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Landscape with Figures, 1965-66, George Tooker.
Landscape with Figures, 1965-66, George Tooker.
Imagen obtenida de: https://www.adbusters.org/blogs/blackspot-blog/return-hacktivism.html
La diferencia sexual en debate. Cuerpos, deseos y ficciones: Introducción (*)
Por Leticia Glocer Fiorini
Presidenta y didacta de la Asociación Psicoanalítica Argentina
lglocer@intramed.net
 
I. Problemáticas

Las sociedades contemporáneas están atravesadas por cambios culturales, tecnológicos y fenómenos de violencia social que se expresan en los discursos vigentes. Se trata, a la vez, de sociedades globalizadas y fragmentadas, unitarias y multiculturales, en las que la violencia de género, guerras, enfrentamientos étnicos, raciales y religiosos, terrorismos, desocupación, migraciones generalizadas y hambrunas se dan en el contexto de las crisis cíclicas del capitalismo. Todo esto se constata en cambios en las presentaciones subjetivas y en las normas que rigen los intercambios sociales y, ciertamente, tienen efecto en la práctica clínica. Pueden tener efectos diferentes en hombres y mujeres por lo que en estas situaciones, eventualmente, se amplifican las problemáticas referidas a la diferencia sexual.

Así, constatamos que hay una enorme variedad de presentaciones sexuales y de género que desafían saberes establecidos sin encontrar cabida en la polaridad masculino-femenino, polaridad que atraviesa los tiempos y las culturas. Esas diversas presentaciones no se pueden unificar: homosexualidades, travestismos, transexualismos, transgéneros, presentaciones queer, en general. Se trata, entonces, de abordar el amplio espectro de subjetividades que no encuentran lugar en el dualismo masculino-femenino. Deberían ser consideradas montajes que pueden responder a diferentes mecanismos psíquicos y configuraciones clínicas; es decir, que su homogeneización atenta contra una comprensión posible de estas presentaciones. Remarquemos que algunas apuntan a la elección de objeto sexual y al campo del deseo, mientras que otras apuntan a la identidad sexual o de género. Esta distinción alude a que el enunciado “soy hombre o soy mujer” es diferente a “deseo a un hombre o deseo a una mujer”, o bien “deseo a un travesti o a un transexual”, aunque ambos puedan coexistir en un mismo sujeto.

Revisar estos bordes teóricos implica debatir, cuestionar consensos dentro del psicoanálisis respecto de las diferentes teorizaciones sobre la diferencia sexual, el complejo de Edipo, la envidia del pene en la mujer, el complejo de castración, dentro de los “universales” psicoanalíticos; sobre las concepciones sobre lo masculino y lo femenino así como sobre las homosexualidades y transexualidades en general. A esto se agregan las derivaciones implícitas sobre otras áreas de la vida humana tales como maternidades y paternidades, funciones simbólicas y deseo de hijo (más allá del hombre y la mujer biológicos). También están implicadas la violencia sexual y las relaciones de poder en tanto responden a las normas e ideales vigentes en la trama social. Para abordar estos temas se hace necesario precisar con qué noción de sujeto se trabaja.


II. Interrogantes

Nos encontramos en el trabajo clínico con la problemática de la diferencia sexual tal cual se presenta en las sociedades contemporáneas. ¿Hay elementos a revisitar en las concepciones sobre la diferencia masculino-femenino?

¿Las parejas homosexuales, el travestismo, el transexualismo, las presentaciones queer o las nuevas formas de familia en general, cuestionan el concepto de diferencia sexual? Estas presentaciones, ¿son una expresión degradada de la diferencia sexual clásica femenino-masculino? En estos casos, ¿los hijos provenientes de formas de familia no convencionales, quedarían excluidos, abyectos, del sistema de lazos sociales? Y, si no fuera así, ¿cambiaría el concepto de diferencia sexual?

Además, ¿es la diferencia sexual una noción dependiente de cambios históricos o sociales? O, en el otro polo, ¿se trataría de un axioma inmutable de la teoría? Más aún, ¿se trata de una categoría que se encuadraría totalmente en la teoría de la representación?

