Este libro se ocupa de una detallada descripción de la crisis que actualmente atraviesa el sistema capitalista. Una crisis que – adelanta María Josefina Regnasco – es civilizatoria, excediendo la problemática financiera desatada a partir del año 2008. La autora realiza un detallado recorrido por el modo de ser del capitalismo actual, adentrando en detalles del funcionamiento de su economía. Muestra sus incoherencias, paradojas, imposibilidades, en palabras de la autora: “la negación de sus propios postulados”.

En el comienzo del libro la autora describe minuciosamente la cuestión de la temporalidad dentro de las sociedades capitalistas: este – adelantamos – es un punto nodal para analizar el modo de ser de las sociedades actuales, el tipo de subjetividad que reclama, sus efectos en la psique de los sujetos, inclusive el daño que puede producir.

Hay un capítulo – muy interesante - dedicado a la trayectoria de Edward Bernays, sobrino político de Freud, que no solamente ayudó a la introducción de la obra de su tío en los EEUU, sino que fue un pionero en propaganda, teniendo un papel excluyente en crear estrategias propagandísticas para crear necesidades en los consumidores. O sea, en recrear parte del núcleo del sistema capitalista, influyendo en su transformación hasta nuestros días.

Plantea la autora diversas problemáticas, que se van sucediendo capítulo a capítulo: la cuestión del sujeto en la actualidad y la necesidad de un nuevo encuadre antropológico, la crisis de la ética, la cuestión de la tecnología de la mano del cuestionamiento del modelo instrumental, la problemática del exceso de información, el problema del destino de la chatarra electrónica producto de la obsolescencia programada, la depredación ecológica que produce el sistema capitalista, etc.
Ahora bien, la autora no pretende que este libro sea un inventario de catástrofes, sino que su idea es – en sus propias palabras – a partir de las problemáticas descritas que este libro intente “proponer nuevas perspectivas de análisis. Más que formular respuestas, se propone cambiar el lugar de los planteos”.

En un texto claro, amplio y profundo al mismo tiempo, es notoria la presencia de los pensamientos de Al Gore y de Edgar Morin – que no son los únicos, pero si son preponderantes -, puestos al servicio de intentar no tanto dar respuestas (aunque hay un atisbo de ellas) sino de plantear ideas y enfoques que permitan pensar en cambios posibles. Lo cierto es que el libro ofrece un panorama amplio y a la vez profundo del modo de ser actual de las sociedades capitalistas, buen punto de partida para pensar en salidas posibles, y en otras formas de vida.