El Manual
diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales (Diagnostic and Statistical Manual of
Mental Disorders, DSM) de la Asociación Psiquiátrica
de los Estados Unidos (American Psychiatric Association)
desde sus comienzos a mediados del siglo XX, viene abordando
los problemas de género [1]
desde una posición que entiende que una divergencia
entre el sexo físico (características
anatómicas y fisiológicas que permiten
introducir la categoría de macho y hembra) y
el género que la persona experimenta/manifiesta
supone un trastorno psiquiátrico. De esta manera,
el DSM maneja una concepción binaria y dicotómica
del sexo/género, concibiendo como posibles sólo
dos sexos biológicos, macho y hembra, a los que
les corresponden únicamente dos géneros,
varón y mujer respectivamente. Por consiguiente,
lo normal se define
como la absoluta correspondencia entre el sexo biológico
y la identidad/rol de género asociada a éste,
mientras que lo patológico
irrumpe cuando esta correlación no se cumple.
Siguiendo este razonamiento, la versión hasta
ahora vigente del manual (DSM-IV) entiende que se está
en presencia de un “Trastorno de Identidad de
Género” (Gender Identity Disorder) cuando
tienen lugar al menos estos dos criterios principales
A. |
Una fuerte y persistente
identificación con el sexo opuesto. En adolescentes
y adultos, el malestar se manifiesta a través
de síntomas tales como un deseo manifiesto
de ser del otro sexo, hacerse pasar frecuentemente
como del otro sexo, deseo de vivir o ser tratado
como del otro sexo, o la convicción de que
tiene los sentimientos y reacciones típicas
del otro sexo. |
B. |
Incomodidad persistente con el
sexo que le fue asignado o sensación de que
está viviendo en el rol de género
inapropiado. En adolescentes y adultos, el malestar
se manifiesta a través de síntomas
tales como la preocupación por deshacerse
de las características sexuales primarias
y secundarias (por ejemplo, pedido de hormonas,
cirugía u otro procedimiento que altere físicamente
las características sexuales o simule el
otro sexo) o la creencia que ha nacido con el sexo
equivocado. |
Recientemente se ha hecho pública una primera
versión de la quinta edición del DSM (su
versión definitiva está prevista para
el 2013) que introduce una serie de propuestas y cambios
con respecto al DSM-IV. Uno de ellos es que ya no se
habla de “Trastorno de la Identidad de Género”
(TIG) sino de “Incongruencia de Género”
(GI). Este cambio responde a que el “trastorno”
ahora se concibe como un desajuste psicológico
derivado de la incongruencia entre el género
asignado a la persona en el momento del nacimiento
y la identidad de género
que la persona siente y manifiesta. De esta manera,
ya no se habla de “sexo” como en el DSM-IV
sino de “género asignado”. Este cambio
en la terminología que propone el DSM-V se presenta
como respuesta al reclamo de muchas personas transexuales
y transgénero [2]
que rechazan el término “trastorno de identidad
de género” porque consideran que contribuye
a la estigmatización de su condición y
demandan su eliminación de manuales internacionales
de diagnóstico.
Asimismo, este primer borrador considera necesario desarrollar
nuevos criterios de diagnóstico que puedan dar
cuenta del espectro completo de fenómenos de
variación se género [3].
En este sentido, la formulación de la “Incongruencia
de Género” busca reconocer la amplia variedad
de condiciones y evitar las dicotomías masculino/femenino
presentes en la versión anterior, poniendo el
foco en la discrepancia entre género experimentado/expresado
(entendido como masculino, femenino, un intermedio o
cualquier otro) y el género asignado (en las
mayorías de las sociedades masculino o femenino).
Sin embargo, su empresa no es del todo satisfactoria.
En los criterios que esta nueva versión propone
para diagnosticar la IG en la niñez se menciona
“un fuerte deseo de ser del otro
género o insistencia que es del otro
género”, concibiendo en este caso
la posibilidad de dos géneros únicamente.
Asimismo, en los criterios para la IG en adolescentes
o adultos se indica “un fuerte deseo por características
sexuales primarias y/o secundarias del otro género”,
lo que pone de manifiesto que se sigue manejando una
concepción dicotómica del sexo/género,
de manera que se concibe que existen sólo dos
géneros a los que les corresponden características
sexuales distintas y bien definidas. Es recién
en el momento en que los criterios de diagnóstico
de la IG abordan el plano subjetivo, cuando el espectro
del género comienza a abrirse. Al referirse al
deseo o a la convicción que tiene una persona
con respecto al género que experimenta, se introduce
la posibilidad de que ésta desee ser o sienta
que es de un género alternativo, no convencional:
“un fuerte deseo de ser del otro género
(o de algún género alternativo diferente
al género asignado)”, “un fuerte
deseo de ser tratado como del otro género (o
de algún género alternativo diferente
al género asignado)” y “una fuerte
convicción de que uno tiene los sentimientos
y reacciones típicas del otro género (o
de algún otro género alternativo diferente
del género asignado)”. Como se vio anteriormente,
esta posibilidad no se tiene en cuenta en el diagnóstico
de IG en niños/as.
