Lo que sigue intenta ser una guía para el lector de los términos principales utilizados por Cornelius Castoriadis a lo largo de su obra.
Autonomía: fue transformándose en un concepto-eje durante el último período de la obra de Castoriadis, quien pasará de hablar de una sociedad socialista a una sociedad autónoma. Autonomía es darse su propia ley. A nivel individual está ligado a la propia legalidad de determinaciones del individuo, para lo cual el psicoanálisis es un claro ejemplo de la posibilidad de arribar a la autonomía individual, al poder enfrentar las propias determinaciones: esto le hace sostener a Castoriadis que el psicoanálisis pertenece al proyecto de la autonomía. A nivel colectivo tiene que ver con la creación de instituciones que favorezcan la autonomía de sus miembros: la paideia es lo que Castoriadis pone como eje central de la autonomía colectiva, por su capacidad de crear sujetos autónomos. El proyecto de la autonomía es el movimiento histórico de los sujetos por arribar a una autoinstitución lúcida de la sociedad, el sentido último de la autonomía: darse la propia ley. Pero se trata de una ley como autocreación de la sociedad, que no reconoce fundamentos extrasociales. Y es, fundamentalmente, una actividad que no cesa: el cuestionamiento de las leyes, del sentido de la sociedad, de sus significaciones imaginarias sociales. Implica para la sociedad poner en tela de juicio las propias instituciones, destotemizarlas, quitarles el halo sagrado que tienen, y asumir que son los integrantes de la sociedad quienes les dan a esas instituciones el poder que tienen. Es una ruptura ontológica, al hacer surgir del magma de significaciones sociales imaginarias nuevas significaciones. La idea de autonomía está en las antípodas de todo totalitarismo. La autonomía es la ruptura de la heteronomía o alienación - sea en un sentido individual o colectivo -.
Desfuncionalización: el psiquismo humano está desfuncionalizado, en la medida en que lo que se imagina, lo que se representa el humano, no está regido por una funcionalidad biológica - como en los animales - . No hay representaciones canónicas - la sexualidad puede ser ejercida y fantaseada de los modos mas diversos por los humanos, siendo fijo el modo en el cual se presenta en los animales -. Así es como Castoriadis postula que el hombre es un animal loco, y no lógico (la lógica es lo que se comparte con los animales). Esto es porque en el humano se divorcian el placer de representación y el placer de órgano. El primero tendrá preponderancia. Lo propio del hombre es la imaginación irrefrenada, desfuncionalizada. El privilegio del placer de representación - que hace a la desfuncionalización - es lo que permite la sublimación, el pensamiento.
Estratificación de la psique: La psique se compone de estratos - mónada, fase triádica, fase edípica, individuo socializado - , correspondiéndole a cada uno determinado modo de la representación (de cosa, de palabra, etc.), determinado modo de funcionamiento (proceso primario, secundario), determinado principio (nirvana, placer, realidad), determinadas instancias (inconsciente, consciencia), así como determinados modos de satisfacción, de identificación, etc.. Estos estratos del psiquismo - correlativos a la socialización de la psique - forman parte de un magma de representaciones, deseos y afectos. La madre omnipotente, la del complejo de Edipo, la madre-ternura, etc., coexisten para la psique, y remiten la una a la otra. Es la representación de madre en tanto magma. Esto hace que siendo el mismo objeto, su significación cambie. Esto es lo que habitualmente no se percibe, la naturaleza magmática de las representaciones.
Fase triádica: en la medida en que la mónada se rompe, el psiquismo adviene a la fase triádica, en la cual - como lo indica su nombre - tres elementos forman parte: el infans, la madre, el pecho. La omnipotencia de la mónada es proyectada en la madre. Se establece la represión - el segundo trabajo que la socialización impone a la psique - y el proceso primario. Los objetos aparecen como parciales - lo malo es proyectado afuera para preservar lo bueno - y no puede hablarse de instauración del principio de realidad, ya que la realidad es para el infans la que designa la madre. De la alucinación se pasa a la fantasía. Se produce la diferenciación de las representaciones, los deseos y los afectos.
Heteronomía: es el estado de la sociedad opuesto al de la autonomía. Los sujetos - atados a un mito desconocido por ellos como tal - atribuyen un origen extrasocial a las leyes que los gobiernan, como si no fuera obra de los humanos, como si todo fuera un instituido, perdiéndose la noción de la capacidad instituyente del colectivo. Así sea con la sociedad feudal, o con el orden cosmológico incaico, o con los mitos del capitalismo actual (con su omnímodas leyes del mercado) lo que se consigue es ocultar las fuente del poder en el conjunto. Y así el poder se hace más extraño a los sujetos. Esta concepción es fundamental para entender la propuesta de Castoriadis de ocuparse, más que de la explotación humana, del poder como cuestión central para el accionar político lúcido.
