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Noviembre, 2018. Franco �Bifo� Berardi pronuncia en Rosario la conferencia �Tempesta di merda y la extinci�n del pensamiento cr�tico� (1). Ignoro mayormente el contenido de la misma. Apenas tengo algunas citas que se han reproducido en Internet (de las cuales luego glosar� algunas). El t�tulo de la conferencia provoc� en m� una serie de asociaciones y pensamientos durante una de mis habituales caminatas nocturnas por el barrio de Buenos Aires en el que habito (Abasto). Lo que produjo literalmente un pensamiento en movimiento que comparto con quienes lean estas l�neas. Que espero que sepan disculpar su desprolijidad, sus saltos, pero se deben a los avatares de una caminata urbana, a los autos que la interrumpen, a los otros que se cruzan, el cruce de miradas, conversaciones o�das fragmentariamente, a los p�jaros que vuelan de �rbol en �rbol imantando la mirada, al apuro por llegar a la otra esquina antes que los autos� ese estado tan especial que se produce al pensar mientras se est� en movimiento.

�C�mo relacionar la mierda con la extinci�n del pensamiento cr�tico? La mierda es el primer objeto del cual se desprende el humano, contiene sus deyectos. Para el infans es eso que se transforma generalmente en donaci�n �acto de amor hacia los padres, regalo (recordar la serie freudiana heces-regalo-pene, etc.), renuncia al preciado bien que habita en el vientre. Establece un intercambio con las figuras paternas: quid pro quo (heces a cambio de amor). Pero �como dec�a- hay algo m�s en la mierda, algo m�s originario: ser el primer objeto que se desprende del cuerpo. Esto es contempor�neo de dolores abdominales que la psique experimentar� dentro de la serie de la experiencia de dolor, que tan bien Piera Aulagnier se�ala como aquella experiencia que da lugar al pictograma de rechazo. Dolor por las tripas que duelen por hambre o por gases, psique que no reconoce nada por fuera de s� y que (acompa�ada de otros dolores corporales) hace que �sta �no tolerando ser su propia fuente de displacer- arroje al exterior el origen del malestar. As�, el otro habitar� en el espacio de esa expulsi�n inaugural que lo instala en el lugar de lo exterior persecutorio y odiado. Pero -hablando con propiedad-, en principio se trata de lo otro, porque no es posible el advenimiento de la alteridad. Ba�ado en mierda �ese espacio otro- har� de �sta un elemento que queda formando parte de la ambivalencia originaria en el lazo con el otro: donaci�n, dolor, rechazo, privaci�n, regalo�

Una de las primeras prohibiciones es la de reintegrarse (v�a oral) la propia mierda �o la de jugar con ella- y la obligaci�n de controlar su expulsi�n es el primer mandato. En la cl�nica psicoanal�tica, su falla suele presentarse como encopresis primaria o secundaria. En el primer caso nunca se produjo el control de esf�nteres y el ni�o se hace encima, en el segundo caso alg�n episodio (siempre ligado a la actividad fantasm�tica) desencadena el cuadro.

�Andate a la mierda!�, eso es decirle al otro que se vaya al peor lugar, ese lugar al que nadie querr�a ir. �Se hizo mierda�. �Me importa una mierda�. �Es una mierda�. �La/lo hizo mierda�. �Se sac� toda la mierda�: frases aplicadas a quien larga todo lo que le molesta: la mierda �en este sentido- est� asociada al Kakon. Kakon: palabra griega que tiene diversas acepciones: lo malo, lo innoble, lo vergonzoso. Me detengo en una esquina para profundizar en esto �ltimo�

En sus primeras elaboraciones, analizando el caso Aim�e, Lacan se�ala que el objeto agredido por ella es un s�mbolo de su enemigo interior. Ser� algo de lo cual el sujeto intenta liberarse. Lo exterior a s� que es lo m�s �ntimo del sujeto. As�, el objeto malo kleiniano toma esta forma en la teorizaci�n de Lacan: en �l se vierte el Kakon. Un goce del cual el sujeto pretende librarse, siendo el pasaje al acto su manifestaci�n. Pero no es asimilable a una proyecci�n, es el echar fuera de la psique algo propio de �sta vivido como enemigo (interno para el observador), ese objeto-causa-de-odio que va de la mano con el que causa placer y deseo. Castoriadis sit�a a esta operaci�n como la ra�z ps�quica de la xenofobia. Es un mecanismo liberador para Lacan. Pienso: sacarse toda la mierda libera, quita el malestar que habita en el cuerpo, pero claro, estamos hablando de la psique. Psique que toma en pr�stamo el modo de ser del soma (Aulagnier).

