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Título: Dinamismo di un giocatore di calcio, de Umberto Boccioni.
Título: Dinamismo di un giocatore di calcio, de Umberto Boccioni. Imagen obtenida
de: http://www.wikipaintings.org/en/search/Umberto%20Boccioni/2#supersized-search-258338
Viviendo el arte. Una mágica experiencia
Por Mirta Inger
mirtainger@hotmail.com
 

El ser humano según Freud, es un ser social y cultural.
“En la vida anímica del individuo, el otro cuenta con total regularidad… Desde el comienzo mismo el psicólogo individual es simultáneamente psicólogo social”.
(Freud, S. 1920- 1922)

La obra de Oscar Muñoz está permanentemente intervenida por la presencia de un otro. Ella nos en-canta con aquella melodía que dice: “Somos mucho más que dos”…

Cuando se observa la muestra de Muñoz, se va generando un clima especial de encuentro, entre el artista y el observador. Quizás dicho clima nos remite, a aquel que se va creando en el vínculo paciente- analista, en un trabajo terapéutico.
No existe división alguna entre el artista y el visitante. En todo caso es el entre, el que va cobrando mayor protagonismo. Nos hace pensar y sentir, que es similar al clima que se genera en una  clínica vincular.
Oscar Muñoz está íntimamente implicado y afectado en su tarea, y de igual manera lo está el analista.

Desde el primer instante en que se ingresa a la muestra, se percibe que algo distinto le ocurrirá al observador. Y la magia se produce. Su arte sorprende, el espectador deja de serlo para sumergirse, incluirse y compartir con el artista: “la vida en arte”.

En la entrada, la ciudad de Cali aparece en el piso como una alfombra, siendo la misma  una  vista aérea encapsulada en vidrio. Se camina sobre la obra llamada “Ambulatorio”. Cada paso añade a la pieza nuevos quiebres, nunca será la misma, algo de la fragilidad, del permanente cambio, del ambular por este mundo, de lo novedoso, comienza a percibirse.
La ciudad de Cali es afectada constantemente por múltiples pisadas.

También se piensa el análisis vincular como un encuentro entre dos sujetos con mutua afectación. Ese encuentro, tiene que producir algún sacudimiento de lo que allí estaba vigente. (Waisbrot, D, 2010).
Lo infantil no es el único origen del sujeto. En la vincularidad un encuentro significativo con el otro, puede llegar a constituirse en un origen, e implicar una  novedad, donde había ausencia de inscripciones previas. (Berenstein, I. 2007)

Oscar Muñoz utiliza en varias de sus obras elementos fundamentales como “el agua”, “el aire” y “el fuego”, que hacen referencia a los ciclos y procesos de la vida, la  existencia y la muerte. El artista manifiesta en una entrevista: “No veo mi proceso como una línea hacia adelante, lo veo como una serie de rodeos donde todo vuelve, y quizás se parece, pero no es igual”.

Según Freud, “La producción teatral nunca llega a producir la segunda vez la misma impresión que había dejado la primera” (Freud, S. 1920).

“Mirar el río hecho de tiempo y agua
Y recordar que el tiempo es otro río
Saber que nos perdemos como el río
Y que  los rostros pasan como el agua”… (Borges, J .L. 2005).

Todas las técnicas son válidas para Oscar Muñoz con el fin de expresar: “La temporalidad”, “Lo efímero”, “La desintegración”, “La Memoria”.
Él muestra el impacto del tiempo en forma despiadada y a la vez poética. Se presta del dibujo, la fotografía, videos, para lograr su objetivo.
A la vez, el trabajo de análisis implica tiempo, mucho tiempo, aun “tiempo de ocio en el diván” (Bleichmar, S. 2009), se trata de producir una experiencia de encuentro.
El artista convierte las fotografías en “Protografías”, momento anterior o posterior en que la  imagen es fijada. Recupera aquel tiempo fluido que la fotografía congela. Intenta extender indefinidamente el instante, para impedir o proteger su fijación.
En “Biografías”, Oscar Muñoz realiza una biografía de una persona a partir de una foto. Prolonga el instante y lo convierte, desde la imagen, en polvo sobre agua, hasta una mancha que se va diluyendo en una pileta.

