I
Buenos Aires, 1974
El cartel decía: Grupo
de Estudios de Wilhelm Reich. Nos deteníamos
a mirarlo en un recodo del edificio de la Facultad
de Filosofía y Letras, en Independencia al 3000
de la Ciudad de Buenos Aires. El mismo en el que poco
tiempo después un cura cuyo nombre no recuerdo
llevó a cabo una ceremonia purificadora, ahumándolo
con incienso. Seguramente el cartel ya no estaba: nosotros
tampoco. Ese cartel nos invitaba a acercarnos a la obra
de alguien cuyo nombre era mencionado en medio de discusiones
y charlas de café en las que Artaud, Marx, Mao,
Pichón Rivière, Spinetta, Paulo Freire,
Cortázar, ERP, Montoneros, la Teología
de la Liberación, Fellini, Pasolini, el Che,
el mundial de football del 74, Perón, Evita,
Freud, Lacan, los Beatles y tantos otros nos ofrecían
los hilos con los que intentábamos tejer una
trama sobre el caos, sobre el abismo de lo real, algo
que hiciera de puente para que pudiéramos transitarlo
y con la ilusión de llegar al otro lado.
Reich quería llegar al Otro
lado, y tenía la certeza de poder hacerlo,
es más: creyó haberlo conseguido. Tal
vez corrió la suerte de Icaro. En esos días
se proyectaba la película de Robert Altman El
volar es para los pájaros.
Reich intentó tender puentes entre la psique
y el cuerpo, entre la psique y la sociedad, insistiendo
en que en el cuerpo y en la psique estaba presente el
poder instituido. Creía en la existencia de un
estado de libertad y felicidad, al que se arribaría
mediante la liberación de dicha presencia, por
la vía psicoanalítica en principio, utilizando
el análisis del carácter, luego la vegetoterapia,
finalmente volcando en el cuerpo energía cósmica
(mediante el acumulador de orgones). La otra vía,
la política, tenía que ver con la institución
de una sociedad comunista, en la que se hiciera presente
la liberación sexual. Siempre con la finalidad
de que el sujeto recupere su potencia orgásmica,
fuente de vida, perdida por la represión social-política
a que es sometida desde la niñez, a través
de una moral sexual transmitida por la familia patriarcal,
que produce sujetos autoritarios encerrados en una coraza
caracterial-muscular. Coraza que termina enfermándolos:
que produce neurosis y enfermedades: biopatías.
Reich se posiciona así en la dimensión
económico-pulsional y energética, para
recuperar a su vez la dimensión del afecto. Le
interesará mucho menos la capacidad representativa
del aparato psíquico, que la dimensión
del afecto. Los primeros escritos de Freud, incluyendo
su correspondencia con Fliess, la primacía del
principio de placer y la denuncia que el creador del
psicoanálisis hiciera de la moral sexual cultural,
serán las fuentes de las que beberá Reich,
y estarán presentes a lo largo de toda su obra.
Reich, expulsado de la IPA (el primero en serlo), del
Partido Comunista Alemán, perseguido por el nazismo
y por el macartismo cuando se exilie en EEUU, muere
en la cárcel en 1957, y su obra fue incinerada
y prohibida durante años. En general se lo ha
despachado con el mote de paranoico: ¿existirá
algún otro caso de un paranoico que haya sido
tan perseguido, y cuya obra haya tenido como destino
la hoguera, habiéndose perdido muchos manuscritos
inéditos? Para recorrer sus tesis sobre el cuerpo
y su lugar en el sujeto y en la clínica psicoanalítica,
que comienza con su postulación del reflejo del
orgasmo (1924-27) y culmina con su desarrollo sobre
las biopatías – contemporáneo de
sus trabajos referidos a los efectos de la radiación
atómica y el modo de mitigarlos -, he decidido
hacerlo haciendo un entrelazamiento con su historia,
que al mismo tiempo forma parte de la historia del movimiento
psicoanalítico.
Dubrozcynica, Galitzia, 1897
Reich nace en una familia judía asimilada, de
buena posición económica. Fue educado
al margen de cualquier tradición religiosa. Su
madre, Cecilia Roniger, se suicidó cuando él
tenía catorce años. Su padre - Léon
Reich - muere dos años después, y Wilhelm
lo sucedió a la cabeza de la granja familiar.
Luchó en la Primera Guerra, siendo ascendido
a oficial. Luego de esta, junto con su hermano caen
en la pobreza extrema.