As�, es deshacerse de algo insoportable al interior de la psique (que no llega a ser vivido como habitando el interior) y atacarlo/destruirlo en el semejante.

Es evitar comerse la propia mierda para hac�rsela comer al otro.

La cuesti�n de la coprofagia me llev� �unas cuadras m�s adelante en mi caminata- a recordar a Pasolini y su film Sal� o los 120 d�as de Sodoma. Antes de avanzar en �ste, me detengo (en otra esquina) a recordar el relato b�blico de Sodoma.

Manoteo el celular y busco lo que al respecto dice la Wikipedia:

�Al estudiar los vers�culos de la Biblia referidos al tema se deduce que, para el autor, los habitantes de Sodoma y Gomorra hab�an traspasado los l�mites aceptados por la cultura israelita en materia sexual y de relaciones humanas; por lo tanto, estas pr�cticas se consideraban abominables para� Yahv� . Cabe se�alar que este acontecimiento, el de Sodoma y Gomorra, cal� tan hondo en la tradici�n judaica, que en el� Nuevo Testamento �a�n se le hace referencia como sin�nimo de� perversi�n �. (3)

Me detengo en dos cuestiones: traspasar l�mites aceptados por la cultura (en materia sexual y de relaciones humanas) y su calificaci�n como perversi�n.

Luego, s�, est�n las resonancias de esta cuesti�n dentro de la pel�cula de Pasolini (a su vez inspirada en la obra de Sade: Los 120 d�as de Sodoma).

Viene nuevamente en mi auxilio la Wikipedia:
�Sal� o los 120 d�as de Sodoma es una pel�cula de drama y terror de 1975 del poeta, ensayista, escritor y director de cine italiano Pier Paolo Pasolini, basada en el libro Los 120 d�as de Sodoma del Marqu�s de Sade.

Pasolini �pas� parte de su juventud en la� Rep�blica de Sal� . Durante este tiempo fue testigo de crueldades por parte del� ej�rcito italiano . Muchos de sus recuerdos condujeron a la conceptualizaci�n de�Sal�. Pasolini proclam� que la pel�cula era altamente simb�lica y� metaf�rica ; un ejemplo de ello es la escena en la que comen� heces , lo cual ser�a una protesta contra los alimentos producidos en masa, a los cuales denomina �basura in�til�.

Sal�(como la pel�cula es com�nmente abreviada) se desarrolla en la� Rep�blica de Sal� , en el norte de� Italia , durante los a�os 1944 y 1945, en plena ocupaci�n� nazi . La pel�cula se encuentra dividida en cuatro segmentos que hacen s�mil con el Infierno de la novela� La Divina Comedia �de� Dante Alighieri :� Anteinfierno ,� C�rculo de las man�as ,� C�rculo de la mierda �y� C�rculo de la sangre . (�) La pel�cula presenta 3 de los 120 d�as transcurridos en el palacio, tiempo durante el cual los cuatro hombres poderosos van concibiendo� torturas �y humillaciones cada vez m�s aberrantes, para su propio placer.

(�) En la tercera parte comienza el�C�rculo de la Mierda, donde varios personajes discuten sobre haber asesinado a sus madres y tambi�n sobre el hecho de que no se le debe nada a la madre simplemente por haber fornicado con un hombre, un tema t�pico de Sade. A una de las v�ctimas se le escucha llorar, entristecida porque su madre fue asesinada cuando la capturaron. Entonces ella es forzada a comer las� heces �del Duque. Esto incita a la Sra. Maggi, prostituta de turno, a contar las historias de� retrete , que encantan a los se�ores. A los j�venes se les proh�be "descargar" durante un d�a completo, para que al final sus heces sean servidas en un gran banquete. La� coprofagia �usada en el film es aparentemente una met�fora para los alimentos producidos en masa. Como curiosidad, las heces fueron creadas con salsa de� chocolate �y mermelada de naranjas�. (4)

