y luego tratar adecuadamente la dimensión subjetiva a abordar.

Tal vez debemos aplicar otros saberes. Tal vez la idea misma de la transdisciplina lleve a pensar que es necesario un transdiagnóstico.

El objeto de estudio ya exige una no delimitación y se propone inabordable desde cualquier saber[efn_note]La delimitación del objeto de estudio en este caso la psique humana es de enorme complejidad por sus aspectos variables asociados a la influencia de lo socio-afectivo-cultural y la naturaleza. Y hoy en día es quién demanda nuevos modos de atención.[/efn_note]. Entonces qué opción tenemos. La transdisciplina implica una localización distinta del objeto, pero también del saber. ¿Quién lo tiene?[efn_note]Me refiero al “saber”.[/efn_note].

Parecería muy difícil aplicar la transdisciplina con las lógicas actuales de evaluación, diagnóstico y tratamientos con que contamos. Hoy, lo más avanzado llega como mucho al trabajo cooperativo de lo multidisciplinario para pensar a un paciente (esta es el área dónde más me desempeño en mi cotidianeidad, trabajando -entre muchos otros casos- con niños que traen diversas problemáticas vinculadas con la discapacidad. La discapacidad en sí requiere de este abordaje. Pero, ¿alcanza? ¿Cubre las llamadas necesidades especiales? ¿Nos permite leer integralmente las nuevas patologías emergentes como la alexitimia, el autismo o la afánisis?

La llegada cada vez más frecuente a la consulta de personas que dicen ser trans-género también nos trae más preguntas que respuestas al mirarlas desde nuestros saberes previos aportados por nuestras disciplinas previas. ¿Es posible que las miradas que tenemos sobre nuestro leal saber, entender y hacer sean suficientes?

Mi propuesta es la siguiente: a medida que siga evolucionando y desarrollándose la situación actual de la psicoesfera que hoy comenzamos a habitar (tercer inconsciente) la multidisciplina no nos alcanzará para intentar dar respuestas y el objeto mismo de abordaje (el/los/les sujetos) nos pedirá que lo tratemos desde la transdisciplina. Pero para ello necesitaremos un transdiagnóstico. Y realmente desde nuestro origen disciplinario parecería que no estamos adecuadamente preparados para hacerlo pero no por eso debemos dejar de intentarlo. En un futuro cada vez menos lejano un psicólogo/filósofo/psicoanalista/psiquiatra se va a hacer esencial para evaluar los fenómenos sociales que van surgiendo o un equipo de personas con esos saberes se permita dialogar desde los límites y bordes de su ciencia para integrarlos en una mirada que busque consensos.

Hoy, por ejemplo, lo borderline y las patologías del acto como el cutting son moneda corriente en nuestras consultas y ya formaban parte del segundo inconsciente. La llegada de nuevos tiempos requiere de nuevas propuestas teóricas y nuevos abordajes. Tal vez la llegada del tercer inconsciente nos llevará inevitablemente a la transdisciplina y ésta a la necesidad del transdiagnóstico.

El trabajo inter y multidisciplinario es una tarea difícil y lo será más aún la transdisciplina. La diversidad de lenguajes teóricos y técnicos podría generar una Babel del diagnóstico pero no por ello la tarea debería evitarse. Pienso que nuevas demandas epocales requieren nuevos abordajes teóricos y prácticos y el transdiagnóstico será uno de ellos[efn_note]En este artículo quedan afuera y a la espera de ser trabajadas en el futuro, otros conceptos a discutir con mi planteo como (entre muchas otros) el concepto de dispositivo de Foucault, en el cual dice que se trata de las concatenaciones maquínicas que pueden prepara exteriormente los itinerarios de formación lingüística, psíquica y relacional de los organismos conscientes en la época moderna. “Un dispositivo es un conjunto resueltamente heterogéneo que compone los discursos, las instituciones, las habilitaciones arquitectónicas, las decisiones reglamentarias, las leyes, las medidas administrativas, los enunciados científicos, las proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas. En fin, entre lo dicho y lo no dicho, he aquí los elementos del dispositivo. El dispositivo mismo es la red que tendemos entre estos elementos. […] Por dispositivo entiendo una suerte, diríamos, de formación que, en un momento dado, ha tenido por función mayoritaria responder a una urgencia. De este modo, el dispositivo tiene una función estratégica dominante […]. He dicho que el dispositivo tendría una naturaleza esencialmente estratégica; esto supone que allí se efectúa una cierta manipulación de relaciones de fuerza, ya sea para desarrollarlas en tal o cual dirección, ya sea para bloquearlas, o para estabilizarlas, utilizarlas. Así, el dispositivo siempre está inscrito en un juego de poder, pero también ligado a un límite o a los límites del saber, que le dan nacimiento, pero, ante todo, lo condicionan. Esto es el dispositivo: estrategias de relaciones de fuerza sosteniendo tipos de saber, y [que son] sostenidas por ellos”, Michel Foucault, Dits et écrits II, pp. 229. https://reflexionesmarginales.com/blog/2021/11/30/una-reflexion-en-torno-al-dispositivo-en-foucault/[/efn_note].