Dice Elisabeth Roudinesco: “El
itinerario atormentado del mayor disidente de la segunda
generación freudiana … ha sido narrado
de manera caricaturesca por la historiografía
oficial, y sobre todo por su principal representante,
Ernest Jones, responsable, junto con Max Eitingon, Anna
Freud y Sigmund Freud, de su exclusión de la
International Psychoanalytical Association (IPA)”.(Roudinesco,
Diccionario de psicoanálisis)
En 1928 le escribía Freud a Lou Andreas-Salomé:
“Tenemos aquí
a un Dr. Reich, un joven valiente, un poco impetuoso,
que ahora saluda en el orgasmo genital al antídoto
para todas las neurosis” (Rodrigué,
1996, pág. 228)
Austria, Viena, 1919: “¡Es
el orgasmo, Dr. Freud!”
Estudia medicina en Viena, participa del seminario
de sexología de Otto Fenichel y toma contacto
con Freud en 1919. En 1921 (a los 22 años), siendo
miembro adherente de la Sociedad Psicoanalítica
de Viena, comienza a trabajar como psicoanalista. También
dirige un exitoso seminario sobre sexología.
Se acerca a la obra de Marx y Engels en 1924, y se interesa
en el origen social de la patología psíquica,
adhiriendo a las ideas de Freud, referidas al papel
de la represión de la sexualidad en el origen
de las neurosis, como lo hace por ejemplo en La
moral sexual cultural y la nerviosidad moderna (1909).
Irá disintiendo con Freud por su conceptualización
de la pulsión de muerte.
Elisabeth Roudinesco dice que para ese entonces Reich “Acusó
a los psicoanalistas de haber abandonado la libido y
de querer domesticar el sexo, aceptando el principio
de una adaptación del individuo a los ideales
del capitalismo burgués. En un primer momento,
aunque no compartía las opiniones del joven,
Freud lo encontró más bien simpático:
esa simpatía duraría poco, y Freud no
tardó en detestar a Reich, al punto de querer
eliminarlo del movimiento psicoanalítico”
(Roudinesco, Diccionario de psicoanálisis).
En 1924 introdujo el concepto de "potencia orgástica",
que es la capacidad de abandono completo al espasmo
involuntario del organismo y la descarga completa de
la excitación en la culminación del acto
sexual. En 1927 publica la primera versión
de La función del
orgasmo, que Roudinesco tilda (equivocadamente)
de texto de sexología. También publica
la primera versión de Análisis
del carácter, que revoluciona la técnica
analítica: está fundamentado en el Seminario
de Terapia Psicoanalítica que entre 1924 y 1930
dictó en la Sociedad Psicoanalítica de
Viena.
“Un análisis
no se puede considerar completo – sostiene
allí - mientras
el paciente no libere su genitalidad del sentimiento
de culpa, retirándola del objeto incestuoso,
superando de ese modo su nivel de organización
pregenital. Los criterios de estos cambios se encontrarán
en las fantasías y en los sueños transferenciales”
(Rodrigué, 1996). Su técnica
está basada en el análisis de la
transferencia negativa, indicando que no debe realizarse
ninguna interpretación de contenido sin antes
analizar la resistencia. Así, hablará
de resistencia de carácter, entendiendo al carácter
neurótico como la base de la neurosis. Las defensas
no han de considerarse separadas de la personalidad
– una posición diferente a la de los psicoanalistas
de entonces - , ya que impregnan todos los aspectos
de ésta: son una coraza caracterial.
Rodrigué dice que
“Los analizandos que viajaban a la meca psicoanalítica
de Viena recibían de los analistas didactas de
Nueva York, y de Ferenczi, el consejo de que realizaran
sus análisis personales con Reich” (Rodrigué,
1996, Pág. 282)
Paralelamente, realiza una tarea en la que confluían
la militancia política y el psicoanálisis.
Adhiere al Partido Comunista Alemán en 1928,
y luego viaja a Rusia.
Sus tesis sobre la función del orgasmo
no fueron bien aceptadas por Freud, quien responde negativamente
al pedido de análisis que le hace Reich. En 1930
– por sugerencia de Freud – lo hará
con Sandor Rado, en Berlín.
En 1928 funda en Viena – con 4 psicoanalistas
y ginecólogos - la Asociación Socialista
de Asesoramiento e Investigación sexual, en colaboración
con el PCA. Abren 6 consultorios de asesoramiento psicológico
gratuito, en barrios proletarios de Viena. Para él
esta experiencia le permitió verificar el origen
social de las neurosis.
Luego creó la Asociación para una
Política Sexual Proletaria, o SEXPOL,
a través de la cual desarrolló una política
de higiene mental dirigida a la juventud. Asimilaba
la lucha sexual a la lucha de clases, y desafiaba
las costumbres tanto del conformismo burgués
como del comunismo. La SEXPOL pasa a tener de 20 mil
a 40 mil miembros entre 1931 y 1932. La SEXPOL “sostenía
que el matrimonio es la institución que mantiene
y regula a la familia patriarcal … ejerciendo
la represión genital del niño, el que
cuando adulto será aprensivo, obediente e incapaz de
desarrollar una acción transformadora respecto
de las contradicciones en que vive” (Reich,
A., 1975). Estas consideraciones iban acompañadas
de numerosas reivindicaciones.