“Cuando en una  generación los hechos devienen traumáticos y no se logra la ligadura pulsional, la desligadura se desploma sobre la generación siguiente, que tendrá una  exigencia de trabajo para saldar esta deuda. Si esto no se logra, el goce se torna  mortífero y arrasa las mentes y los  cuerpos de los sujetos del vínculo”. (Gomel, S. Matus, S. 2011).
Justamente Oscar Muñoz en sus “protografías”, descongela lo que las fotografías intentan fijar. Lo mortífero se diluye y comienza a tomar relevancia no solo aquello que se representa, sino lo que se presenta como un acontecimiento novedoso. Surge un  encuentro entre: artista- públicoanalista-paciente.

En “Archivo por contacto”, recurre a las fotografías en blanco y negro, tomadas en forma espontánea a los transeúntes, con las cámaras de los fotocineros, fotógrafos ambulantes. Algunas de dichas fotografías, son proyectadas sobre las aguas, que corren bajo el  puente “Ortiz de Cali”.
El fotógrafo de antaño se anima a salir de su cómodo estudio fotográfico y se mezcla con la multitud, cocina sus fotografías en público, se corre de su antiguo territorio, y comienza a incluir en su trabajo otros condimentos.

Kaës trabaja sobre las tópicas “extraterritoriales” del inconsciente y concibe un sujeto cuyo inconsciente, en parte, está estructurado en el vínculo intersubjetivo. Dicho enfoque supone la existencia de fronteras psíquicas permeables y difusas, oponiéndose a la idea de un psiquismo encapsulado. Lo interno-externo se abre a otras posibilidades. Cobra protagonismo la banda de Moëbius, circulan otros espacios entre el sujeto y sus vínculos, otros flujos, otras tramas. (Gomel, S. Matus, S. 2011).

Este gran artista se anima, nada retiene, y todo comparte. Sus obras fluyen como los ríos, y se escapan por los aires como alientos.
“El cuerpo puede volverse hablante, pensante, soñante, imaginante. Todo el tiempo siente algo. Siente todo lo que es corporal. Siente las pieles, las piedras, los metales, las hierbas, las aguas y las llamas. No para de sentir….
Sin embargo, la que siente es el alma. Y el alma  siente,  en primer lugar, el cuerpo. De todas partes ella siente que él la  contiene y la  retiene. Si el cuerpo no las retuviera, se escaparía en forma de palabras vaporosas que se perderían en el cielo”. (Nancy, Jean-Luc. 2011).

Oscar Muñoz siente corporalmente con sus obras, siente el alma, y esto resuena indefectiblemente en nuestras propias almas.

“…Bien puede ser que nuestra vida breve
sea un reflejo fugaz de lo divino.
La tarde elemental ronda la casa.
La de ayer, la de hoy, la que no pasa”. (Borges, J, L.).
 
En la obra “Aliento”, Oscar Muñoz alienta al participante a respirar sobre espejos circulares vacíos. El aire de la respiración ejerce el efecto de hacer desaparecer la  propia imagen, y ser reemplazada por otra serigrafía impresa, que cobra vida gracias al soplo del observador.

“El reflejo de tu cara ya es otro en el espejo
y el día es un dudoso laberinto…
Incesantemente la rosa se convierte en otra rosa.
Eres nube, eres mar, eres olvido.
Eres también aquello que has perdido...” (Borges, J, L.)

Oscar Muñoz se presta del fuego como recurso. En su obra “Intérvalos” utiliza el cigarrillo para realizar su creación. La bocanada de humo aviva el fuego para dibujar, pero a la vez agrega muerte al cuerpo que la aspira.
Nuevamente la vida y la muerte se entrelazan, y danzan al compás de la misma melodía.

Imágenes de cuerpos que se escurren en las superficies plásticas de “las cortinas de baño”, así es como denomina el artista dicha obra. Cinco cuerpos que dan la sensación de moverse por estar dispuestos secuencialmente. Todo está relacionado con la atmósfera de la ciudad de Cali. El aire se carga de humedad, se afecta la visibilidad. Según Oscar Muñoz: “Hay una hora del día en la ciudad de Cali que las personas parecerían desmoronarse”.