Retomo la marcha. Pienso que el film muestra �entre muchas otras cuestiones- el fracaso de la sublimaci�n: ese tratamiento que se le da a las pulsiones parciales (en el caso que nos ocupa, las anales), alej�ndolas de su fuente, fin y objeto, para hacer de ellas algo que enriquece y pertenece al orden cultural com�n. Aqu� est� el grosero fracaso, podr�amos decir que ante un supery� que aparece en los varios personajes de la obra y que exige un goce irrefrenado, no modulado. Fascismo y perversi�n, pulsiones no sublimadas ni ligadas aparecen entrelazadas en la obra de Pasolini, quien trabaja sobre recuerdos de su juventud en la Rep�blica de Sal�: la misma estaba llamada a ser por decisi�n de Mussolini la capital del r�gimen. El 1 de diciembre de 1943 el nuevo Estado de Mussolini adopt� oficialmente el nombre de�Rep�blica�Social Italiana (conocida tambi�n como Rep�blica de Sal�), declarando formalmente abolida la monarqu�a de la Casa de Saboya, mientras que Mussolini y los miembros de su gabinete dispon�an su residencia permanente en�Sal�, donde permanecer�an hasta el final de la guerra

As�, se entrelazan Sade, Sodoma, Sal� y es fascismo. Traspasar los l�mites culturales, la perversi�n, el fracaso de la sublimaci�n, la liberaci�n pulsional. Todo va cobrando forma.

�Qu� decir del pensamiento cr�tico? Mientras sigo caminando por las calles de mi barrio, pienso al respecto en un pensamiento capaz de interrogar todo lo instituido, y capaz de volver sobre s�, sobre sus productos. Re-flexi�n. Poder pensar sobre lo que se piensa, poner en causa el pensamiento. Por qu� se piensa lo que se piensa, con qu� pensamos lo que pensamos. Saber sobre lo que se piensa, pensar sobre lo que se hace: elucidaci�n cr�tica, Castoriadis. Yendo m�s lejos: el pensamiento como interrogaci�n ilimitada, nunca paralizante, siempre con capacidad reflexiva y de deliberaci�n.

El fracaso de la sublimaci�n y de la ligadura pulsional atenta contra el pensamiento cr�tico. Pero, �el fascismo tiene que ver con este fracaso? Tiene y no tiene que ver. Evidentemente lo que Pasolini expone va m�s all� del fascismo. Que como estado totalitario est� claro que necesita de la muerte del pensamiento cr�tico: Bifo va a situar esa muerte como consecuencia de otro tipo de cuestiones.

Ahora s�, algunas citas de la presentaci�n de Bifo (4):

�La obsesi�n identitaria que podemos llamar racismo no es un racismo de los ganadores, sino un racismo de los perdedores, de los deprimidos y los �panicados�. Porque nadie ha ganado nada, todos hemos perdido�.

�La aceleraci�n semiocapitalista en la que vivimos provoca p�nico y depresi�n�.

�La depresi�n es la patolog�a que se manifiesta como abandono o renuncia al deseo�.

�La red ha permitido la expansi�n de la esfera comunicacional, que produce efectos de tipo ps�quico, como p�nico y depresi�n�.

�El capitalismo ha producido un efecto de perversi�n del funcionamiento de la red, un efecto antidemocr�tico, de desempoderamiento de la vida social�.

�El problema es que la pol�tica moderna se funda, especialmente en su forma democr�tica, sobre la capacidad de distinci�n cr�tica. Y hoy, parece que esta especialidad ha desaparecido�

�Democracia no significa nada sin la capacidad de distinguir entre el bien y el mal, entre lo verdadero y lo falso�. �La cr�tica es la capacidad de distinguir entre el bien y el mal en los acontecimientos humanos�.

Entones, Bifo habla de obsesi�n identitaria: eso es lo que caracteriza a los totalitarismos (el fascismo es una de sus formas) y a la xenofobia. De �sta vimos sus ra�ces ps�quicas al inicio de estas l�neas (lo que es lo mismo, mientras iniciaba mi caminata). Eso �ntimo que estalla por la experiencia de dolor y cuya causa se aloja en un afuera dado que, justamente, atenta contra el principio identitario que habita en los or�genes del psiquismo. Castoriadis ha llegado a denominarlo como totalitarismo mon�dico.