El Comité Central de la Juventud Comunista había
admitido su texto La lucha
sexual de los jóvenes, pero no se publicó
por oposición de la organización cultural
del partido, molesta por su texto Psicología
de las masas del fascismo, en el que hablaba del fracaso
de la clase obrera alemana al ascender el nazismo.
Decía Reich que el “anclaje
caracterológico del orden social explica la tolerancia
de los oprimidos ante el dominio de una clase superior,
tolerancia que algunas veces llega hasta la afirmación
de su propio sometimiento”, adhiriendo
y reproduciendo la ideología de la clase
dominante. (Reich, 1975,
Págs. 21-22)
Reich será expulsado del Partido Comunista
Alemán. Ese texto lo puso también en la
mira del nazismo.
Para Roudinesco “(todo)
ello comenzó a irritar al ambiente psicoanalítico
(muy conservador en política) y a los comunistas
estalinistas (opuestos a sus tesis libertarias). Excluido
del PCA en el momento mismo en que Hitler tomaba el
poder, se exilió en Dinamarca (en 1933), donde
debió enfrentar una campaña de difamación
que continuaría en Noruega” (Roudinesco,
ob. cit.).
1933, Viena-Berlín-Londres: Análisis del
carácter de ciertas formas institucionales psicoanalíticas,
o “¡Líbreme de Reich!”
Volvamos a Análisis
del carácter, dado que alrededor de su
publicación se producirá la expulsión
de Reich de la IPA. En este texto, dice Roudinesco “(Reich)
adoptó posiciones idénticas a las de Sandor
Ferenczi con respecto a la técnica activa. Esta
obra debía ser editada por la Internationaler
Psychoanalytischer Verlag, pero Freud se opuso a ello,
en razón del compromiso político del autor”
(Roudinesco, ob. cit).
Constantin Sinelnikoff sostiene con respecto a El
carácter masoquista (que formaría parte
de Análisis del carácter), que “este
artículo apareció en Internationale Zeitschrift
bajo la condición de que lo siguiera una refutación”.
(Reich, 1971, Pág. 23) Freud había querido
aclarar que Reich era miembro del partido bolchevique,
pues éste es un partido que “pone límites
a la libertad de la investigación científica,
tal como la Iglesia”. Reich sabía que Freud
tenía razón; pero no era ese el verdadero
problema. Reich respondió que los trabajos de
Kolnau, Pfister o Laforgue habían aparecido sin
comentario alguno, aun cuando presentaban “hipótesis
filosóficas de un patente signo burgués
y reaccionario”. Ese mismo año se le solicitó
a Reich que no aceptase postulantes analistas en su
seminario técnico”. “De
esa época – dice Rodrigué - data
la infeliz frase de Freud dirigida a Boehm: “Líbreme
de Reich!” (Rodrigué, 1976).
El traductor al inglés de Análisis
del Carácter sostiene que:
“Ciertos psicoanalistas
berlineses opuestos a este desatino (de Freud) sugirieron
otro procedimiento: el artículo de Reich se publicaría
conjuntamente con una réplica. Así se hizo.
(pero) Bernfeld … en un artículo de 30 páginas,
no se ocupaba del problema del masoquismo de manera alguna,
sino de las contribuciones de Reich a la sociología
marxista … como los descubrimientos clínicos
y las formulaciones de Reich no podían refutarse,
se intentó desacreditar su teoría del masoquismo
imputándole motivos políticos y emocionales”.
(Reich, 1975, Pág. 220)
A comienzos de 1933 la Internationales Psychoanalystischer
Verlag decidió no publicar el libro Charakter Analyse,
ya en prensa, como publicación de la IPV, sino
bajo la responsabilidad del Sexpol Verlag (las ediciones
de política sexual de Reich). Díjosele a
Reich que la situación política no permitía
publicar oficialmente su nombre, ya comprometido (…). Después
de diversas presiones para que se retirase espontáneamente,
Reich fue excluido de la asociación psicoanalítica
en 1934". (Reich, 1971,
Pág. 24) El relato que sobre esta exclusión
hace Rodrigué es el siguiente:
“Luego de las leyes
de Nuremberg, de 1933, hay un significativo intercambio
de cartas entre Anna Freud y Jones. Reich estaba en
el grupo de alto riesgo, por judío y comunista.