¿Qué sería para mí el transdiagnóstico?

Sólo desde la transdisciplina tal como la plantea Morín puedo concebir el transdiagnóstico. El objeto de estudio ha de ser definido como el magma fenoménico humano y los saberes implicados (disciplinas) serán todos aquellos que puedan aportar una lectura complejizadora, integral y constructiva del asunto. La neurobiología, el psicoanálisis, la sociología, la filosofía, la cibernética, entre otras, deben formar parte de este diálogo superador y constructivo, donde el prefijo trans significa literalmente “más allá”, el sufijo diagnóstico significa «a través» y «conocimiento» o más bien «apto para conocer»[efn_note]Alude, en general, al análisis que se realiza para determinar cualquier situación y cuáles son las tendencias. Esta determinación se realiza sobre la base de datos y hechos recogidos y ordenados sistemáticamente, que permiten juzgar mejor qué es lo que está pasando.[/efn_note] y transdiagnóstico significa intentar (no necesariamente lograr) una lectura desde el más allá de los hechos y datos recogidos sistemáticamente de aquello apto para conocer. El transdiagnóstico implica necesariamente una lectura diversa, integradora y constructiva que lleve a una versión lógica e ilógicamente inacabada del fenómeno magmático humano pero siempre superadora y diferencial. Debe dar cuenta del más allá de los datos recogidos. Debe poder pensar desde ese más allá que originalmente planteó Freud con la noción de inconsciente y debe dar cuenta de ese más allá que hoy propone Franco Berardi como lectura de la psicoesfera en la actualidad con sus nociones de primer, segundo y tercer inconsciente. No puede alejarse por ende de nociones como encuadre[efn_note]La definición del encuadre que da Bleger: “las constantes, dentro de cuyo marco se da el proceso”. “…la forma del análisis trasciende su marco o encuadre para interiorizarse en lo que el análisis es “en sí”, su esencia: hacer preconsciente el inconsciente reprimido. En otras palabras, crear las condiciones para lograr que las diferentes lógicas, correspondientes a los diferentes niveles de organización mental, desarticuladas por la censura y separadas por diferentes capas de resistencia, puedan reubicarse en el lugar que les corresponde sin quedar excluidas de la organización psíquica en su totalidad. O sea desarticular lo desarticulado, es decir desarticular la estratificación por capas de resistencia (la metáfora de las “capas de la cebolla”) para restituir la ordenación lógica de las representaciones. Psicoanalizar implica analizar: descomponer formaciones sintomáticas, producto de condensaciones y desplazamientos determinados por la censura y ubicar cada uno de sus elementos en el contexto mnémico que le dé sentido y al cual otorgue nuevo sentido (desde este punto de vista el trabajo a realizar con formaciones narcisistas no sería psicoanálisis en sentido estricto aunque sí implicaría un análisis de las relaciones del sujeto con el mundo). Como el ombligo del sueño, o como un infiltrado, el síntoma se encadena con otras estructuras, de modo que es importante que el proceso tenga una continuidad que permita ir desentrañando progresivamente esas diferentes estructuras o “complejos” sintomáticos. ¿Hasta cuándo? ¿Hasta desentrañar el “complejo nuclear de las neurosis”, el “complejo de Edipo”? Dice Freud en “Análisis terminable e interminable” que el análisis termina en función de “consideraciones prácticas”; me gusta más decir “consideraciones clínicas”, cuando ha disminuido o desaparecido el sufrimiento del paciente y, si el motivo del análisis es el deseo de tener un espacio de reflexión para enfrentar las distintas situaciones vitales, cuando el analizando decida interrumpir o terminar (a mí se me tiende a borrar la diferencia entre interrupción y terminación: ambas son decisiones abiertas). Lo mismo vale para el ritmo y la frecuencia de las sesiones: una interrupción temporaria o un intervalo largo no necesariamente implica la interrupción de un proceso de apertura, en el curso de la vida, de nuevas perspectivas y posibilidades de acción. Lo que determina el encuadre es la forma que adquiere cada análisis en particular, que no ha de admitir otros límites que la realidad interna y/o externa tanto del analizando como del analista.”. Sobre el encuadre en psicoanálisis, Ricardo Avenburg, Psicoanálisis APdeBA – Vol. XXVI – Nº 1 – 2004.[/efn_note] de Pichón Riviere (tomada de Bleger) o dispositivo de Foucault (13) y sólo desde esta concepción es que puede ser puesto en marcha. O sea, es desde el dispositivo y/o el encuadre quela transdisciplina puede ponerse en marcha y sólo así podrá advenir el transdiagnóstico.

