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La rosa de hielo
La rosa de hielo
(Poesía)
De Humberto Batalla
Editorial Alaska, 81 páginas. Buenos Aires, 2010
Por Héctor Freire
hectorfreire@elpsicoanalitico.com.ar
 

Cuando se lleva a cabo una publicación de un libro de poemas se enfrentan varios riesgos, el más importante es el que consiste en determinar si se ha logrado romper con la prolongación incompetente del silencio privado, o sea que eso que se dice, o mejor dicho el cómo se dice, pueda llegar a tener algún valor poético y estético.
Este “despedirse” (en cierta forma toda edición lo es) de lo que Batalla escribió, mueve desde luego a reflexiones, emociones y sobre todo sentimientos.

De ahí, que esta larga elaboración que implica la publicación de un libro, se transforme también en una muestra de quien con este intento, ha iniciado la búsqueda continua que implica la poesía. Esa lenta elaboración que adquiere poco a poco, la importancia secreta y “mágica” de una empresa de reforma de uno mismo. En este sentido La rosa de hielo es un texto que se trasmuta en acción, también una investigación y una entrega de sí mismo y por sí mismo. De ahí, creo, la inclusión del acápite que abre, y funciona como marco del libro: “Como si todo fuera ya vivido…en la vida no existe introducción ni desenlace….únicamente hay nudo”. Y el más que pertinente comentario de la contratapa del mismo, donde se expresa la idea del poeta, en relación al trabajo artístico: “El artista debe ser auténtico, íntimo en relación a su arte, pero a la vez, capaz de asociarse con su comunidad y con sus creencias, obteniendo y compartiendo así su poder terapéutico para el cuerpo y para el espíritu. El artista lleva a la comunidad a descubrir las potencialidades encerradas en la existencia humana. Esto es un proceso que se asemeja a un juego. ……..El juego, en este caso, no es una diversión, lo demuestra la serenidad con que el niño toma el juego. “La Sabiduría estaba junto al Creador jugando todo el tiempo en su presencia.”

El lenguaje en estas páginas es instrumento y conocimiento de la realidad, un medio de expresión que contempla tanto las posibilidades como las limitaciones comunicativas. También una cierta forma de experiencia, que propone a su vez una experiencia al lector. De manera que el libro se manifiesta en su totalidad como un "orbe simultáneo", lleno de imágenes sugerentes, que operan en ciertos niveles como una "zona mágica de reunión”, el lugar de donde debería surgir la poesía, y la palabra como un intento de reunir soledades y rostros separados. Los poemas que componen La rosa de hielo, configuran esa “zona milagrosa”, donde las palabras se iluminan de infinito. Es que para el poeta Humberto Batalla, la poesía es un:


Abrir la puerta. Entrar.
Dejar el cuerpo amontonado en el umbral.
Beber el silencio, a sorbos, que adentro espera.

Luego, sin arrepentirse, salir.
La noche afuera te reclama.

No te asustes Por favor

Fue un momento nada más.

Tan sólo un tenue roce con la eternidad.


La rosa de hielo
, también y sobre todo, es un acto de humildad, y al mismo tiempo, la constatación que la movilidad de la vida crea en el poeta: la conciencia de la totalidad del mundo, y el drama de la existencia pasajera.
Toda reflexión sobre la poesía debería comenzar o terminar con esta idea. Y también con esta pregunta: ¿Cuántos y quiénes leen hoy en día, en este oscuro país, libros de poemas?

Como dijera Octavio Paz, la pregunta es doble y colinda con la estadística: ¿cuántos?, y con la sociología: ¿quiénes, qué clase de hombres y mujeres leen poemas? Ante una pregunta semejante, Juan Ramón Jiménez respondió con la dedicatoria de uno de sus libros: A la inmensa minoría. El sustantivo minoría reduce el mínimo de lectores, pero el adjetivo inmensa lo amplia bruscamente: ¡Los pocos son muchos!, tantos que son incontables, como la poesía, y como todo lo que es inmenso. ¿Y qué es lo inmenso? Aquello que no tiene medida o aquello que es imposible de medir y calcular.

Por eso, debemos celebrar el libro de poemas de Humberto Batalla, que él desea compartir con los futuros lectores. En una época en que el tedio y el horror cotidiano muestran grosería, desdicha o simulación. En la que las palabras sirven para todo uso - fundamentalmente para no pensar y no decir - hay poetas que todavía nos expresan que: La poesía/ es juntar todos nuestros pedazos rotos/ y armarlos / a la manera de un rompecabezas/ para después/ devolvérselo otra vez/ al aire. Y resisten a la banalidad, a la vileza o a la mediocridad. En este difícil medio, en esta precariedad cultural, los poetas auténticos, como Batalla, siguen buscando la fulguración de las palabras que convocan y la sinceridad interior. Este libro, es una prueba de ello.



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