“Todo el mundo sabe ya lo que las actividades
políticas de Reich pueden significar para la
comunidad psicoanalítica. Aquí estamos
muy dispuestos a asumir riesgos por el psicoanálisis,
pero ciertamente no por las ideas de Reich, que nadie
suscribe”, dice Anna. Esto último no era
cierto: entre sus seguidores y amigos estaban Ferenczi
y Fenichel. “Como mi padre bien dice, si el psicoanálisis
debe ser prohibido, debe serlo por lo que es, y no por
la mezcla de política y psicoanálisis
encarnada en Reich”. (Rodrigué,
ob. cit.)
Señala Roudinesco:
“Debido a su anticomunismo
y su conservadurismo, Jones no advirtió con claridad
suficiente el peligro que el nazismo representaba para
el freudismo. En 1933-1935, con el respaldo tácito
de Freud, aceptó sostener una política
"de salvamento" del psicoanálisis en
Alemania, que gravitaría pesadamente sobre la
IPA. Ahora bien, Reich, por el contrario, pensaba que
había que luchar a ultranza contra el nazismo,
y preconizaba, contra esa política de supuesto
salvamento, la disolución pura y simple de la
Deutsche Psychoanalytische GeselIschaft (DPG) desde
1933”. (Roudinesco, ob. cit.)
Relata Rodrigué que Anna pide el juicio de Jones
sobre Reich, pero este intenta alguna defensa, por ser
considerarlo un buen analista didacta. Al mismo tiempo
le recomienda a Anna revisar el reglamento de la IPA.
Dice que si ha habido aceptación en excluir a
los judíos, también lo habrá con
los comunistas. Reich es interrogado en Londres,
por Jones, Melanie Klein y Joan Rivière, y deciden
que decida la Sociedad del país de origen. Jones
dice: “El comunismo
de Reich no es tanto económico; él se
aferra esencialmente a la convicción de que el
comunismo procuraría mejores oportunidades para
la reforma sexual, que es la gran concepción
de su vida”. Y concluye diciendo:
“Parece profundamente honesto y de extrema seriedad”.
Dice Rodrigué que para ese entonces
“La suerte de Reich estaba echada. No renunció,
como señala Jones, sino que fue “semiexpulsdado”
(Rodrigué, ob. cit., Pág. 385),
tal como figura en una carta llena de ambigüedad
de Muller-Braunschweig del 1 de agosto de 1934, en la
que se le pide que comprenda que su nombre debe ser
eliminado, exigiéndole una respuesta inmediata.
Reich le escribe a Anna:
“Para la gente la omisión de mi nombre
significará que he sido expulsado o que he renunciado.
Pero como no tengo la intención de hacer lo segundo
y como, según tengo entendido, no se trata de
lo primero, la actual tentativa de resolver la dificultad
no puede tener éxito" (Rodrigué,
ob. cit., Pág. 386). A continuación le
pide que transmita al Comité Ejecutivo su “protesta
contra tal medida y solicito una vez más que
las actuales dificultades y cuestiones litigiosas se
discutan, como es de práctica, ante la amplia
tribuna de nuestros miembros y lectores”.
Anna miente como respuesta, diciendo que no está
al tanto del tema.
Sostiene Roudinesco que “En
el Congreso de Lucerna de 1934 fue excluido de las filas
de la IPA en un momento en que era imposible reprocharle
su bolcheviquismo, puesto que ya no era miembro del
Partido Comunista”. “En vísperas
de dicho congreso, Eitington le comunica que tenía
prohibido el ingreso al Instituto, por temor a que fuera
arrestado en el lugar. Le advierte que ha sido expulsado.
Es el primer expulsado del movimiento psicoanalítico.
Esto será recibido con perplejidad por los asistentes
al mismo”. (Roudinesco, ob. cit.) Los analistas
escandinavos se opusieron.
“No cabe duda de
que la expulsión fue una decisión política
y no científica … dictada por justificables
reflejos de pánico ante una situación
de gran riesgo real”, opina Rodrigué
(ob. cit., Pág. 386)
Y Roudinesco sostiene que
“De modo que el movimiento freudiano, el propio
Freud y también Jones, que al principio había
sentido simpatía por Reich, persiguieron a este
último en razón de su adhesión
al comunismo, y no por un desacuerdo técnico
y doctrinario”. (Roudinesco, ob. cit.)
1934: Wilhelm Reich: de Berlín
a Oslo, y de la libido al orgón
Esta exclusión será seguida de cambios
y profundizaciones en su obra.