Histórico-social: es uno de los dominios del hombre, creación de éste. Castoriadis, en este punto, muestra la indisociabilidad e irreductibilidad de la psique y la sociedad. Sociedad e historia no tienen existencia por separado. Lo social se da como autoalteración, como historia. Esta es la emergencia de la institución, en un movimiento que va de lo instituido a lo instituyente, y viceversa, a través de rupturas y de nuevas posiciones emergentes del imaginario social instituyente. Este crea a partir del magma de significaciones imaginarias sociales, y ese magma es el que constituye a la sociedad como un mundo de significaciones. De este modo, cada sociedad se autoinstituye. El ser de lo histórico-social está dado por esas significaciones, que dan un determinado sentido a la vida social, siempre arbitrario. Este dominio se mantiene unido gracias a la urdimbre producida por el magma de significaciones imaginarias sociales. La burguesía, por ejemplo, produce su propia definición de la realidad, que tiende a ser tomada como canónica por los sujetos, debido a la habitual heteronomía en la cual se hallan las sociedades.
Imaginación radical: capacidad de la psique de crear un flujo constante de representaciones, deseos y afectos. Es radical, en tanto es fuente de creación. Esta noción se diferencia de toda idea de la imaginación como señuelo, engaño, etc., para acentuar la poiesis, la creación. Señala Castoriadis que tal vez haya sido el más importante descubrimiento freudiano - expresado en La interpretación de los sueños - pero que fue acallado por él mismo, para poder ser aceptado por la ciencia oficial. Dice Castoriadis que había sido previamente descubierta y ocultada por Aristóteles reproduciéndose la misma situación con Kant, reapareciendo en Heidegger, para recalar en Sartre que resalta su característica de algo ficticio, especular, lo que no es ni tiene consistencia. Está claro que para Castoriadis es la característica central de la psique: lo que es, es producido por la imaginación radical. Esta hace surgir representaciones ex-nihilo, de la nada, que no están en lugar de nada, ni son delegadas de nadie. Implica creación, y no solo repetición, o combinaciones sobre una cantidad predeterminada y finita de representaciones. La psique tiende a interrumpir este flujo de imaginación radical, debido a las demandas de socialización; la reflexión a la que se adviene en un tratamiento psicoanalítico, permite liberarla de un modo lúcido.
Imaginario social instituyente: es la posición (en el colectivo anónimo y por éste) de un magma de significaciones imaginarias, y de instituciones que las portan y las transmiten. Es el modo de presentificación de la imaginación radical en el conjunto, produciendo significaciones que la psique no podría producir por sí sola sin el colectivo. Instancia de creación del modo de una sociedad, dado que instituye las significaciones que producen un determinado mundo (griego, romano, incaico, etc.) llevando a la emergencia de representaciones, afectos y acciones propios del mismo. Se debe diferenciar del término "imaginario social" que habitualmente circula, y que es sinónimo de representaciones sociales.
Indeterminación/creación/ser: dado el lugar central que la indeterminación ocupa en sus desarrollos, y al mismo tiempo por ser tratada muchas veces de modo periférico en textos que se centran en otras temáticas, y por estar ligada a la creación, al tiempo y al ser, resulta difícil resumir en pocas líneas su posición y articulaciones al respecto. En su texto "La lógica de los magmas y la cuestión de la autonomía" Castoriadis pronuncia tesis ontológicas: "Lo que es no es conjunto o sistema de conjuntos. Lo que es no está plenamente determinado. Lo que es es caos o abismo o lo sin fondo. Lo que es es caos de estratificación no regular. Lo que es tiene una dimensión conjuntista identitaria o una parte conjuntista identitaria siempre densa." "La no determinación de lo que es no es simple "indeterminación" en el sentido privativo y superficial. Es creación, es decir, surgimiento de otras determinaciones, de nuevas leyes, de nuevos dominios de legalidad". También sostendrá - en otros textos - que tiempo y creación son sinónimos, y que nunca algo está plenamente determinado, guardando siempre un monto de indeterminación, es decir, de posición de nuevas determinaciones. Es un atributo central de lo que es, y guarda estrecha relación con definirlo - como fue mencionado - como caos, abismo, lo sin fondo.
