Fue el poeta chileno, Gonzalo Rojas, quien citó esta frase que hoy sirve de título a este libro,
Colgados del lenguaje. El día de la lengua, el 23 de abril de 2003, recibía el Premio Cervantes y
dijo entonces: "no procede la alabanza de esta fecha, sino de la confirmación de que vivimos
colgados del lenguaje, como dijo Niels Bohr, y ese lenguaje es el que respiramos y vivimos a
cada instante, lo mismo en la península que en las cumbres andinas o en la vastedad oceánica, o
en las grandes ciudades, de los trópicos a los hielos". No era simple retórica de ocasión. La cita
de un físico por parte de un poeta tiene complejas connotaciones por las relaciones que la poesía
y las ciencias mantienen desde sus orígenes.
Los lenguajes de ambos permiten pensar en las estrategias aplicadas a la polisemia, es decir la
capacidad de significar. Por un lado el lenguaje científico intenta sistemáticamente eliminar la
ambigüedad; por el otro, el poético intenta multiplicar significados y obtener una ganancia de
sentido. Es fundamental aprender a aplicar hábilmente esas estrategias y traspasar las
imaginarias fronteras de las no menos imaginarias dos culturas, porque las dos cuelgan de los
labios que los expresan y representan.
Este libro intenta poner en evidencia las múltiples estrategias y resoluciones que existen entre los
dos lenguajes, así como las correspondientes representaciones del mundo que cada uno reclama
por separado. Dividido en tres partes con una amplia y orientadora bibliografía, revisa las dos
riberas del asunto. Por un lado, la poesía en las ciencias, y por otro, las ciencias en la poesía. La
introducción bucea por las revueltas aguas de las controversias y polémicas de las dos culturas, o
equívocamente culturas de las humanidades y de las ciencias. Con esclarecedores ejemplos
desde una y otra ribera, se plantea la sorprendente cantidad de préstamos y analogías que
habitan el lenguaje formal e informal.
¿Qué tiene un poeta para decir sobre las ciencias? ¿Qué puede un científico decir de la poesía?
Esas dos preguntas pueden resumir algunas de las muchas cuestiones de un delicado y viejo
diálogo; tan viejo y persistente que para cualquier lector curioso no será nada difícil verificar que,
desde el antiguo poeta latino Lucrecio al contemporáneo escritor alemán Hans Magnus
Enzensberger, es un diálogo presente en toda la historia de las ciencias.
(Contratapa)
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