Dice Roudinesco:
“A partir de 1933,
y sobre todo después de su doble exclusión
de la IPA y el movimiento comunista, Reich comenzó
a sentirse terriblemente perseguido. En 1936, tratado
de esquizofrénico por la comunidad freudiana,
Reich se alejó definitivamente del psicoanálisis
(este es un juicio equivocado de Roudinesco:
Reich sigue sosteniendo por lo menos hasta 1950 el lugar
del psicoanálisis en su obra y en su terapéutica
- YF), creando en Oslo un
instituto de investigaciones biológicas de economía
sexual (…) Paralelamente desarrolló
un nuevo método, la vegetoterapia, futura orgonterapia
(aquí Roudinesco no aclara que la llamada vegetoterapia
no reemplaza al análisis del carácter,
sino que se realiza paralelamente a éste, y la
orgonterapia abarcará las dos terapéuticas
- YF). Él vinculaba
la cura por la palabra con la intervención sobre
el cuerpo, y presentaba la neurosis como una rigidez
o una constricción del organismo que había
que atender con ejercicios de distensión muscular,
para hacer aparecer "el reflejo orgástico".
(Roudinesco, ob. cit.)
Dice Sinelnikoff: “Cree
descubrir la energía física, que él
llama orgón” (palabra que combina
«organismo» y «orgasmo»). Para
Reich, es la energía vital de todo organismo,
es la fuerza motora del reflejo del orgasmo,”
para lo cual se vale del electroscopio, del contador
Geiger-Muller, etc. (…) Y deja de tener contacto
con los analistas” (lo correcto sería
decir, como veremos, que los analistas dejaron de tener
contacto con él - YF) después
de su emigración a los EEUU en 1939”
(Reich, 1971, Pág. 55)
1939: New York: Einstein, Malinowski
y el FBI. “¡Es el orgón, idiotas!”
En 1939 Bronislaw Malinowski – el antropólogo
- (con quien Reich había trabado relación
desde su libro Irrupción de la moral sexual)
estaba realizando trámites para lograr que éste
pudiera ser admitido en alguna Universidad de New York.
Le escribe: "Otro inconveniente
lo constituye el hecho de que muchos psicoanalistas
no quieren saber nada con UD. (…) La cosa no iría
tan mal si los psicoanalistas americanos no estuvieran
tan dominados por gente de Viena o Berlín. Pero
a cualquier sociedad psicoanalítica que vayas
te encuentras en los puestos clave a Rank, H. Sachs,
o Alexander". Consigue que Reich sea
invitado como docente, viajando a EEUU en septiembre
de 1939. En ese mes los nazis habían invadido
Polonia.
Chemana sostiene que “Allí
da comienzo … a sus investigaciones sobre el orgón,
o energía vital cósmica, cuyo estancamiento
en el organismo sería responsable de afecciones
psíquicas y somáticas como el cáncer”.
(Chemana, Diccionario de psicoanálisis)
Roudinesco a su vez escribe que:
“Instalado en un
chalet en Maine … experimentó con sus "acumuladores
de orgón", verdaderas máquinas destinadas
a almacenar la famosa energía. En diciembre de
1940 Reich le solicitó una entrevista a Albert
Einstein, quien lo recibió y conversó
con él durante cinco horas, maravillándose
por sus "descubrimientos", al punto de ir
a presenciar en persona el funcionamiento de un acumulador
(inexacto o parcial: Reich le entrega a Einstein
un acumulador, y este encuentra otras explicaciones
para lo que Reich observaba en los mismos - YF). Un
mes más tarde, sin embargo, envió un veredicto
negativo sobre la experiencia. Reich quiso protestar,
y Einstein no respondió a sus cartas (en
realidad respondió negativamente, desentendiéndose
del tema - YF). Una nueva
decepción”.(Roudinesco, ob. cit.)
Roudinesco sostiene que “a
partir de enero de 1942, atacado desde todos lados,
tratado de charlatán por los psiquiatras y de
esquizofrénico por el ambiente psicoanalítico
norteamericano, Reich se hundió en la locura”.
(Roudinesco, ob. cit.)
Roudinesco no cita el siguiente episodio:
En la introducción de La
función del orgasmo (segunda versión
de 1942) Theodore Wolfe escribió: "A
las dos de la madrugada del 12 de diciembre de 1941,
Reich fue sacado de la cama por agentes de la FBI (Federal
Bureau of Investigation) y llevado a Ellis Island. Del
expediente de Reich, así como de las investigaciones
efectuadas antes y después de su detención
resultaba del todo evidente que nada permitía
situar a Reich bajo los preceptos de la Enemy Alien
Act. Hasta el 5 de enero de 1942 no se dictó
su libertad condicional. Aunque se había utilizado
contra la obra de Reich el procedimiento de denuncias
a la policía ya antes en Europa, nunca hasta
entonces había sido detenido".(Citado
en Wikipedia, en la entrada Wilhelm Reich). Reich tenía
en su poder, entre otros textos utilizados como bibliografía
de sus libros – Psicología
de las masas del fascismo, e Irrupción
de la moral sexual -, un ejemplar de Mi
lucha, y diversos textos de Marx y Engels.
