EL ESCAPARATE DE LOS DESEOS
“El televisor doméstico es un aparato que se interpone –de modo interesado y nada inocente- entre la mirada humana y la sociedad. Y le es enteramente aplicable el diagnóstico que hace años formuló André Bazin sobre el cine, a saber, que con su intermediación el hombre sustituye con la mirada su prosaico mundo cotidiano por un mundo que se acomoda a sus deseos. Convertido en una especie de altar laico y pagano que ocupa un lugar privilegiado en la vivienda, el televisor se ha constituido en una ventana o escaparate permanentemente abierto en el interior del hogar, para disfrute del mironismo vicioso de sus moradores. Ante su usuario encandilado surge el recuerdo de James Stewart, el protagonista de La ventana indiscreta, que fisgoneaba compulsivamente la vida privada de sus vecinos con su teleobjetivo, hasta el punto de descuidar su relación con su agraciada novia (Grace Kelly)”.
LA PORNOGRAFÍA DIGITAL
“…como fruto de una investigación de un equipo de la Carnegie Mellon University, de Pittsburg, se concluyo lo siguiente: la pornografía constituye la aplicación recreativa más extendida en las redes; el 89,9 por ciento de sus usuarios es del sexo masculino; debido a la amplia difusión de pornografía en otros medios tradicionales, las redes privilegian variantes alternativas especializadas, como la paidofilia, la hebefilia y parafilias diversas (como el sadomasoquismo, el andinismo, la coprofagía y la zoofilia).
Un buen ejemplo de esta voluntad de diversificación y originalidad lo ofreció Robert Thomas, de California, al distribuir en la red imágenes de actos sexuales, pero señalando que sus participantes eran miembros de una misma familia y, aunque no había pruebas de que se tratase realmente de relaciones incestuosas, se convirtieron gracias a esta información en best sellers en el sector. En la misma línea, Catherine McKinnon, activista antiporno y profesora de Derecho de la Universidad de Michigan, se lamentó de que cuando en la red se anunciaban escenas de sexo oral con atragantamiento, el número de visitas se duplicaba (Time, 3 de Julio de 1995).”
EL EROS CIBERNÉTICO
“Los gestos de los amantes cibernéticos, transmitidos e interpretados por un ordenador, llegan a su pareja en forma de impulsos eléctricos. Los amantes, que se encontraban en zonas separadas, tenían en las pantallas de sus ordenadores la representación en tres dimensiones de un cuerpo del sexo opuesto, para poder seleccionar así las partes en las que en cada momento deseaban concentrar los estímulos. Los hilos eléctricos transmitían descargas de intensidad variable, que oscilan de 3,5 voltios, es decir, la intensidad de una pila, a un máximo de 49 voltios.
La experiencia demostró también que el grado de precisión que puede alcanzar la caricia tradicional es difícil conseguirlo con el mouse de un ordenador, ya que sucedió varias veces que uno de los amantes creía estar estimulando la pierna de su pareja, cuando en realidad transmitía los impulsos a su brazo, por ejemplo. Los creadores de Cybersex, pese a reconocer que hoy por hoy el material carece de la sofisticación necesaria para conseguir sus eróticos fines, se mostraron muy convencidos de que en un futuro no muy lejano dos personas podrán simular un contacto carnal pese a encontrarse a muchos kilómetros de distancia” (La Vanguardia, 20 de enero de 1994).
LA MIRADA PORNOGRÁFICA
“Es sabido que los dos motivos estadísticamente más recurrentes en la pintura occidental han sido el paisaje y el cuerpo humano, es decir, el paisaje natural y el paisaje antropológico. Mientras que la civilización industrial se ha encargado de demoler la iconografía paisajística, en la era massmediática ha seguido vivo y en pie el culto icónico a la anatomía humana. Y prueba tal vitalidad, de modo paradójico, el hecho de que para algunas culturas puritanas el desnudo siga resultando ofensivo. Así, el rechazo en julio de 1995, por parte del ayuntamiento de Jerusalén, de una reproducción del David de Miguel Ángel que el ayuntamiento de Florencia le había ofrecido con motivo del tercer milenio de la ciudad, alegando que era un desnudo, no hacía más que ratificar su contundente eficacia expresiva”.
FUNCIONES ERÓTICAS Y AFECTIVAS INTERPERSONALES EN LA RED
“En esta sociedad telepolifónica la voz reemplazaba a la presencia visual, a la apariencia física y a los modales gestuales en la vida social. Para compensar la mutilación sensorial y la frialdad de este único canal comunicativo, los diseñadores se esmeraron en sofisticar la forma y aspecto de los aparatos telefónicos, dotándolos de mayor personalidad, elegancia y colores más cálidos. El arcaico aparato negro, uniforme e impersonal fue sustituido con ventaja por seductores gadgets, estilizados, elegantes, barrocos, golosos y hasta eróticos. El timbre ya no era un timbre, sino un suave “bip-bip”. Y el aparato un compañero cálido que compensaba la ausencia física del ser humano con el que se hablaba, pero al que no se podía ver ni tocar. Una cosa iba por otra. No es extraño que muchas actrices de strip-tease quisieran desarrollar desde hacía años números en los que simulaban masturbarse con el auricular telefónico, como si desearan que la voz del amado penetrara por su vagina”.
LAS ESTRATEGIAS DEL EROTISMO
“El coito frontal constituyó una innovación importante que data por lo menos de hace 300.000 años, a juzgar por la pelvis del Homo Heidelbergensis hallada en Atapuerca en mayo de 1999. El coito frontal supuso importantes ventajas adaptativas, pues permitió una mayor extensión del contacto corporal, aportó el estímulo emocional de contemplar el rostro de la pareja durante el coito y permitió el invento del beso, otra innovación humana que tendría un gran futuro, y cuyo origen filogenético hacen remontar los etólogos al placer del bebé primitivo al recibir de la lengua materna su comida premasticada.”
DESEOS DIGITALES
“Si las imágenes son presencias ópticas sin vida, no por ello escapan a la iconolatría masiva, y su carencia de vida tampoco impide que estén asimismo sujetas a un auténtico proceso de selección darwinista, de tal modo que las más llamativas, escandalosas o sofisticadas tienden a eclipsar o a desplazar a las más banales o más tradicionales. El principio biológico de la “mirada preferencial” (sobre todo hacia el estímulo sexual y al nutritivo) actúa de modo implacable en este campo. Y, siguiendo con el símil biológico, este imperativo que prima a las imágenes más excitantes sobre las que lo son menos tiende a reducir la “biodiversidad” de nuestra iconosfera contemporánea.
De manera que la iconosfera contribuye, con sus formas y colores hedonistas, a sensualizar nuestro entorno urbano, aunque también puede llegar a saturarlo, pues el exceso de imágenes las hace finalmente invisibles, convirtiéndolas en mero “ruido óptico.”
[*] Fragmentos del libro El eros electrónico, de Gubert Román. Editorial Taurus, Madrid, 2000.
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