Individuo socializado: en la medida en que la significación está en poder del otro, el lenguaje no termina de cumplir su función de socialización. Solamente cuando ese otro sea destituido de su omnipotencia, será posible la socialización del sujeto. Para esto debe primero ese otro autodestituirse: debe significarse como algo distinto de la fuente y el dominio de la significación, debiendo señalar que nadie es dueño de las significaciones. Hace su presencia en este punto el Complejo de Edipo, que es para Castoriadis la aparición de la institución de la sociedad que limita la imaginación radical de la psique, evitando que la locura monádica se continúe en una locura de a dos o a tres. Deben estar castrados no solo el infans, sino, y sobre todo, primeramente el padre y la madre. Se abre así el proceso identificatorio para la psique, que más allá de la familia, continuará en las otras instituciones de la sociedad.
Lógica conjuntista-identitaria: o lógica formal/aristotélica. Se da en una doble dimensión. Como Legein, es lo que permite organizar, realizar operaciones de distinción, elección, conteo, etc., y su operación fundamental es la designación; esto hace posible que se produzca el hacer/representar social, al referirse a objetos distintos y definidos, produciendo la relación de signos (significativa) que permite y hace al lenguaje como código. Es la dimensión identitaria del representar/decir social. Como Teukhein (que trata de la cuestión del reunir-adaptar-fabricar-construir) se encarga de la finalidad e instrumentalidad, refiriendo lo que es a lo que no es y podría ser. Es la dimensión identitaria del hacer social.
Magma: junto con la imaginación radical, lo histórico-social y las significaciones imaginarias sociales, hace a los fundamentos del pensamiento de Castoriadis. Contiene una lógica que está en oposición y complemento a la lógica aristotélica, que sigue el modo de funcionamiento de lo que Freud denomina proceso primario, que rige en el inconsciente, lógica que permite articular lo racional con lo no-racional, lo lógico con lo ilógico.
Uno de los ejemplos que puede tomarse de magma es el de la totalidad de las representaciones que existen en la psique. Invita Castoriadis a que se piense en la totalidad de representaciones, sean recuerdos, fantasías, sueños. Y pregunta si se podrían ordenar, contar, separar, recortar. O en la totalidad de las enunciaciones de cualquier idioma. En ese último caso se trataría de un número finito, ya que responde a combinaciones sobre un número de elementos dados de antemano o con escasa variación. En el psiquismo de lo que se trata es de un magma de representaciones, así como en la sociedad de un magma de significaciones imaginarias sociales. Castoriadis señala que antes de la denominación magma pensaba en montón, multiplicidad inconsistente (tomando una proposición de Cantor). El magma es indeterminado, a diferencia de cualquier conjunto o entidad matemática. De un magma pueden extraerse, o se pueden construir, organizaciones conjuntistas, en un número indefinido, no pudiendo ser reconstituido - el magma - a partir de dichas composiciones conjuntistas. En su artículo "La lógica de los magmas y la cuestión de la autonomía", Castoriadis define al magma de acuerdo a estas propiedades:
"M1: Si M es un magma, se pueden reconocer en M conjuntos en un número indefinido; M2: Si M es un magma, se pueden reconocer en M magmas diferentes de M;
M3: Si M es un magma, no existe división de M en magmas;
M4: Si M es un magma, toda descomposición de M en conjuntos deja como residuo un magma;
M5: Lo que no es magma es conjunto o no es nada."
Mónada psíquica: es el primer estrato de la psique, su núcleo. La psique se autorrepresenta, no establece ninguna diferenciación entre ella y el mundo, entre representación y percepción. Más que de narcisismo, se trata de autoerotismo. Paradigma de este estrato es la inclusión totalitaria que la mónada lleva a cabo a partir de su omnipotencia, habiendo un círculo de indiferenciación, en el cual se es en todas partes. El deseo del cual se trata no es a causa de un objeto perdido, sino que es el deseo de un estado: es lo que Castoriadis rescata de Freud como "Soy el pecho", unidad fusional de piel-calor-leche-olor-sonido, etc., que habla de una protoidentificación. El principio que rige esta fase es el del placer, y hay un indiferenciación representación-deseo-afecto. El paso siguiente es el de la alienación en el deseo del otro. Esto se produce por las presiones de lo biológico y de ese otro. La socialización impone la ruptura de la mónada como primer trabajo para la psique.