1942-1957: “¡Líbrennos
de Reich!”
Reich continuará sus experimentaciones sobre
la energía orgónica, sobre todo trabajando
con pacientes con cáncer terminal, informando
permanentemente a la Food and Drug Administration, y
solicitando que los resultados de las mismas fueran
verificados y controlados. En 1952 es juzgado por estafa
por haber comercializado sus acumuladores de energía
orgónica, y se prohíbe la venta de sus
libros: “Reich fue encarcelado después
de un proceso lamentable” (Roudinesco, ob. cit.),
en el que se le diagnosticó esquizofrenia, retirándosele
su matrícula de médico, y siendo lanzados
sus manuscritos a la hoguera en el Incinerador Gansevoort
de Nueva York el 23 de octubre de 1956. Reich murió
en la penitenciaría de Lewisburg, Pensilvania,
el 3 de noviembre de 1957 (luego de unos meses de encierro),
de un ataque al corazón, un día antes
de apelar su sentencia.
Años antes, Freud lanzaba su humorada (ante
la quema de su obra a manos de los nazis) referida a
que algo se había avanzado: en la época
de la Inquisición lo habrían quemado a
él. Reich no tuvo tanta suerte.
II
Ha sido lo más frecuente descalificar de plano
la obra de Reich y/o parcializarla, por considerarlo
psicótico, haciendo sobre todo hincapié
en la última parte de la misma. Leyendo a quienes
dicen haberlo leído, y lo cuestionan o intentan
recuperarlo, me he encontrado con notables simplificaciones
y parcializaciones. Inclusive las críticas que
pueden realizarse a sus conceptualizaciones y desarrollos
siguen ese mismo destino. Es notable también
la divergencia en torno a sus datos biográficos.
Retomemos las concepciones fundamentales de Reich:
producto de la socialización del sujeto es un
estancamiento libidinal, consecuencia de un exceso de
represión sobre la sexualidad (lo que en Freud
aparece como neurosis actual, combinado con la fantasmática
edípica, que a su vez es efecto del poder político);
la importancia del reflejo del orgasmo, su represión
socialmente instituida a través del sometimiento
al complejo de edipo; un estado de frustración
que genera agresividad que es vuelta contra el sujeto
(carácter masoquista), desechando así
la existencia de la pulsión de muerte; procediendo
el análisis a trabajar sobre el carácter,
sobre las defensas que lo sostienen conformando una
coraza, en sucesivas capas, defendiendo una de la otra.
Con el análisis y penetración de la coraza
se libera la energía vegetativa. Esto se manifestará
en la aparición del reflejo del orgasmo.
Ciertamente, uno de los cuestionamientos que puede
hacerse a su obra es la búsqueda de una
solución total al padecimiento, yo diría
que más que eso: una explicación
total y absoluta, finalmente cósmica;
también es cuestionable y empobrecedor para la
misma su rechazo de la pulsión de muerte.
Se puede apreciar cómo su búsqueda de
dar una fundamentación materialista hace pié
en lo pulsional, pero casi degradado a la dimensión
de lo instintual, degradando a su vez el deseo a la
necesidad, no apareciendo por lo tanto las dimensiones
del deseo y el fantasma, ni el lugar del otro y de su
deseo fundando el mundo pulsional y deseante –
sólo reprimiéndolo negativamente - , ni
la dimensión inconsciente de ese otro, su intromisión-seducción
(explicitada por Freud en Tres
ensayos), y tampoco aparece la idea de transformación-metabolización
de lo recibido: parece como si la socialización
produjera sujetos autómatas. Por lo que no permite
entender cómo cambian los sujetos más
allá de que pueda cambiar la sociedad, ni permite
entender la historia, siendo los sujetos una suerte
de epifenómeno de la sociedad, totalmente
socializados. A lo sumo el cambio se plantea como resultado
de la liberación de la energía reprimida.
Pero al mismo tiempo permite sostener e inaugura cuestiones
fundamentales para el psicoanálisis. Por ejemplo,
su trabajo sobre el Edipo y el superyó como instancias
de anclaje del poder, y su efecto sobre el registro
pulsional, relativos a la vez a su modo de abordar el
principio de realidad, no pueden dejarse de lado:
“El principio de
realidad es, con la forma que hoy por hoy reviste para
nosotros, el principio de la sociedad capitalista, de
la sociedad basada en la economía privada …
Muchas son las desviaciones idealistas en psicoanálisis
respecto de la manera de concebir el principio de realidad,
y así es como a menudo se lo presenta como un
dato absoluto”. (W. Reich, 1971, pág.
