En estas páginas, Alain Badiou, uno de los mayores filósofos franceses contemporáneos, aparece como un irreductible, un obstinado apologeta del amor. Plantea una apasionada defensa del amor frente a las amenazas que la vida actual le plantea. Lo leemos levantando banderas contra los partidarios del mercado liberal, quienes entienden el amor desde intereses y conveniencias que arrimen al “riesgo cero”, pero también contra sus opuestos, los “libertarios” pregonadores del hedonismo. Estas dos amenazas son entonces, la “vida segura” (evitando todo riesgo, todo encuentro accidental y sorprendente) y el amor entendido sólo como una variante de las distintas formas del goce.
En Elogio del amor, libro en forma de entrevista entre dos filósofos, Alain Badiou declara que “la escena del Dos” propia del amor, es un laboratorio de prueba: el amor como un procedimiento de la verdad; dirá que es una experiencia en el curso de la cual se construye una verdad sobre el Dos, sobre la diferencia en cuanto tal. Contra las actuales concepciones “securitarias” del amor, Badiou arremete planteando cómo nuestra época degrada la dimensión transformativa del encuentro de amor. Los vínculos contemporáneos se rigen sobre el acuerdo narcisístico entre dos entidades atentas a sí mismas, y son relaciones a “riesgo cero”, definidas así porque se proponen una asunción del Dos, sin el abandono del primado del Uno. El encuentro con el otro, en este panorama, debe advenir dentro de una seguridad tal que la ganancia, el provecho, siempre debe estar a favor de la identidad del sujeto. Badiou sostiene que el amor de hoy es aquél que evita la experiencia auténtica de la alteridad a favor de un contrato asegurado entre las partes, que se acuerdan para el bienestar personal. Así dado, el amor hoy es vivido, según el autor, como un riesgo inútil, por eso es importante que pueda favorecer el menor desperdicio posible de energía dentro de una equilibrada economía de las pasiones.
Parado aquí, Badiou lanza su propuesta: el empeño transformativo que el amor puede significar para dos sujetos comprometidos. El amor acá propuesto es un gesto de confianza. Concepción sobre el amor vecina a la idea de Platón, para el cual el amor era el impulso de una chispa universal. A fuerza del coraje de invertir en un riesgo, de caer presa del sufrimiento, el amor se presenta así como una de las pocas experiencias posibles de la actualidad, en donde el sujeto no cuide sólo su propio interés de reconocimiento, sino que da lugar a algo nuevo.
Un trabajo constante y esforzado parece así el amor, experiencia poco actual e imprevista, que lleva al autor a definirlo como invención. Diremos que el amor de Badiou es un encuentro y una construcción; es anticonformista y no políticamente correcto, porque no tiene en mente la conjunción y la aprobación, más bien la separación del dos y la exaltación de la diferencia. Lo dice en su texto: “El amor no es un contrato entre dos narcisistas; es mucho más. Es una construcción que obliga a los participantes a ir más allá del narcisismo. Para que una historia de amor dure, es necesario reinventarse”.
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