Introducción
El saludo o especie de saludo, “¿todo bien?”- a veces acompañado por el “todo tranqui”- que parece imponer su pregnancia en la comunicación de muchas personas, especialmente en los adolescentes y jóvenes, nos hace pensar qué se genera en las subjetividades formateadas por este slogan y otros de la misma índole.
Dice Magdalena Echegaray: “Si todo bien es una pregunta, no es una que espere respuesta, y menos una que contradiga su enunciado. Como afirmación, el todo bien que aparece en boca de los adolescentes por ejemplo al inicio de una sesión dirigida a mí, analista, como descripción de un modo de sentir o de sentirse en el mundo, se cierra sobre sí misma. No interroga”. [1]
Dado que, como dice Castoriadis, psique y sociedad son dos conceptos indisolubles, no existe uno sin el otro, parecería tener una vital importancia interrogarnos acerca de qué peso tiene en la psique esta construcción social, cerrada sobre sí misma, que se instala y parece desmentir los malestares que están a la vista.
Miles de personas sin trabajo o precarizadas laboralmente, hecho que va a ir en aumento con la inminente ley de flexibilización laboral, la cantidad cada vez mayor de personas en situación de calle, la destrucción de múltiples beneficios sociales que fueron arrasados y que estaban instalados como logros o adquisiciones estables para los ciudadanos y ciudadanas, son algunas de las variables críticas que nos interpelan, si estamos dispuestos a registrarlas o sino “todo bien, todo tranqui”.
Un dato no menor que se suma a los anteriores malestares, es la desaparición forzada seguida de muerte, de Santiago Maldonado, que aumentó esta sensación, ya no de grieta sino de dos realidades que coexisten en forma paralela.
Tiene un peso importante en este escenario, el control social realizado a través de los medios de comunicación hegemónicos, adjetivo válido cuando contrastaba con medios críticos u opositores, pero estos también fueron aniquilados. Dice Yago Franco: “…las corporaciones de los medios de información pasan a ocupar el lugar de amo: la realidad es lo que ellas muestran, se han transformado en una institución fundamental de transmisión de las significaciones que serán incorporadas por el psiquismo humano”. [2]
¿Se puede?
Todo esto ayuda a construir la ficción a la que parte de la ciudadanía parece adherir ciegamente, representada en otros slogans, mucho más nocivos, a mi entender, que el mencionado al inicio: “se puede”, “vamos juntos”, acompañados de globos amarillos, pretendiendo afirmar: “ahora si todo está bien”, “no hay más corrupción”. No creo que haya mayor corrupción que la que se observa en este gobierno neoliberal, de CEO’s, que como en un juego infantil se pasan los negocios, como diciendo: “tómala vos, dámela a mí”, haciendo la salvedad que de infantil no tiene nada, sino que es más bien algo siniestro y perverso.
Esta desmentida o duplicación de la realidad, funciona aparentemente muy bien para muchos y les da votos a algunos pocos para que sigan llenando sus arcas. Parece que se puede - aunque a algunos nos de rabia y vergüenza-, ser parte de un colectivo que reniega de los más vulnerables, de los que no tienen trabajo, de los que no tienen vivienda, de los que defendieron y defienden los derechos humanos aún a costa de entregar su vida por esa bandera.
Este rasgo perverso social, tiene su base en una disposición del género humano, pero el modo de ser de la sociedad se aprovecha de ello. Una sociedad habitada por lo perverso marcha hacia su autodestrucción. [3]
Tanta agua tan cerca de casa
Esta frase es el título, traducido del inglés de un cuento de Raymond Carver, en el que un grupo de amigos varones sale de pic-nic y cerca de un río ven el cadáver de una mujer y para no arruinar su disfrute de fin de semana, deciden atarla a una rama, y pasar dos días de asado, fumando, comiendo y bebiendo, argumentando que luego de los dos días de diversión iban a hacer la denuncia a las autoridades correspondientes.
Dice H. Dardes [4] en un artículo, asociando la desaparición de Santiago Maldonado con el respaldo que gran parte de la sociedad anunciaba que iba a dar a este gobierno en las elecciones del pasado 22 de Octubre: “El cadáver de un pibe que desapareció después que la Gendarmería avanzara contra un grupo de mapuches con los que reclamaba por su tierra, como en Tanta agua tan cerca de casa, apareció enredado en las ramas a la orilla del río. El domingo, buena parte de la sociedad argentina va a emitir su voto apartando al cadáver que flota”.
Esta realidad de los globos amarillos y del “todo bien”, del “país ordenado”, parece manejarse como en el cuento de Raymond Carver, porque aparentemente todos continuamos con una vida liviana, light como las gaseosas, sin registrar que hay un cuerpo flotando en el río aunque a muchos otros nos interpela y espeluzna, porque la crueldad, no nos pasa desapercibida.
La ternura como resistencia
Fernando Ulloa decía que la ternura es la base ética del sujeto. Hablar de "la ternura en estos tiempos de ferocidades no es ninguna ingenuidad. Es un concepto profundamente político. Es poner el acento en la necesidad de resistir a la barbarización de los lazos sociales que atraviesa nuestros mundos" [5].
Con la desaparición de Santiago Maldonado y el modo en que fue manejado el hecho por el gobierno y los medios afines, tuvimos en escena una barbarización más, tal vez la más cruel y cruenta, que se conecta con los desaparecidos de la dictadura cívico militar.
Ante este gobierno de CEO’s, de política y economía neoliberal, que fomenta la desigualdad y la perversión en los lazos sociales, donde los sujetos de derecho que somos todos los ciudadanos estamos sin derechos, especialmente los más vulnerables, es preciso ser resistencia, que es necesidad y posición política, así como la ternura - al decir de Ulloa-, de los que no vemos todo bien.
Dice Alejandro Robino en un fragmento de su poema Instrucciones para capear el mal tiempo, (erróneamente atribuido a Francisco Paco Urondo): “Refúgiese en la casa y asegure los postigos una vez que todos los suyos estén a salvo. Comparta el mate y la charla con los compañeros, los besos furtivos y las noches clandestinas con quien le asegure ternura”. [6]
Cómo resistir, que es el lugar que creo nos toca ocupar, ante esta propuesta neoliberal que aniquila todo lo que no sea afín, sea salud, educación, derechos adquiridos, especialmente por los más vulnerables, Derechos Humanos, etc. Y mientras voy escribiendo esto sigue in crescendo, siguen recortándose derechos, se vuelve a muchos años atrás en cuanto a la ley de salud mental y tantas otras cosas, porque la lista sigue.…
Volviendo a la interrogación del inicio, la tecnocomunicación formatea una psique con poca posibilidad de pensamiento crítico, con una conexión provista de una superficialidad y de una emocionalidad primaria, donde el todo bien parece funcionar muy ajustadamente para una gran mayoría y mientras esto sucede la crueldad avanza a pasos agigantados…sigue habiendo un cuerpo flotando en el río.
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