Es importante mencionar también que los estereotipos
tradicionales de género siguen constituyendo
el marco dentro del cual se define a la mujer y al varón
psicológicamente saludables, tanto en la primera
versión del DSM-V como en las versiones anteriores
de este manual. Los estereotipos tradicionales de género
suponen características, cualidades, capacidades
y pautas de comportamiento social, y en base a ellos
se construyen las expectativas y roles adecuados para
varones y mujeres. Un mero ejemplo del funcionamiento
de estos estereotipos en la formulación de criterios
para el diagnóstico de trastornos de género,
lo constituye la mención en el DSM-V de los siguientes
indicadores para diagnosticar IG en la niñez:
en niños una fuerte preferencia por travestirse
o simular atuendo femenino, un fuerte rechazo de actividades,
juguetes, juegos de lucha y otros juegos típicos
de varones; en las niñas una fuerte preferencia
por utilizar sólo vestimenta masculina, una fuerte
resistencia a usar vestimenta femenina y un fuerte rechazo
hacia los juegos, juguetes y actividades típicamente
femeninos.
Reflexiones finales
Si bien el primer borrador del DSM-V introduce cambios
significativos con respecto a las versiones anteriores,
no se puede pasar por alto que se sigue considerando
a la transexualidad y a otras variantes transgénero
como patologías que necesitan de un tratamiento
psiquiátrico.
La intención de abrir el espectro de variantes
de género no responde a un deseo de despatologizar
sino que por el contrario, busca incluir bajo la etiqueta
de “Incongruencia de Género” a una
amplia variedad de condiciones con el fin de que el
diagnóstico y el tratamiento sean acertados y
se ajusten adecuadamente a las características
de las mismas. [4]
Personas y asociaciones transexuales y transgénero
reclaman que se elimine a la transexualidad como trastorno
mental. Este reclamo se enmarca en una concepción
que lejos de aplicar la lógica binaria con respecto
al sexo y al género, entiende que no existen
papeles sexuales, identidades y roles de género
que sean esenciales, que estén biológicamente
determinados, sino que por el contrario, son el resultado
de una construcción social y que por ello mismo,
pueden ser subvertidos, alterados y transformados.
Sin embargo, detrás de este reclamo por la despatologización
subyace el temor de que si se deja de considerar a la
transexualidad como un trastorno psiquiátrico,
los seguros médicos se nieguen a cubrir el tratamiento
psicológico, hormonal y quirúrgico que
se requiere en casos de reasignación sexual.
Frente a esta situación, estos colectivos sexuales
demandan tener un libre acceso a los tratamientos hormonales
y cirugías sin necesidad de la tutela psiquiátrica.
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Notas |
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[1]
Para una introducción a la problemática
sexo/género véase el artículo
“De
que se habla cuándo se habla de género”.
[2] Por
transgénero se entiende la inmensa
diversidad de identidades de género y la
compleja y variada gama de posibilidades de combinación
de la identidad y el rol de género, la orientación
erótica, el sexo biológico y los estilos
de vida asociados a esa diversidad. La existencia
de colectivos tales como gays, lesbianas, bisexuales,
transexuales, intersexuales y queers, están
dando cuenta de esta complejidad genérica
y sexual (Useche Aldana 2005:89).
[3] Sobre este tema véase
Cohen-Kettenis y Pfäfflin (2009).
[4] Ciertas personas manifiestan
pertenecer a un tercer género o bien a un
género que no es masculino ni femenino, y
quizás no buscan la modificación completa
de sus genitales sino cambiar ciertas características
sexuales, de modo que en sus cuerpos se combinen
aspectos físicos considerados masculinos
y femeninos. Un ejemplo de esto lo constituyen algunas
personas nacidas como mujeres que buscan tratamiento
hormonal para trasformar su clítoris en un
micropene, pero al mismo tiempo quieren mantener
su vagina para el contacto sexual (Cohen-Kettenis
y Pfäfflin, 2009). |
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Bibliografía y fuentes consultadas |
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Cohen-Kettenis, P. y Pfäfflin, F. “The
DSM Diagnostic Criteria for Gender Identity Disorder
in Adolescents and Adults”.
Archives of Sexual Behavior.
Vol. 39, número 2, pp. 499-513, 2009. Disponible
en: http://www.dsm5.org/Documents/Sex%20and%20GID%20Lit%20Reviews/GID/COHEN-KETTENIS.DSM.pdf
Meyer-Bahlburg, H. “From Mental Disorder to
Iatrogenic Hypogonadism: Dilemmas in Conceptualizing
Gender Identity Variants as Psychiatric Conditions”.
Archives of Sexual
Behavior, Vol. 39, número
2, pp.461-476, 2009. Disponible en: http://www.dsm5.org/Documents/Sex%20and%20GID%20Lit%20Reviews/GID/MEYER-BAHLBURG.DSM.pdf
Useche Aldana, Bernardo, “Medicalización,
erotismo y diversidad sexual: una crítica
sexológica al DSM-IV-TR (II parte)”.
Sexología
Integral, 2 (2), pp.87-95,
2005. Disponible en: http://sasharg.com.ar/descargas/Useche_II.pdf
www.dsm5.org
American Psychiatric Association (APA) DSM-5 Development.
“Transexualidad y patologización, la
posición de la APA en el borrador del DSM-V”.
Diario online AGMagazine.info. Disponible en:
http://www.agmagazine.info/2010/02/12/transexualidad-y-patologizacion-la-posicion-de-la-apa-en-el-borrador-del-dsm-v/
“Campaña Trans”. Artemisa Noticias.
Disponible en: http://www.artemisanoticias.com.ar/site/notas.asp?id=33&idnota=6741 |
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