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Poder, medios y psique (*)
Por Yago Franco
[email protected]
 

- La psique humana es socializada bajo el accionar de diversos medios: dicha socialización obedece a dos demandas. Por un lado a la demanda de sentido que realiza la psique misma – que al abandonar su mundo originario de sentido debe recibir otro a cambio – por el otro, a la demanda del colectivo social que necesita fabricar sujetos que respondan a sus necesidades de reproducción.

- El primer medio de socialización es el de las figuras paternas, portavoces de la cultura, quienes sumergen al infans en las significaciones que hacen al patrimonio común colectivo de certeza. Esto se transforma en un sentido obligado para el infans, que lo recibe mediante caricias, movimientos, palabras, cantos, alimento...

- Esta fase de socialización tiene lugar bajo el imperio de las pasiones edípicas, y todo aquello que se haga presente en este espacio será integrado a las mismas: estas pasiones hacen que se produzcan aleaciones de representaciones y afectos que hacen al fondo representativo, identificatorio y afectivo del sujeto.

- Luego de las figuras paternas, otras instituciones se harán presentes y tomarán también a su cargo la socialización del infans. Esta cuestión puede pensarse como algo universal, que adquiere formas particulares en cada cultura y en cada época; las variaciones se hacen más visibles cuando nos abocamos al análisis de aquello que está más allá de las primeras figuras de socialización, mostrando que esto es algo que se produce a lo largo de toda la vida de los sujetos. Al respecto - y a modo de ejemplo - a principios de siglo XX se produjo en Argentina la institución de diversos medios de socialización, que tuvieron como finalidad homogeneizar el colectivo social, por imperio de un orden económico y cultural y por la necesidad de incorporar al mismo tanto a los habitantes previos de estas tierras como a las grandes masas de inmigrantes. Estos medios de socialización fueron la escolaridad universal, gratuita y obligatoria, el servicio militar obligatorio, la institución del voto secreto y obligatorio de la mano de propaganda política y el accionar de partidos políticos, el influyente accionar de la Iglesia Católica, y el afianzamiento de los primeros medios de comunicación masiva: los diarios, y posteriormente, la radio.  La eficacia de este movimiento instituyente se extendió durante décadas, así como su accionar, favorable claramente al poder dominante.

- Ya entonces pudo observarse algo también presente hoy: junto con  una significación central como la del capitalismo, estaban activas significaciones que se le oponían. En ese entonces eran transmitidas por sindicatos y movimientos anarquistas y socialistas, también mediante producción artística, cuestionando conjuntamente la certeza reinante.

- La historia del siglo XX mostró la lucha entre dos significaciones: una ligada a la heteronomía, encarnada por el proyecto capitalista, y la otra perteneciente al proyecto de autonomía, encarnada por el proyecto socialista/comunista, y también por movimientos de liberación femenina, de jóvenes, minorías étnicas, homosexuales, etc. Cada uno de estos proyectos mostró la influencia y la penetración del contrario, a veces como estrategia para contrarrestarlo (Ej.: Estado de Bienestar). Hacia fines del siglo XX la crisis de la significación de autonomía, producida tras la caída de la URSS, dejó más espacio para su significación contraria, cuestión que continúa hasta nuestros días.

- Un poco antes de que se produjera esta mutación, en la década de 1960, con la aparición masiva de la televisión, se produjo una importante modificación en el dispositivo de socialización. En realidad, sería más riguroso hablar de dispositivo de fabricación de individuos sociales. La imagen hizo su aparición como agente socializador, y con su aparición, la cultura alfabética fue siendo cada vez más acompañada de la cultura digital. La televisión adquirió masividad, haciéndose presente en todos los hogares.

- Como veíamos, los padres son los dueños de la significación para el infans y también lo serán para el niño: deben incorporar de modo obligado el mundo de sentido que estos le ofrecen. Pero esto último está hoy en caución, por el hecho de tener los padres que compartir el espacio de socialización con los medios masivos. Estos han pasado a ser un lugar central de transmisión de significaciones - y ya desde la más temprana infancia – pasando a convertirse en los dueños de la significación. Esto implica una complicación de consecuencias imprevisibles: los modelos identificatorios y los modos de satisfacción del mundo pulsional quedan en una importante medida en manos de dichos medios.

