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La sombra argentina" de Alejandro Humberman
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Vi(r)ajes. De Marcelo Luis Cao
La sombra argentina
De Alejandro Humberman
El bien del sauce, 2019, 290 p.
Por Yago Franco
yagofranco@elpsicoanalitico.com.ar

 

“En su primera novela, madura y consciente, Alejandro Huberman trabaja sobre el desafío de encontrar lenguaje allí, donde sólo cabe una mueca o un gesto de espanto. Lucía nace en la ESMA. La rodea un país sin rumbo, sangriento. El autor, que es médico, psiquiatra, psicoanalista, y tiene 76 años, desde hace una década trabaja en este libro: una novela que busca astillas luminosas en medio del horror.
Los personajes reales, imaginarios, diseñan un mapa de la memoria traumática: el ajedrecista Miguel Najdorf, el padre Mujica, Lopecito, un hijo bastardo del Comandante Cero.
Y la niebla espesa de la represión. Desde ahí la historia pega un salto. El milagro de la vida y el horror de la vida en una línea delgada, en una misma fulguración de un atardecer infinito.
A pesar del pesar de lo que narra, o justamente por eso, La Sombra Argentina es una novela inolvidable y necesaria.” (Contratapa)

Un relato hecho relatos en paralelo, algunos de los cuales irán entrecruzándose. Novela que avanza como una partida de ajedrez. Que bordea el más allá al que Argentina fue empujada por la dictadura cívico-militar iniciada en 1976. Alejandro Huberman va llevando al lector al escenario de una época que es mostrada a partir de fragmentos que van conformando una totalidad. Escenas cinematográficas pueblan sus páginas. Escenas en las cuales aparecen personajes siempre dotados de vitalidad y arrastrados por las turbulencias producidas en el encuentro de sus deseos con una realidad impensada, cruel, por fuera de lo imaginable. Lo notable de la novela de Alejandro Huberman, es que no parece una novela: parece una crónica de una realidad pesadillesca en medio de la cual la vida de todas maneras se abre paso. Lo que relata el autor bien puede haber ocurrido palmo a palmo. Eso es lo notable, lo notable de una ficción que parece no haberlo sido. Y eso es lo horroroso. Y no es que se trate estrictamente hablando de una realidad novelada. ¿Una realidad que parece una ficción? No. El texto parece hundirse en lo real creando una realidad posible, absolutamente verosímil. La sombra de lo siniestro que ocurrió en Argentina, del horror, de lo impensable, de lo pesadillesco, de aquello que no termina de poder relatarse, puesto en palabras. Una puesta en palabras como intento de arrancar a lo real algún sentido. Tarea de historización que está notablemente lograda. ¿Esto pasó? ¿Es verdad lo que el autor relata? Preguntas que ante la caída en el abismo de lo real siempre surge, se trate de este caso, o de los campos de exterminio nazis, del genocidio armenio, del genocidio ruandés o de ese genocidio llamado descubrimiento de América. Siempre faltarán palabras. Siempre será necesario insistir en pronunciarlas. Una y otra vez.

 
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