79)
“La manera en que
un sistema social se reproduce estructuralmente en los
hombres sólo puede captarse concreta, teórica
y prácticamente si se pone en claro la manera
en que las instituciones, la ideología, las formas
sociales de vida, etc., moldean el aparato pulsional”
(W. Reich, 1971., pág. 81)
La coraza caracterial es
el resultado del conflicto sexual infantil, y sus modos
de resolverlo, pero es al mismo tiempo allí donde
incide el modo social imperante, que en el caso del
capitalismo impide su resolución, fijando al
sujeto a la fase edifica, ya que el sometimiento al
padre favorece el sometimiento social. “Reich
ve en el Edipo una función de sujeción
del individuo, primero en interés de los patriarcas
y en seguida en interés de las clases dominantes
y del Estado”. (Reich, 1971, 36)
Avancemos un poco más: Reich arrastra una especie
de creencia en el mito del buen salvaje de Rousseau:
sin la molesta presencia de la coerción social
sobre lo natural
de la sexualidad humana, el hombre alcanzaría
la libertad y la felicidad. Esto va de la mano del rechazo
de la pulsión de muerte: desaparecida la coerción
social, los sujetos serían buenos. La idea de
coraza que debe ir perforándose hasta llegar
a la liberación de la potencia orgástica
da a entender la existencia de una supuesta verdad o
naturalidad del sujeto. Una
suerte de “buen salvaje” interior.
Con respecto a la cuestión del lugar otorgado
al orgasmo: recordemos que pretende que a través
del mismo puede obtenerse una descarga total, y que
eso resolvería el estancamiento libidinal, recuperando
así el sujeto su capacidad orgástica.
Esto será así hasta el final de su obra.
Nos encontramos con que el eje en la obra de Reich es
la dimensión de lo económico y lo energético
y por lo tanto, de lo afectivo, tal como fuera expresado
por Freud en innumerables textos: desde el Proyecto
(texto en clave energética: quantum
de cantidad que debe cualificarse - de hecho, el afecto
es energía libidinal cualificada - pasando por
La interpretación de los sueños. Por otra
parte, Freud nunca abandonó la idea de que dicha
energía pudiera medirse.
Reich sostiene que “El
problema de la cantidad … residía
en la base somática, el “núcleo
somático” de la neurosis, o la neurosis
actual (neurosis estásica) que se desarrolla
a partir de la libido contenida. Vale decir, el problema
económico de la neurosis, y asimismo de la terapia
de la neurosis, pertenecía en gran medida al
dominio somático y no era accesible sino a través
de los contenidos somáticos del concepto de libido”.
(Reich, 1975, 37) “Eliminando la neurosis actual
(neurosis estásica), el núcleo somático
de la neurosis, se elimina también la superestructura
neurótica”. (Reich, 1975, 37)
Con respecto a cómo piensa a la sexualidad,
podríamos decir que Reich desconoce - parafraseando
a Castoriadis - que la sexualidad humana está
desfuncionalizada, en ella se ha producido un estallido
de la sexualidad animal. Que no está más
acá o allá de los juegos del deseo y el
fantasma. No hay normalidad ni naturalidad, cosa
que Reich no entendió. Pero no debe perderse
de vista que él señala algo que solamente
Abraham rescata: la función psíquica de
la sexualidad genital, del orgasmo.
Sus últimos trabajos son sobre lo que denomina
biopatías, y entiendo que dejó abiertas
líneas para pensar aún hoy, sobre la cuestión
de la llamada psicosomática:
Traduciendo su obra a otra terminología –
incluyendo sus últimos trabajos en orgonterapia,
sobre todo cuando pretende sostener la simultaneidad
del análisis del carácter con la vegetoterapia
- , se puede considerar que el problema psicosomático
es un problema del afecto: mejor dicho, de un quantum
de energía que no llega a ser afecto, es decir,
que algo falla en el salto hacia
lo pulsional, y/o de lo pulsional a tener representantes
en la psique. ¿Se podría pensar la cuestión
de lo psicosomático como un no-destino de la
pulsión?, ¿o como un destino en el soma
de lo que no llega a adquirir el status de pulsión?
Hay en Reich un reduccionismo biologicista, hasta cósmico
finalmente: pero tal vez haya allí un señalamiento
de que para lo psicosomático la respuesta está
en otra parte. Ni
en el cuerpo, ni en la psique, sino en un entre,
un accidente de lo que debiera haber devenido en pulsión
y queda sin traducción a ese nivel, y que se
necesitaría otro tipo de trabajo analítico
para favorecerla (si es que esto fuera posible). O que
habiendo devenido en pulsión debiera haber encontrado
un lugar en la psique, mediante sus embajadores en ella:
el afecto y la representación, pero no lo ha
logrado. Exigencia de trabajo y al mismo tiempo efecto
sobre ella del trabajo de la psique. Tal vez esto tenga
que ver con lo que, para Reich era la clave de la enfermedad
somática: la energía no liberada, la estasis
de energía.