- Para nuestro alivio, el mensaje que los medios transmiten no debiera ingresar a la psique de los sujetos sin modificación, es decir, no hay socialización completa de la psique, siempre hay un resto: la actividad de la imaginación de la psique es transformadora y cuestionadora de lo instituido, y más si se puede volver reflexivamente sobre sus productos y pensar a partir de ellos. Esto abre la potencialidad de la autonomía como proyecto. Aunque la sociedad instituida – para sobrevivir - intenta coartar el accionar de la imaginación, en mayor medida cuanto más tendencia autoritaria posee. Pero el problema – y aquí nuestro alivio decrece – es que el accionar de lo tecnocomunicacional va en contra de los procesos elaborativos de los sujetos afectando inclusive la función primordial de la psique: su imaginación radical.

- De modo que podemos decir que los medios masivos de comunicación formatean la psique. Esto fue anticipado hace cuatro décadas por Marshall McLuhan, que comenzó a ocuparse del pasaje de la infosfera analógica a la digital, y de los efectos que esto tiene para la psique. Resumidamente: la facultad crítica del sujeto se ve disminuida al pasar de la escritura a la comunicación en la que predominan imágenes. La facultad crítica necesita de la secuencialidad de la escritura, la lentitud de la lectura, y la posibilidad de juzgar en secuencias el carácter de verdad y de falsedad de los enunciados. Cuando a lo secuencial le sigue lo simultáneo, las capacidades de elaboración crítica son remplazadas por capacidades de elabora­ción mitológica. Los emisores transmiten a una velocidad sobrehumana, diferente a la pausa y lentitud de la lectura, no estando formateados de la misma manera los receptores humanos. Así, lo que se transmite a través de los medios videoelectrónicos se vuelve intraducible. Porque la psique no puede ir más rápido que la materia física sobre la que se sostiene.

- Pero, además, autores como Franco Berardi nos señalan que “Las tecnologías de la mente no son propiedad común de todos los seres humanos, sino propiedad privada de unos pocos grupos económicos mundiales, extremadamente poderosos. Estos grupos se han vuelto capaces de canalizar la atención, el comportamiento, las expectativas, las elecciones de consumo y las elecciones políticas” [1]. El discurso común es producido por los medios, los que delimitan lo visible y lo invisible y establecen forma narrativa una sociedad.

- La narración que realizan los medios masivos de comunicación abarca no solo el presente, sino también el pasado, tal como Orwell planteaba en 1984, cuando escribía:

Diariamente y casi minuto a minuto, el pasado era puesto al día»

«Quien controla el presente controla el pasado y quien controla el pasado controlará el futuro»

- Recientemente Noam Chomsky  ha descrito las técnicas de manipulación que utilizan los medios, a través de las cuales – decimos – se intenta formatear la psique de los sujetos:
Algunas de ellas son [2] :

La estrategia de la distracción: desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.

Crear problemas y después ofrecer soluciones. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste demande las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público demande leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud.

Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

- Entendamos mejor a las significaciones dominantes en la actualidad, y a qué proyecto pertenecen. Las ideas de desarrollo y fin de las ideologías consolidaron el tecnologismo, postulando una nueva utopía: la comunicación. Así surge la sociedad de la información quepertenece a una matriz simbólica central de nuestra sociedad, la cual entrelaza comunicación, tecnología y futuroSe debe considerar lo siguiente: esta matriz simbólica - como veremos - se apoya en los más profundos estratos de la psique humana.

- Estas significaciones están presentes y son transmitidas por un numeroso y heterogéneo conjunto de instituciones, aparatos electrónicos, y discursos proferidos por los modelos identificatorios, los cuales constituyen el núcleo de sentido del imaginario tecnocomunicacional.  Se ha configurado una red que está conformada por los teléfonos celulares, la comunicación mediante SMS, la televisión y la radio, los GPS, las PC, laptops, tablets, etc., una red en la que “el individuo es una terminal conectada”, según sostiene Daniel Cabrera. Esta red transmite noticias, pero también publicidad y programas de ficción que contienen dicha matriz de sentido. Así se entreteje una narración que crea realidad.

- Para Daniel Cabrera “en los productos de las estrategias de promoción se pueden encontrar las “respuestas” de lasempresas a los miedos y las esperanzas sociales auscultados previamente por técnicas especiales. Esta comunicación asimétrica constituye un importante espacio de registro de lo imaginario social por lo que se dice y lo que se calla, lo que se muestra y lo que se esconde…” (…) “en los discursos de los medios de comunicación y el marketing se encuentran las representaciones que estructuran, explícita e implícitamente, las creencias en torno de las ‘nuevas tecnologías’. De manera que los medios son vistos como productores de la realidad social y, por lo tanto, como fuente de legitimación e identidad”. [3]

- Así – quiero resaltar -  las corporaciones de los medios de información pasan a ocupar un lugar-amo: la realidad es lo que ellas muestran; se han transformado en una institución fundamental de transmisión de las significaciones que serán incorporadas por el psiquismo humano.

