“La
minería ha sido una actividad permanentemente
incomprendida, generalmente no alentada en el país.
Durante el periodo 1976-1980
la política minera tuvo el objetivo de cambiar
esta mentalidad procurando la eliminación de
las restricciones para explorar, comercializar y explotar
la producción de minerales”. “Para
que ello pudiera suceder en la Argentina era necesario
modificar la legislación básica. La
ley 22095 de octubre de 1979 estableció un
nuevo régimen de promoción para el desarrollo
de la minería en el país, otorgando
beneficios impositivos a los capitales, propugnando
el retorno de la iniciativa privada y alentando la
inversión de capitales extranjeros en el campo
de la minería”. (Fragmento de “Bases
para una Argentina Moderna” de José Alfredo
Martínez de Hoz).
En la última década del siglo pasado
mientras las economías latinoamericanas eran
destrozadas por la aplicación de políticas
neoliberales, el por entonces vicepresidente del Banco
Mundial Laurence Summers (hoy funcionario de la administración
Barack Obama) produjo la siguiente observación,
que años más tarde se volvería
destino de miles:
“¿No debería
el banco mundial alentar una mayor transferencia de
industrias sucias al tercer mundo? Numerosos países
se encuentran muy limpios, por lo que seria lógico
que recibieran industrias sucias y residuos industriales,
ya que tienen una mayor capacidad de absorción
de contaminantes sin que se produzcan grandes costos…los
costos de esta contaminación están ligados
al aumento o retroceso de la mortalidad; desde ese
enfoque, una cierta cantidad de contaminación
perniciosa debería ser realizada en países
con costos más bajos, con menores salarios,
por lo que las indemnizaciones a pagar por lo daños
serán también más bajas que en
los países desarrollados…Creo que la
misma lógica económica, que existe en
la exportación de una carga de basura toxica
a un país con salarios más bajos, es
impecable y debemos tenerla en cuenta. Las sustancias
cancerígenas tardan muchos años en producir
efectos, por lo que estos serán mucho menos
llamativos en los países con una expectativa
de vida baja, es decir, en los países pobres
donde la gente muere antes que el cáncer tenga
tiempo de aparecer.” (Laurence Summers, vicepresidente
del banco mundial, memorando, “Cumbre de la
Tierra ECO 1992”)
A la instalación y comienzo de ejecución
de la Integración de la Infraestructura Regional
Sudamericana (Plan IIRSA) le siguieron modificaciones
legislativas respecto a las diferentes actividades
productivo-extractivas involucradas. Ello fue acompañado
por una fuerte flexibilización laboral y debilitamiento
de los espacios sindicales. En el caso de la minería
Argentina, es decir la 6ta reserva de minerales preciosos
a nivel mundial, las transformaciones fueron profundas.
[1]
Un tufillo común, un “respirar juntos”,
amalgamaba coherentemente a empresas como Barrick
Gold, gobiernos neoliberales, sindicalismo servicial
y consumismo generalizado.
Los comienzos del siglo XXI avizoraron para América
latina nuevas esperanzas al desmoronarse los gobiernos
que habían acunado el neoliberalismo, dando
lugar al crecimiento de espacios políticos
antes marginados. Llegan al poder del estado Hugo
Chávez en Venezuela (2 de febrero de 1999),
Lula da Silva en Brasil (27 de octubre de 2002), Néstor
Kirchner en Argentina (18 de mayo de 2003), Tabaré
Vázquez en Uruguay (31 de octubre de 2004)
Evo Morales en Bolivia (18 de diciembre de 2005) y
Rafael Correa en Ecuador (26 de noviembre de 2006).
Considerados de un modo general, estos gobiernos han
conseguido en pocos años, logros extraordinarios,
difíciles de imaginar en la década que
los antecedió, sobre todo en materia de justicia
social (al modo de planes sociales,) y educación.
