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Desventuras de la autoestima adolescente. Hacia una clínica del enemigo íntimo. De Marcelo Luis Cao.
Desventuras de la autoestima adolescente
Hacia una clínica del enemigo íntimo 
De Marcelo Luis Cao
Windú Editores, Buenos Aires, 2013, 224 pp.
Por Yago Franco
yagofranco@elpsicoanalitico.com.ar
 

Este nuevo libro de Marcelo Luis Cao puede apreciarse como la continuación natural de La condición adolescente, al mismo tiempo que como su profundización; también como el desarrollo de nuevos conceptos y el recorrido por nuevos senderos de la elucidación sobre la adolescencia que viene realizando desde Planeta adolescente. En este caso el trabajo gira alrededor de los avatares de la autoestima en el adolescente, siempre – como es costumbre en el autor – con la mira puesta en la clínica. En este caso sobre una especificidad que aparece planteada desde el título del libro: la clínica del enemigo íntimo.

Las perturbaciones en el campo de la autoestima forman parte de un “desorden narcisista transitorio y genérico”. Dice el autor que “Todo adolescente va a estar bajo la influencia pertinaz de un desorden narcisista de pleno derecho, en la medida que se encuentra profundamente sumido en la remodelación tanto del conjunto de sus instancias psíquicas como de su registro narcisista. Esta compleja situación, que nos ubica en el vórtice de los desequilibrios de la autoestima, se habrá de transformar en una problemática de decisiva importancia en la clínica con adolescentes si estamos dispuestos a reconocerle su estatuto de piedra angular”. Destaca que las raíces de la autoestima son intersubjetivas, “siendo decisivas la presencia y el accionar de los otros del vínculo” a nivel del registro narcisista.
Considerando que en el adolescente tiene lugar una reconfiguración de la propia valoración, el autor recurre a una fecunda recuperación de los conceptos de sombra, de Jung, y de doble, de Rank.

Por otra parte, y fiel al artesanal trabajo de Marcelo Luis Cao realiza en términos de una indagación constante de los registros intrasubjetivo, intersubjetivo y transubjetivo, queda remarcado el hecho de que en las actuales formas que ha tomado la sociedad, los adultos a cargo tiene su autoestima “pendiendo de un hilo”. Siendo modelos indentificatorios para los hijos, a estos se les complicará el labrado de la propia autoestima.

Estas puntualizaciones del autor –entre otras- sirven de basamento para algo que le resulta fundamental: cómo va a dirigirse la cura en el tratamiento de los adolescentes. En este aspecto, el libro es muy específico, claro y directo, y se ofrece como herramienta para el trabajo clínico en el día a día, como puede apreciarse por ejemplo en los Capítulos 2 y 9, que se ocupan del contrato, el dispositivo, el trabajo con los padres, el estilo de las intervenciones, etc.

Fiel al estilo que ya conocemos en el autor, el libro contiene constantes referencias literarias y cinematográficas puestas al servicio de echar luz sobre conceptos y desarrollos. También hacen su presencia referencias a casos clínicos que permiten dar asidero en la práctica a los conceptos vertidos previamente.

Insiste el autor en la importancia de la consideración de la simultaneidad de imaginarios adolescentes, que obedecen a diferencias culturales y de clase. De esto se colige la importancia para el analista -en términos de la dirección de la cura- del estar atento a cuál es el magma de significaciones cuya incorporación ha hecho el adolescente que consulta, para saber de sus efectos en el representar, el hacer, el sentir, el pensar, así como en los modelos identificatorios ofrecidos por la sociedad y el efecto de estos a nivel del registro identificatorio.

Marcelo Luis Cao destaca – finalmente – que “el desorden narcisista transitorio y genérico que sufre la autoestima adolescente” puede abrirse camino hacia su superación. Pero la no superación abrirá caminos – una vez abandonado el planeta adolescente - para futuras patologías de índole narcisista.

Siendo que todo adolescente debe sobreponerse a aquello que afecte negativamente su registro narcisista, la tarea más difícil es la de “contener el avance de su enemigo íntimo” que puede ser más complicado que lo que ocurra en el plano intersubjetivo. Ese enemigo íntimo es descrito por el autor como un “verdadero lobo estepario, (que) está en condiciones de corromper con su postura cínica y burlesca cualquier logro por importante que sea utilizando las relatividades que brindan las comparaciones, o bien, apelando a la metonímica descalificación que se produce tomando la parte por el todo”.


 
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