Ganadora del premio Alfaguara de novela 2016, esta magnífica obra nos vuelve a sumir en el particular clima de la crisis económica argentina de 2001.
El autor elige con mucho tino un escenario, a priori inesperado, para desplegar los avatares de aquel nefasto período ligado al corralito bancario, la desocupación, la pobreza y los sueños perdidos.
Desarrollada en O´Connor, un pequeño pueblo del interior de la provincia de Buenos Aires, Sacheri describe magistralmente la sensación sobre el fin de una época y la búsqueda esperanzadora de escaparle a la crisis vivenciada por un grupo de vecinos que, inevitablemente, se van eligiendo con el luminoso objetivo de reunir el dinero necesario para concretar un proyecto “salvador”. El miedo, la desesperación, la ilusión y sobre todo la esperanza no les permiten advertir la particular estafa que van a sufrir. Consumado el delito, el autor narra con destreza, y buscando indirectamente la complicidad del lector, la revancha de los perdedores. Merecida pero dificultosa. Arriesgada pero posible. Y al fin, lograda pero secreta.
Los personajes pintan el paisaje del pueblo chico haciendo gala de una universalidad que los trasciende. Por sus miserias, dolores y ambiciones podrían ser los que cruzamos en cualquier calle céntrica, pero con la diferencia que en éste caso no están teñidos del apuro citadino sino más bien de los tiempos muertos de la vida pueblerina y enriquecidos por diálogos vivaces de mirada ácida, en los que la bronca o la rabia lindan con las fantasías realizables de venganza.
El autor, de nutrida trayectoria, ha publicado libros de relatos entre los que se encuentran Esperándolo a Tito; Te conozco, Mendizábal; Lo raro empezó después y las novelas Aráoz y la verdad; Papeles en el viento; Ser felíz era esto y La pregunta de sus ojos (llevada al cine por Juan José Campanella con el nombre El secreto de sus ojos, film ganador del Oscar a la mejor película extranjera en 2010).
Esta novela se deja leer con sencillez y claridad, imprimiendo un clima creciente de suspenso en el constante devenir de los personajes y cuyo protagonista principal ya no son estos sino más bien el malestar epocal que permite evidenciar la diversidad de afectos humanos que nos invaden en tiempos de crisis, revelándonos, implacablemente, cómo y porqué pueden sentirse impunes e intocables los estafadores y cómo y porqué se sienten golpeados y con ánimo de venganza los estafados.
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