Siguiendo lo que plantea Raúl Zibechi [2]
es necesario distinguir entre el grupo integrado por
Venezuela-Bolivia-Ecuador, con una fuerte presencia
de movimientos sociales con capacidad de presión
(agrego: la generación de nuevas constituciones
nacionales que reflejan las transformaciones, la nacionalización
de los recursos naturales/bienes comunes) del grupo
integrado por Brasil, Uruguay y la Argentina que tendrían,
siguiendo al autor, un corte mas bien socialdemócrata,
con claras alianzas con un sector del capital.
En la Argentina en particular, la reforma de la Corte
Suprema de Justicia, el notable incremento del presupuesto
para la educación e investigación pública,
la nacionalización de las AFJP, la ampliación
de las asignaciones familiares, la promulgación
de la ley que permite el matrimonio entre personas
del mismo sexo y la búsqueda de impulsar las
causas en relación al Terrorismo de Estado
de los años de plomo, cuentan entre las más
profundas iniciativas y reformas llevadas adelante
por los gobiernos sucesivos de Néstor y Cristina
Kirchner.
Al mismo tiempo se va produciendo en toda la región
una acelerada primarización de la producción,
imponiéndose una lógica netamente extractivista
acompañada en algunos casos, especialmente
(pero no únicamente) en el argentino, por la
penetración de empresas multinacionales diseñadas
por el poder central en sus ejes más significativos,
a saber:
Presentan un alto grado de automatización que
optimiza al extremo las ganancias y generan muy escasas
fuentes de trabajo. Si comparamos la mega minería
siquiera con la minería tradicional encontramos
que la primera necesita invertir 1 millón de
dólares para generar una fuente de trabajo
mientras que la segunda genera 100 puestos de trabajo
con el mismo monto de inversión.
En cuanto al uso de energías es interesante
el caso de la recientemente autorizada Potasio Río
Colorado que consumirá 1 millón de m3
de gas por día, generando con ello 386 puestos
de trabajo. Esa misma cantidad de gas, pero aplicada
a otras actividades genera actualmente en la misma
provincia 16 mil puestos de trabajo. [3]
Las exenciones impositivas, la no obligación
de liquidar las divisas en el país y el financiamiento
de las obras de infraestructura a cargo del estado,
completan el panorama extractivista.
En cuanto al peligro de contaminación ambiental
las industrias megamineras, petroleras y pasteras
se encuentran sin dudas entre las más peligrosas
actividades productivas a nivel mundial. Hablan a
las claras sobre estos peligros los 1500 km2 de crudo
que cubren actualmente el mar del Golfo de México
brotando de la plataforma petrolera de la compañía
British Petroleum; el desastre por derrame de residuos
tóxicos en el río Mataquito al sur de
Chile, responsabilidad de la Pastera CELCO y el colapso
del dique de colas de la megaminera Caudalosa Chica,
en Huancavelica, Perú que derramó, el
pasado mes de junio, unos 5, 7 millones de galones
de material barroso toxico afectando 70 Km. aguas
abajo.
Esta misma lógica general pudo ser trasladada
exitosamente a la agricultura gracias a dos elementos
que resultaron claves: el primero de ellos es la utilización
de Roundup (Herbicida total de Monsanto) que permite
sembrar semillas transgénicas prácticamente
en cualquier condición de suelo, utilizando
para ellos muy poca mano de obra. El segundo es una
legislación que posibilitó y dio marco
a la existencia de pooles de siembra, es decir a grupos
de inversionistas dueños o más generalmente
arrendatarios de cientos de miles de hectáreas.
[4]
Volviendo a la mega minería, la historia que
mejor da cuenta del estado actual de cosas es la de
la provincia de Catamarca, y en especial la localidad
de Andalgalá (sede de Minera Alumbrera, la
primera megaminera del país).
La empresa comenzó a operar formulando una
larga serie de promesas entre las que resaltaba principalmente
la generación de empleo a partir de tratar
y procesar el material en el país. Actualmente
Minera Alumbrera opera conduciendo el material extraído
de la montaña por un tubo (mineraloducto) desde
su explotación hasta su embarco (vía
tren) en estado de barro, sin procesamientos de ningún
tipo (mas que los tóxicos necesarios a la explotación
y recolección) e incluso sin distinguir con
exactitud los minerales que forman el barro. (A la
distinción se llega por el análisis
que se realiza en el puerto de llegada del material
y el Estado Nacional fiscaliza todo el proceso mediante
una simple declaración jurada).