Reflexión: en la medida en que el individuo social tome contacto y reconozca la alienación en la cual está inmerso, se abre la posibilidad de que pueda cuestionar las significaciones imaginarias sociales. Castoriadis establece en este punto un paralelo con el sujeto reflexivo que potencialmente puede advenir a consecuencia de haber realizado una cura analítica: puede tomar contacto con sus deseos y determinaciones, reflexionar y decidir sobre ellos. Siempre se trata de un proceso, y no de un estado logrado de una vez y para siempre. A nivel de un tratamiento psicoanalítico, se trata de la aparición de una nueva instancia del psiquismo, definida como actividad, que implica que el yo tome contacto con los productos de ello, los analice y decida sobre su destino.
Significaciones imaginarias sociales: lo primero que puede decirse, a modo de advertencia, es que no son un doble irreal de un mundo real: es una posición primera que inaugura e instituye lo histórico-social, procediendo del imaginario social instituyente, expresión de la imaginación radical de los sujetos. Hay significaciones centrales (la de Dios, por ejemplo), que no tienen referente, que son referente de otras que son secundarias, las instituyen. No son necesariamente explícitas, ni son lo que los individuos se representan, aunque dan lugar a las representaciones, afectos y acciones típicos de una sociedad. Son lo que forman a los individuos sociales. Es imposible explicar como emergen: son creación. El campo socio- histórico se caracteriza esencialmente por significaciones imaginarias sociales, las que deben encarnarse en las instituciones. No pueden ser explicadas por parámetros lógicos. A partir de ellas se originan representaciones, afectos y actos. El mundo capitalista, por ejemplo, contiene significaciones a partir de la cuales se originan determinadas representaciones - ligadas a lo empresarial, los cálculos económicos, lo financiero - con afectos que las acompañan - la avidez por la posesión, la ganancia, la acumulación - y actos que le son propios -.
Sublimación: va unida a la socialización de la psique, es su aspecto psicogenético. Implica un cambio en la finalidad de la pulsión y del objeto de la misma: Castoriadis pondrá el acento en el cambio de objeto - con objetos determinados previamente por la sociedad - y que la misma no excluye a la represión. Además, Castoriadis no reserva la sublimación para algunos "iluminados" sean artistas o científicos, sino que demuestra su presencia a nivel mismo del pensamiento y el lenguaje. La sublimación se produce entonces apoyándose en lo social. Permite que los otros ya no sean considerados simplemente como objetos sexuales, sino individuos sociales. El placer originario de la mónada, luego se hizo erótico, y finalmente, con la aparición del individuo social, se tratará de modificar el estado exterior de las cosas, o su percepción. Para esto es indispensable la sublimación. Esta tiene un contenido que es ofrecido por lo histórico-social, los objetos socialmente valorados de una sociedad. Sostiene Castoriadis que únicamente puede haber sociedad si los objetos de la sublimación son típicos, categorizados y mutuamente complementarios. Esto lleva a que la realidad es la que dicta la institución imaginaria de la sociedad. Ese es el Principio de Realidad, que tiende a ser negado por los psicoanalistas, que ven más bien un proceso psicogenético. Da el ejemplo de la pulsión anal, que es pura creación histórico-social, por la significación que las heces adquieren en la relación entre la madre y el infans, a partir de la determinación que la institución de la sociedad realiza, que produce significaciones absolutamente arbitrarias entre las heces y la propiedad.
Tipo antropológico/proceso identificatorio: la incorporación de las significaciones imaginarias sociales [mediante el proceso identificatorio] de una sociedad determinada, tiene como consecuencia la producción de un tipo antropológico que es funcional a la misma (el empresario o el proletario en el capitalismo, el señor feudal en el feudalismo, etc.) y que está al servicio de su reproducción. Se establece un circuito entre el proceso identificatorio, la sublimación [desde el lado de la psique, aspecto psicogenético de la socialización]] , y las significaciones imaginarias sociales (con sus modelos identificatorios, y los objetos obligados de la sublimación, aspecto sociogenético de la socialización). La imaginación radical de la psique hace que no sean incorporadas sin resto, pudiendo así excederse el imaginario social instituido, surgiendo nuevos tipos antropológicos; esto debe confluir con el accionar del imaginario social instituyente, el otro lugar de expresión del imaginario radical.
[*] Texto perteneciente al libro Insignificancia y autonomía. Debates a partir de Cornelius Castoriadis, Biblos, Buenos Aires, 2007. Originado en el Encuentro Internacional sobre la obra de Cornelius Castoriadis en 2005, en Buenos Aires.
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