En muchos momentos de un proceso analítico, se vivencia junto a los pacientes, cierto desmoronamiento. Algo de la repetición se vuelve a instalar cómodamente en el consultorio, y hace obstáculo. La atmósfera se torna densa, obstaculiza la visibilidad. Quizás es esa la oportunidad, de poder escuchar la voz del escritor René Char que dice: “Un poeta debe dejar trazas de su paso, no pruebas. Sólo las trazas hacen soñar...” Y surge la mágica pregunta: “¿Ha soñado últimamente?” Es probable que algo se abra ahí, y algunas trazas y huellas dibujen nuevos caminos.

El artista colombiano comenta: “La mayoría de mis series se relacionan con materiales pulverizados como el carbón, el azúcar, la arena. Nunca tengo en claro como van a funcionar las cosas, a dónde me llevarán, a medida que voy haciendo, las voy tratando de comprender…”

En repetidas ocasiones, el paciente sorprende al analista, y el analista se sorprende a sí mismo por determinadas intervenciones. Se pone en juego esto que dice el artista: “a medida que voy haciendo voy tratando de comprender”.
“El trabajo analítico es un proceso creador y esos sujetos llevan en ellos mismos todos los elementos para crear su analista y su aventura psicoanalítica. Cuando se internan en un psicoanálisis, si nada se crea, tal vez sea porque nosotros no hemos  sabido oír su llamado” (McDougall, J. 1990).
“Ningún analista conducirá a sus analizandos más lejos que quien ha desarrollado por sí mismo la  capacidad de cuestionarse”. (Freud, S. 1910)

La física moderna reconoce, que no es posible estudiar el mundo como una existencia separada del conocimiento, sino como un mundo dado por medio de las experiencias realizadas para conocerlo. Se debe renunciar a la noción de un mundo exterior independiente, y a una mirada que puede abarcarlo completamente. (Gomel, S, Matus, S, 2011).

Oscar Muñoz crea con su daltonismo. Dicha condición no lo determina ni lo detiene en su hacer. Su mirada es otra. Experimenta un mundo distinto al de los colores habituales. Utiliza el blanco negro, y toda la variedad de grises. Sus posibilidades son infinitas. Él ambula con sus creaciones e instalaciones, sin rumbo fijo. El artista invita a compartir aquellos instantes que no son aprehensibles. Todo fluye, como la vida misma. Lo esencial tiene su presencia y protagonismo: aire, fuego, agua.
Cada analista pinta con su estilo, su disponibilidad, y su creatividad. Para que él no quede pintado, es importante que genere junto a su paciente, un clima de afecto, confianza y esperanza por el por-venir.

Cuerpos, mentes, almas que se desmoronan…Muchos “pacientes se aferran a la  esperanza de que en algún lugar de su interior existe un universo escondido, una  mente inconsciente, otra manera de pensar y sentir acerca de ellos y de los otros. Aun cuando el paciente no lo crea sabe que su analista lo cree, y se aferra a esa mínima fuente de esperanza”. (McDougall, J. 1990).

Alientos, cuerpos que se desmoronan y desvanecen, pero a la vez resurgen con una pregunta, y una promesa, ambas extraídas de un poema de J. L. Borges: “Dormías, te despierto. La gran mañana depara la ilusión de un principio...”

Oscar Muñoz crea un gran arco iris con los colores del alma.
Y nosotros también, como analistas, creamos junto a él.



Nota de los editores
: recomendamos la lectura de Oscar Muñoz: Protografías

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Bibliografía
 
Berenstein, I., Del ser al hacer, Paidós, Bs. As, 2007.
Borges, J, L, Obra poética, Emecé Editores, Bs. As, 2005.
Bleichmar, S., cita de Waisbrot, D, en: Más de un otro, Psicolibro ediciones, Bs. As, 2010.
Freud, S. (1910) Las perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica, Amorrortu Editores, Bs. As, 1976.
Freud, S. (1921) Psicología de las masas y análisis del yo, Amorrortu  Editores, Bs. As, 1976.
Gomel, S. Matus, S, Conjeturas psicopatológicas- Clínica psicoanalítica de familia y pareja, Psicolibro ediciones, Bs. As, 2011.
McDougall, J., Alegato por una cierta anormalidad, Paidós, Bs. As, 1990.
Nancy, Jean-Luc., 58 Indicios sobre el cuerpo. Extensión del alma, Ediciones La Cebra, Bs. As, 2011.
Waisbrot, D., Más de un otro, Psicolibro ediciones, Bs. As, 2010. 
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