He visto propuestas teóricas de diferentes autores sobre el transdiagnóstico. Creo que lo aquí planteado -a pesar de que aún resta mucho para ampliar- es distinto a tales planteos en varios sentidos. Enfoques muy diferentes son los de Ellis y Beck[efn_note]Albert Ellis fue un pionero utilizando un enfoque transdiagnóstico en terapia, ya que diseñó una terapia cognitivo-conductual transdiagnóstica para trabajar con pacientes de manera grupal. Aaron T. Beck desarrolló una terapia cognitiva para tratar la depresión que acabó convirtiéndose en una terapia transdiagnóstica al demostrar la gran utilidad que tenía también para tratar los trastornos de ansiedad, así como otros trastornos mentales. https://psicologiaymente.com/clinica/enfoque-transdiagnostico-terapia.[/efn_note], Fairbun y Barlow[efn_note]Hasta el momento se han desarrollado algunos modelos basados en el transdiagnóstico en los que se plantean dimensiones concretas como factores de causa y mantenimiento. El primer autor en iniciar esta trayectoria fue Fairburn (2003). Este autor se ha centrado en una serie de procesos psicopatológicos genéricos compartidos por los Trastornos de la Conducta Alimentaria (perfeccionismo clínico, baja autoestima, intolerancia emocional y disfunciones interpersonales). Estos procesos se supone que interactúan con los mecanismos mantenedores de los trastornos alimentarios (sobrevaloración de la comida o el peso, dietas y otras conductas de control del peso) perpetuando así el cuadro psicopatológico. Otro de los autores pioneros en el modelo transdiagnóstico es Barlow (2004), quien rescata el modelo tripartito del afecto positivo y negativo (Clark y Watson, 1991) para aplicarlo a los trastornos afectivos y de ansiedad, siendo la afectividad negativa/neuroticismo el elemento común entre la ansiedad y la depresión. Como mecanismo de mantenimiento el autor recurre a la disregulación emocional, definido como un conjunto de estrategias desadaptativas para tratar de regular las emociones, como son la evitación, lasupresión emocional o las conductas de seguridad. Además su teoría se articula sobre una triple vulnerabilidad para el desarrollo de los trastornos emocionales que incluye aspectos biológicos y psicológicos, ofreciendo una explicación bastante completa en la que quedan definidos tanto factores causales como de mantenimiento, cuestiones especialmente relevantes para la intervención terapéutica de las que adolecen los sistemas categoriales como el DSM o CIE. En la línea de este último modelo se ha desarrollado un protocolo transdiagnóstico para los trastornos de ansiedad y depresión adaptados a la población infantil denominado Detectives de la emoción (Ehrenreich-May, Bilek, Queen y Hernández Rodríguez, 2012) con resultados prometedores. https://psicologialacarta.wordpress.com/2017/07/12/modelo-transdiagnostico-en-psicopatologia/[/efn_note], González Pando y col.[efn_note]Transdiagnóstico: origen e implicaciones en los cuidados de salud mental Transdiagnosis: origin and implications for mental health care David González Pandoa , José Antonio Cernuda Martíneza , Fernando Alonso Péreza , Palma Beltrán Garcíab , Víctor Aparicio Basauri c Revista de la Asociación. Española de Neuropsiquiatría. 2018; 38(133): 145-166 doi: 10.4321/S0211-57352018000100008 https://scielo.isciii.es/pdf/neuropsiq/v38n133/0211-5735-raen-38-133-0145.pdf[/efn_note] y Alicia Facio; María Virginia Abdala; Jesica Groh[efn_note]El Protocolo Unificado para el TratamientoTransdiagnóstico de los Trastornos Emocionales The Unified Protocol for Transdiagnostic Treatment of Emotional Disorders Alicia Facio; María Virginia Abdala; Jesica Groh INVESTIGACIONES EN PSICOLOGÍA | ISSN 0329-5893 | Universidad de Buenos Aires. Facultad de Psicología Artículo de acceso abierto bajo la licencia Creative Commons BY-NC-SA 4.0 Internacional https://www.psi.uba.ar/investigaciones/revistas/investigaciones/indice/trabajos_completos/anio24_2/facio.pdf[/efn_note], entre otros. Tales enfoques se centran principalmente en la búsqueda de resultados en los pacientes desde la psicopatología y el “manejo” de las emociones, lo que reduce drásticamente el transdiagnóstico a la exclusiva mirada desde la Psicología y la Psiquiatría o como mucho lo deja en el lugar cooperativo de la multidisciplina.

El enfoque que aquí defino es -como se ha dicho- más amplio e integrador y propone la participación de múltiples disciplinas que puedan aportar una mirada constructiva y superadora del magma fenoménico humano y no acotarlo sólo a las disciplinas ligadas a la psique humana. Soma y psique, psique y sociedad, sociedad y cultura, cultura y creencias.

Las limitaciones previas y actuales suelen estar en nuestra estrechez de miradas sobre nuestra actividad.

Aprender a mirar más allá de lo que se percibe es lo que nos propuso Freud desde el inicio de sus investigaciones y es lo que debemos seguir intentando.

Diego Venturini

Licenciado y Profesor en Psicología (USAL)
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