- Hay además un afecto que los medios de comunicación segregan y a la vez alimentan: el optimismo,  el optimismo ligado a la promesa de felicidad, de completud, que realiza el Otro con su oferta de más y mejor tecnología, más, mejor y más rápida y efectiva “comunicación”. Lo que se asocia a lo ilimitado (como promete una publicidad de telefonía celular).

- Tanto lo tecnológico como significación como la temporalidad instituida y desplegada por los medios masivos de comunicación, afectan de modo insidioso a la psique y producen consecuencias diversas, descritas por mí en otros textos (como en El gran accidente: la destrucción del afecto). Los medios videoelectrónicos, ligados a lo digital y a la vertiginosidad, a la proliferación de imágenes, y de la mano de la significación central de la época: el “siempre más”, el llamado a lo ilimitado, se han impuesto fácilmente en la psique. Esto ocurre debido a que esta tecnología y la temporalidad asociada a la misma se apoyan y resuenan con el modo de ser del inconsciente, su rechazo de todo límite, su omnipotencia, la velocidad del desplazamiento, el rechazo de la castración y de la mortalidad.Entre algunos de sus efectos podemos apreciar el ataque la capacidad simbólica y elaborativa de la psique. Esto es observable inclusive en el modo de hablar y escribir:

- Así – cita Berardi - se ha observado que el número de palabras que usa un ser humano de la primera generación que creció en esta modalidad de socialización está cerca de 650, frente a las dos mil que utilizaba alguien de su edad veinte años atrás.

Nuevamente nos recuerda a Orwell en 1984: “Cada año habrá menos palabras, así el radio de acción de la conciencia será cada vez más pequeño”.

Entonces…

- Decíamos que para McLuhan el pensamiento mítico tiende a prevalecer sobre el lógico-crítico. Berardi a su vez señala que el pensamiento crítico es el basamento de la cultura política de izquierda, lo que explica la incapacidad de ésta de hablar el lenguaje de los medios. El modo predominante de pensar no funciona con las reglas de la selección crítica, como lo fue durante el período de la tecnología alfabética. La derecha, en cambio, como es indiferente a los valores de la crítica y de la democracia, ha sabido captar las ventajas de la mediatización de la comunicación social. Y – agregamos – posee además los medios económicos y el poder político para poder adueñarse de los medios de producción de información.

- Esto hace que el pensamiento crítico se vea obligado – sigue diciendo Berardi - a elegir entre una posición implícitamente conservadora y en declive y una posición de subordinación a los modelos culturales que se afirman en lo tecnocomunicacional, que como resultado le haría perder la posibilidad de ejercerse.

- Los medios alternativos de comunicación (cuya presencia es necesario favorecer y defender) cumplen un papel fundamental y muchas veces heroico, pero pequeño comparado con el de los grandes medios corporativos. Sirven fundamentalmente para transmitir información a los sujetos previamente interesados en la misma, y pueden cumplir una función de ayudar a las convocatorias de asambleas y movilizaciones. Tal como ha podido observarse en Egipto y España, pero donde el cara a cara ha sido insustituible, y en todo caso ha validado lo expresado por los medios alternativos. En Argentina hemos podido observar cómo las convocatorias a través de las llamadas redes sociales, han sido utilizadas por distintos proyectos políticos, y siempre con apoyatura de los medios televisivos y radiales.


La tarea política

Mostrar los efectos que los medios producen sobre la psique. Se observa una liberación del mundo pulsional, una predominancia del acto sospechando que esto se relaciona con la exaltación al goce que demanda el Otro que vocifera desde los medios, empujando a una hiperkinesis o a una retracción libidinal. También – entre muchas otras consecuencias imposibles de ser tratadas en este espacio - una manipulación de la atención y la desatención; la estimulación permanente para provocar una cultura de las sensaciones, envolviendo a los sujetos en un flujo continuo de estímulos que afecta al yo produciendo indistinción, falta de discriminación, imposibilidad de procesamiento elaborativo, impidiéndole ejercer funciones que permiten el ejercicio del pensamiento crítico y la historización, abriendo paso a lo superficial y lo efímero .