En términos de puestos de trabajo, y teniendo
en cuenta que Minera Alumbrera comienza a trabajar
en el año 1997
vemos que según indican las estadísticas
más confiables en Catamarca se pasa de 114
empleos en minería (censo de 1991) a 748 (censo
2001). Al mismo tiempo se observa una caída
de los puestos de trabajos generados por la agricultura
que pasa de 13.904 a 8357 en el mismo periodo. Si
analizamos las tasas de desocupación de la
provincia vemos que se mantiene por encima de la media
nacional e incluso muestra una ligera tendencia ascendente.
[4]
Si analizamos el modo en que la empresa se comporta
en materia medioambiental y la relación que
se establece con el estado metaregulador, encontramos
algunos hechos dignos de alarma, por caso la denuncia
por contaminación realizada por el Fiscal Gustavo
Antonio Gómez de Tucumán, que mantuvo
por un periodo de tiempo en la cárcel al vicepresidente
de la empresa. [5]
Entre las consecuencias a la población en general
se pueden observar varias. Tal vez la más llamativa
es la de los hermanos Aranda, quienes pretendieron
embotellar agua mineral a partir de un arroyo que
nacía aguas abajo del dique de colas (la pileta
en la que mezclan el mineral con cianuro u otras sustancias
toxicas y a partir del cual se genera el barro que
finalmente se exporta) de Minera Alumbrera. Las aguas
que servirían para ser embotelladas como agua
mineral sufrieron un gran deterioro como producto
de un serio derrame de material barroso por haberse
pinchado el mineraloducto. Del material volcado una
parte fue recogida del lecho del río y la otra
sencillamente enterrada allí, lo cual genero
la contaminación de las napas y del cauce del
río. La causa penal iniciada por los hermanos
Aranda contra Minera Alumbrera avanza muy lentamente
y se encuentra con los escollos que los damnificados
no dudan en llamar “justicia amiga del poder
megaminero”. El Fiscal encargado de la causa
penal contra Minera Alumbrera sufre todo tipo de persecuciones,
amenazas y sanciones arbitrarias. [6]
Más de una década después de
que comenzara a funcionar Minera Alumbrera, los habitantes
de Andalgalá, habiendo hecho ya su experiencia
en relación a la mega minería y el estado
como controlador de ellas, decidieron manifestarse
en contra del emprendimiento. Al no encontrar canales
formales institucionales habilitados para la expresión
de sus demandas se constituyeron en asamblea, siendo
clave para darle forma a su última expresión
(La asamblea del Algarrobo) el descubrimiento del
proyecto Pilciao 16. El estado provincial había
otorgado una concesión que permitía
explorar y explotar minerales en el subsuelo de la
propia localidad de Andalgalá. Como protesta
frente a este atropello la asamblea cortó uno
de los accesos a la empresa minera, sitio del cual
intentó ser desalojada el 15 de febrero de
2010 mediante una brutal
represión policial. [7]
Si uno busca generarse una imagen panorámica
que permita observar todo el escenario, el Gobierno
Nacional parece actuar como un “socio tonto”
que protege celosamente a las multinacionales (mediante
exenciones impositivas, haciendo la vista gorda en
los controles, judicializando la protesta social,
utilizando su poder mediático.), no comparte
sus ganancias y gasta enormes sumas de dinero para
financiar las obras de infraestructura destinadas
a atender sus necesidades.
La excepción a la regla la constituyen las
retenciones impuestas a la actividad petrolera y sojera
que le aseguran una fuerte entrada de dinero y le
dan cierta solidez presupuestaria, consolidando así
un modelo general netamente extractivista, con sus
respectivas consecuencias en cuanto a la acelerada
utilización de energía no renovable
y los peligros de contaminación ambiental,
la profundización de la judicialización
de la protesta, escasa generación de puestos
de trabajo y una política social centrada en
los planes sociales.
Continúa en el próximo número.
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