En general en psicoanálisis hay un hiperdesarrollo
de teorizaciones sobre la representación, no
ocurriendo lo mismo con el afecto. En el lacanismo es
una dimensión casi inexistente. Reich liga el
afecto al cuerpo, con un sustrato energético
que determina el dominio económico-libidinal-erótico
en la psique, energía situada por fuera de la
ésta, pero siendo – según él
mismo lo señala – su problema más
importante.
Con respecto a su denuncia de que la sociedad coarta
la sexualidad de los sujetos, es lo que Freud sostenía
abiertamente, por ejemplo en La
moral sexual cultural y la nerviosidad moderna.
Hoy podríamos decir más que eso: la sociedad
crea la sexualidad humana. Y también la sociedad
(capitalista, pero no solamente la capitalista) exige
postergaciones también para que sus integrantes
produzcan. ¿Cuál es la medida de la renuncia,
hay una medida ideal? Eso no es un dato natural
tampoco. ¿Cuántas horas hay que
trabajar? ¿Qué lugar tienen el placer
y el ocio?
Reich no toma en consideración que la sociedad
también debe
controlar la agresividad – tesis central en El
malestar en la cultura - . Por lo que si debe
considerarse la estasis libidinal, debiera pensarse
en la pertinencia de considerar la agresiva.
Lo cierto también es que Reich no entendió
– al desconocer su existencia - que la sociedad
utiliza la pulsión de muerte para sujetar al
sujeto al orden dado (aunque da más que interesantes
señalamientos acerca de cómo hace introyectar
la agresividad, sobre todo en Psicología
de las masas del fascismo). La suya es en ese
sentido una teoría simplista, pero que –
como vimos y sería fundamental en este punto
recorrer sus tesis en ese texto - muestra las profundidades
del accionar social sobre la psique, de un modo simplificado
a como podemos entenderlo hoy en que podemos sostener
que la sociedad reprime impulsos vitales, extrayendo
energía, valiéndose de la pulsión
de muerte, de instancias y elementos de la psique que
ayudan al sojuzgamiento del sujeto, como el superyó
y el sentimiento inconsciente de culpabilidad. También
sabemos que ese sojuzgamiento es lo que permite la existencia
de la sociedad misma. Pero
Reich es quien también nos ha permitido pensar
en estas cuestiones.
2009, Epílogo, sin incienso
Pienso que Reich quiso terminar de abrir con vehemencia
puertas entreabiertas por Freud en el momento en que
este comenzaba a entornarlas.
Dice Roland Chemana que “En
1952 Kurt Eissler realizó para los Sigmund Freud
Archives una notable entrevista con Reich, que fue publicada
en 1967, con el título de “Reich habla
de Freud”. Pero, sin ninguna explicación,
Ernst Freud, impulsado por Eissler, le negó a
Mary Higgins, responsable de la publicación,
el derecho a citar las cartas que Freud le había
escrito a su ex discípulo. Incluso se prohibió
consultarlas en la Library of Congress”.
(…) “Es casi
seguro que de la publicación de esas cartas surgiría
una imagen del padre fundador poco compatible con la
hagiografía oficial. En efecto, a través
de algunos resúmenes se conoce el contenido probable
de esos textos, que demuestran que Freud tenía
miedo de Reich: temía su locura, su celebridad,
su compromiso político. Los discípulos,
por su parte, hicieron todo lo posible para desembarazarse
de un hombre que los molestaba en su conformismo, hacía
vacilar sus convicciones y restablecía los vínculos
con los orígenes "fliessianos" de la
doctrina freudiana, orígenes cuya importancia
ellos trataban de borrar”. (Chemana, ob.
cit.)
Roudinesco a su vez sostiene que
“Reich sentía por Freud una admiración
sin límites, mientras que Freud demostró
respecto de Reich una ferocidad desmesurada”.
(Roudinesco, ob. cit.)
Y dijo Reich en esa entrevista, previa al proceso que
lo llevaría a la cárcel:
“Yo fui demasiado
lejos. Desplegué un entusiasmo excesivo desde
el primer momento. Al mismo tiempo, me gané muchos
enemigos. ¿Freud?, no lo sé. No creo que
Freud estuviera contra mí. Los psicoanalistas,
socialistas, comunistas y nazis, sí. Y los liberales
también. Todos estaban en contra”
(Rodrigué, 1996, Pág. 383)
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