El análisis del concepto de diferencia sexual tiene fuertes implicancias en la práctica clínica. En nuestra línea de estudios puntualizamos que están en juego normas, discursos e ideales culturales con respecto a la conceptualización de las llamadas diversidades sexuales y de género, a las características de la feminidad y la masculinidad, a la maternidad y paternidad y a las funciones simbólicas necesarias para una inserción en un universo de lazos sociales. Se trata de categorías sujetas a fuertes preconceptos y a fundamentos que se proponen como inamovibles.

Esto supone abrir la posibilidad de iluminar y revisar la resolución de los procesos de subjetivación sexuada, los itinerarios del deseo y su relación siempre conflictiva con los ideales y legalidades vigentes. En este marco, cobra especial relevancia la posición del analista, sus teorías –implícitas y explicitas–, su ideología, creencias y prejuicios, así como la necesidad de un abordaje que amplíe el campo de la escucha.


III. Abordaje

Partimos de la hipótesis de que el concepto de diferencia sexual en psicoanálisis encuentra un tope al estar sustentado en una lógica binaria estricta (fálico-castrado, presencia-ausencia, homologados a masculino-femenino). La propuesta es pensar esta categoría con otras lógicas que permitan descentrarla y generar líneas de fuga para poder incluir esa lógica dualística, binaria, en complejidades mayores.

Para ello, abordamos este estudio en el marco epistemológico del paradigma de la complejidad, tal como fue desarrollado por Morin (1990) y Prigogine (1988), entre otros, con el objetivo de encontrar determinismos complejos y recursivos para fenómenos también complejos. Esto incluye el trabajo en las intersecciones, en las fronteras, en los límites, que permitan desplegar y ampliar el campo de comprensión de categorías que se presentan como sustanciales cuando se inmovilizan en los centros de las teorías. Supone también, la posibilidad de concebir un psicoanálisis abierto (Eco, 1979), con la suficiente porosidad y movilidad de sus límites como para generar revisiones, intercambios con otras disciplinas y debates productivos. En esta línea, nuestra propuesta es no solo identificar los topes teóricos, los puntos ciegos, los reparos ideológicos, sino abrir otras formas, otras lógicas, para pensar la diferencia.

El paradigma de la complejidad permite desplegar:

a) Un pensamiento que acepte heterogeneidades que no siempre llegan a síntesis dialécticas.
b) Que no se reduzca a polaridades binarias.
c) Que se apoye en conjunciones disyuntivas (Deleuze y Guattari, 1980).
d) Que afirme un interjuego entre lo instituido y lo instituyente (Castoriadis, 1986).

Esta propuesta abre la posibilidad de:
e) Investigar las metateorías que sostienen la noción de diferencia sexual.
f) Deconstruir el concepto de otredad ligado a lo femenino.
g) Utilizar la mayor visibilidad de las migraciones sexuales y de género para repensar el concepto de diferencia sexual.

De esta manera, nos proponemos, a través de un análisis conceptual epistemológicamente sostenido en paradigmas que forman parte de debates contemporáneos, articular desarrollos psicoanalíticos con aportes de la Filosofía, Antropología, Sociología y teorías de género para delimitar las raíces de las definiciones centrales psicoanalíticas respecto de la diferencia sexual, su lógica implícita y sus derivaciones teóricas y clínicas. En este marco, también está en juego la propuesta de que es necesario un abordaje interdisciplinario.

Por otra parte, esta revisión permite identificar aquellos conceptos que se encuentran hoy en debate y que pugnan por la construcción de nuevas alternativas teóricas, lógicas e interpretativas. A partir de esta descripción se elaboraron los ejes de tensión conceptual psicoanalíticos y transdisciplinarios y se propusieron líneas de ajuste, en virtud de establecer nuevos consensos, aperturas y debates en función de acercar el diálogo entre el psicoanálisis y la presencia de nuevas realidades, básicamente desde la mira teórico-clínica.