Repito parcialmente dos de la citas de la ponencia de Bifo: el fundamentarse la democracia sobre la capacidad de distinci�n cr�tica: �Democracia no significa nada sin la capacidad (cr�tica, agregado m�o) de distinguir entre el bien y el mal, entre lo verdadero y lo falso�.

Ya casi terminando mi caminata, recuerdo algo que he venido pensando y proponiendo como algo patognom�nico de la �poca en lo relativo al registro pulsional. Me refiero a la agitaci�n del mismo y sus consecuencias. Agitaci�n pulsional. El c�rculo se va cerrando: no en vano se habla de pensamiento �nico y del predominio de los medios en la producci�n de sentido. �stos (en manos del poder instituido) propenden a instalar un sentido �nico que, como he reiterado en m�ltiples ocasiones, se fundamenta en la sed de consumo y la vertiginosidad temporal alentadas desde medios digitales en una combinaci�n que ha hecho abandonar la reflexi�n para pasar al reflejo. Todo se convierte en mercanc�a (hasta la intimidad) y la exigencia de placer sin l�mites se ha entronizado como demanda del Otro. Esta demanda y el fen�meno de de- socializaci�n que va unido a ella, la vertiginosidad, los medios digitales y el imperio de la imagen producen una agitaci�n del mundo pulsional que hace que afloren impulsos ligados a lo autoer�tico, determinando el fracaso de las fronteras de la psique (como he sostenido en Paradigma borderline. De la af�nisis al ataque de p�nico ). La xenofobia, como respuesta social, es posible en este estado de cosas; el feminicidio se hace algo cotidiano y que no conoce fronteras; el abuso sexual infantil prolifera. Y todo esto en una sociedad precarizada en todos sus estratos: sobre todo a nivel de su capital simb�lico. Sin ser una sociedad totalitaria en el sentido cl�sico, lo total, el reino del sentido �nico se hace presente de modo constante.

El �ltimo c�rculo del infierno de Dante parece estar haci�ndose realidad en medio de una tormenta de mierda, de mierda excretada por todos los sujetos a quienes esta forma de vida consigue extraerles lo peor de ellos si no est�n atentos. La solidaridad, dice Bifo, es nuestra �nica alternativa. Pero, para ello, es necesario recuperar el principio de la alteridad, ya que no hay solidaridad sin reconocimiento del otro como otro� y esto en una sociedad que nos pretende a todos en el mismo lodo (en la misma mierda), sin capacidad de pensar cr�ticamente y luchando por la supervivencia, ya que en medio de la mierda la amenaza que genera la precariedad es enorme. C�mo recuperar esa solidaridad �que va de la mano de la re-instituci�n del principio de alteridad-, c�mo recuperar el pensamiento cr�tico (que solo est� presente fragmentaria y epis�dicamente, o lo hace en peque�as experiencias que no logran generalizarse) es una pregunta que, hoy, no tiene respuesta. Mientras tanto, dichas ausencias van de la mano �son solidarias- de los paradigmas actuales de la cl�nica: lo depresivo, lo borderline, lo paranoide�

Abro la puerta de mi domicilio. Ingreso en la oscuridad, que se ilumina r�pidamente gracias al maullido de Isis. Tambi�n por los intercambios con mis seres queridos �de los cuales amigos y amigas forman parte- y con quienes conforman el consejo de redacci�n de la Revista y el Colegio de Psicoanalistas, todos ellos bastiones de pensamiento cr�tico. Un pensamiento capaz de iluminar y de hacer a un lado la tormenta de mierda.


Notas


(1) Algunos aspectos de dicha ponencia son retomados en Mapas de la oscuridad .
(2) Sodoma en Wikipedia
(3) Sal� o los 120 d�as de Sodoma en Wikipedia
(4) Berardi, Franco �Bifo�, �Tempest� di merda y la extinci�n del pensamiento cr�tico�


Bibliograf�a


Aulagnier, Piera, La violencia de la interpretaci�n. Del pictograma al enunciado, Amorrortu, Buenos Aires, 1977.


Castoriadis, Cornelius, La instituci�n imaginaria de la sociedad, Vol. I y II, Tusquets, Buenos Aires, 1993.


Franco, Yago, Paradigma borderline. De la af�nisis al ataque de p�nico , Lugar, Buenos Aires, 2017.


Tendlarz, Silvia E., Acerca del Kakon




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