Permanecer en un estado de vigilancia. Realizar una tarea de análisis y elucidación que no debe agotarse solo en lo negativo, sino en las potencialidades que encierra lo tecnocomunicacional. Estar atentos no solo a lo que se pierde, y también analizar históricamente lo que se produce en cada cambio tecnológico. Alessandro Baricco, señala lúcidamente en su análisis de Google: “¿Tenéis idea de las toneladas de cultura oral, irracional, esotérica, que ningún libro impreso ha podido contener en su interior? ¿Sabéis todo lo que se ha perdido porque no entraba en los libros? (…) nos hemos acostumbrado a este principio: la imprenta, como la red (internet), no es un inocente receptáculo que cobija el saber, sino una forma que modifica el saber a su propia imagen. Es un embudo por donde pasan los líquidos… Nos guste o no eso ya sucedió con Gutenberg …” [4]. Y por otro lado debemos analizar las potencialidades: si sabemos que la transmisión rápida procede por asociación y sustituye a la discriminación crítica, Berardi señala que al mismo tiempo la primera generación videoelectrónica ha adquirido competencias de elaboración sin precedentes, junto con la capacidad de moverse a gran velocidad en un complejo universo de signos visuales. Se ha desarrollado de modo vertiginoso una competencia en la lectura de las imágenes, competencia que podría ocupar un lugar decisivo entre las capacidades de elaboración: tal vez producir un salto a nivel del modo del pensamiento.

Finalmente: - Berardi propone defender y profundizar en el activismo mediático. Su tarea estratégica debe ser la de mantener activas las capacidades cognitivas, creativas, éticas y estéticas cuya supervivencia está amenazada por las formas que la mutación mediática impone a los sujetos. “No se trata de mantener con vida al ser humano pretecnológico” (sabemos que no hay vuelta atrás con respecto a la tecnología), sino de “traspasar al Anthropos 2.0 la empatía, la solidaridad, la colaboración no competitiva, la creatividad y, sobre todo, la sensualidad” [5]. Pero lo que Berardi no toma en consideración es la resolución del problema de cómo accionar frente a una masividad que se sostiene en enormes inversiones económicas, frente a las cuales el poder de lo alternativo es muy pequeño e insuficiente. El problema es cómo pueden instalarse y apropiarse de los medios masivos de comunicación los productores de información y de creación artística, produciendo una mutación en su estructuración, en las relaciones de poder al interior de los mismos, en sus fines y en su estética.




[*] Texto presentado en las Jornadas sobre Medios, Colegio de Psicoanalistas, noviembre de 2012. Recomendamos la lectura de Los fines de los medios, algunos de cuyos párrafos son retomados en este texto. Y, en general, la lectura del Número 4 de El Psicoanalítico, En los medios están los fines.



 
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Notas
 
[1] Berardi, Franco. Generación Post Alfa. Patologías e imaginarios en el semio capitalismo, Tinta Limón, Buenos Aires, 2007, Pág. 187.
[2] Chomsky, Noam. “Las diez técnicas de manipulación mediática”. Lo que sigue es una síntesis de lo expresado en dicho texto.
[3] Cabrera, Daniel. Lo tecnológico y lo imaginario. Las nuevas tecnologías como creencias y esperanzas colectivas, Biblos, Buenos Aires, 2006, Págs. 161 y 163. El resaltado es mío.
[4] Baricco, Alessandro. Los bárbaros, selección, Anagrama y Página/12, Buenos Aires, 2010, Págs. 92 y 93.
[5] Berardi, Franco. Ob. Cit., Pág. 184.
 
Bibliografía
 
Baricco, Alessandro. Los bárbaros, selección, Anagrama y Página/12, Buenos Aires, 2010.
Berardi, Franco. Generación Post Alfa. Patologías e imaginarios en el semiocapitalismo, Tinta Limón, Buenos Aires, 2007.
Cabrera, Daniel. Lo tecnológico y lo imaginario. Las nuevas tecnologías como creencias y esperanzas colectivas, Biblos, Buenos Aires, 2006.
Chomsky, Noam. “Las diez técnicas de manipulación mediática”. En http://antroposmoderno.com/antro-articulo.php?id_articulo=1399
Franco, Yago. Más allá del malestar en la cultura. Psicoanálisis, subjetividad y sociedad, Biblos, Buenos Aires, 2011.
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