IV. Propuesta

En la perspectiva planteada nuestra propuesta es:

  • Analizar las diferentes posturas teóricas –explícitas e implícitas– dentro del psicoanálisis con relación a la diferencia sexual, al par masculino-femenino y a sus derivaciones con respecto a la maternidad-paternidad y sus funciones, al deseo de hijo en hombres y mujeres, a la violencia sexual y a las funciones simbólicas imprescindibles para la producción subjetiva.
  • Debatir las consecuencias de esas posturas para analizar las diversidades sexuales y de género y las posiciones masculina y femenina.
  • Considerar las fuertes implicancias teórico-clínicas con respecto a la construcción subjetiva en los hijos de familias o parejas no convencionales desde el punto de vista de la elección sexual o la identidad de género.
  • Abordar los efectos de nociones tales como “angustia de castración” y “envidia del pene” y sus consecuencias en las posiciones e identificaciones de analistas, hombres y mujeres, al considerar los lugares asignados por la teoría y los discursos vigentes con relación a la diferencia sexual.
  • Explorar cómo se entrecruzan las normas sociales en cada época con las teorías sobre la diferencia, con las fantasmáticas de cada psicoanalista, su ideología, sus teorías privadas, y cómo se autoperpetúan y potencian mutuamente.
  • Conocer cuáles son las lógicas en juego en cada interpretación o en cada silencio del psicoanalista en relación con la diferencia sexual y las posiciones femenina y masculina.
  • Iluminar cuál es el marco teórico y personal disponible en cada psicoanalista para enfocar estas problemáticas, hasta dónde hay una “libre elección de teorías” y cuáles son los límites en juego.
  • Efectuar distinciones entre la diferencia sexual y otros niveles en que se juega la diferencia.
  • Discutir la propuesta de que el “acceso” a la diferencia sexual es condición ineludible para la inserción en una trama social simbólica.


V. Ejes de análisis

  • Lo masculino y lo femenino en la historia cultural de Occidente.
  • El concepto de sujeto sexuado y su relación con el campo de la diferencia sexual en las perspectivas de la Modernidad y de la denominada Posmodernidad o Modernidad tardía así como en algunas variantes de las culturas contemporáneas.
  • Lo masculino y lo femenino en el psicoanálisis y su explicitación teórica y aporías: complejo de Edipo y de castración en el varón y la niña, envidia del pene, angustia de castración, ideales en juego, funciones simbólicas.
  • Las migraciones sexuales y de género. El desafío que implican al concepto clásico de diferencia sexual con su carácter normativo dentro de las legalidades vigentes.
  • Los procesos de subjetivación sexuada a la luz de las parentalidades no convencionales.
  • Las metateorías en juego y los debates correspondientes a la luz de las nuevas realidades en juego.
  • Las teorías implícitas del psicoanalista frente a los ejes de la teoría psicoanalítica y la demanda de nuevas construcciones: sus implicancias clínicas.
  • El pensamiento psicoanalítico en tensión frente a redefiniciones político-jurídico-sociales: homosexualidades, parentalidades no convencionales, nuevas formas de familia.
    a) Concepciones en discusión sobre la diferencia sexual y sobre lo masculino y lo femenino: diferencia anatómica, diferencia psicosexual, diferencia de géneros, diferencia simbólica, a los que se suma el concepto de diferencia en distintas teorías filosóficas, lingüísticas y culturales (Cf. capítulo Conclusiones y aperturas).
    b) Los desafíos que presentan las migraciones sexuales y de género a la temática propuesta.
    c) Aportes epistemológicos que proveen otras lógicas y modelos para pensar las problemáticas en juego.

En síntesis, nos proponemos no solamente focalizar en las problemáticas que genera la categoría “diferencia sexual”, sino dar un paso más y abordar otra forma de pensarla. En este marco, consideramos también que el acceso a la diferencia y las diferencias implica un reconocimiento de la otredad, del otro y los otros, y que esto es condición de la inserción en una trama simbólica de lazos sociales.

Los ejes de mayor alcance que se desarrollarán en nuestra propuesta son:

  • Un modelo triádico para pensar la construcción de subjetividad sexuada, sin simplificaciones dualistas.
  • Una concepción del deseo como “producción deseante” y no solamente como sustitución de una carencia fundamental que se atribuye a las mujeres y que duplicaría la “carencia en ser” de todo sujeto.
  • La deconstrucción del concepto de función “paterna”, ya que se trata de una función simbólica que proponemos denominar función “tercera” para evitar sus fuertes connotaciones patriarcales y, a la vez, ampliar el campo de las funciones maternas.

Estas propuestas pueden permitir la expansión de nuestro marco interpretativo para poder abarcar las singularidades en la clínica y evitar respuestas automáticas, fijas, sobre las cuestiones mencionadas.



[*] Del libro La diferencia sexual en debate. Cuerpos deseos y ficciones, Lugar Editorial, Buenos Aires, 2015.


 
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