Hace
muchísimos años, ya había mujeres
y hombres que leían, y hoy seguimos haciéndolo.
Los lectores no hemos desaparecido, y como antes seguimos
disfrutando con las páginas de un poema, un
cuento, una nueva novela, intrigados por las propuestas
de un interesante ensayo, o conmovidos antes las imágenes
de un libro ilustrado, que reclama nuestra atención.
Lo que sí ha cambiado, es el soporte que acompaña
los escritos, y aún nos esperan nuevos y sorprendentes
cambios. Desde el pergamino y el papiro, el objeto
libro “evolucionó” hacia el papel,
y un día del año 1450, el genial Gutenberg
transformó el libro en un placer accesible
a las mayorías. Hoy en día, los soportes
multimedia ofrecen nuevas posibilidades de lectura,
y hay muchos que ya piensan con nostalgia en la textura
del libro impreso, despidiéndose de él
como de un amigo fiel que está a punto de irse
definitivamente. Esta es la temática y la problemática
de la que trata Nadie acabará
con los libros: un diálogo por demás
erudito y ameno a vez, entre dos fructíferos
artistas que han escrito muchísimo, y al mismo
tiempo son ávidos y exquisitos lectores, además
de ser grandes coleccionistas de libros.
Eco y Carrière, nos llevan por intermedio de
la lectura de este texto necesario –en tiempos
de gran confusión- , a sus respectivas bibliotecas
para comentar sus gustos y manías. Para contarnos
por qué hubo épocas en los que grandes
obras maestras (ahora clásicas) florecían;
y en otras en que la estupidez y la insignificancia
crecen a sus anchas. Para explicarnos, entre otras
cosas, cómo funciona la memoria y cómo
podemos hacer realmente nuestro lo que vamos aprendiendo
con la lectura. A propósito, este libro, lejos
de ser una polémica en contra o a favor de
las “nuevas maneras de leer”, es un ensayo
dialogado, espléndido. Una verdadera apología
y un homenaje a todos los lectores. Un fuerte estímulo
para la imaginación y la inteligencia.
Ante los inciertos tiempos que corren para el futuro
de la edición de libros, Nadie
acabará con los libros, nos demuestra
que las prácticas nuevas y las costumbres coexisten,
y que no hay nada que nos guste más que ampliar
el abanico de nuestras posibilidades. Y que el libro
electrónico, el e-book, en definitiva no matará
al libro. ¿Acaso los Films han matado a los
cuadros? ¿La televisión al cine? ¿El
cine al teatro?
Como podemos leer en la introducción: los libros
son el reflejo de las aspiraciones y de las capacidades
de una humanidad en busca de crecimiento y progreso.
El libro de Eco y Carrière, también
demuestra “que no hay nada más efímero
que los soportes duraderos y nada más frágil
que los soportes contemporáneos.” Ante
esta vertiginosidad que nos llena de vacío,
donde el presente progresivamente se encoge y se niega.
Y donde la velocidad con la tecnología se renueva,
obligándonos a un mantener un ritmo insostenible,
de reorganización permanente de nuestras “costumbres
mentales”. Cuya aceleración contribuye
a borrar la memoria, y el olvido corre de prisa, cada
vez más, al decir de Eco. El libro sigue siendo
uno de los instrumentos de conocimiento más
flexible. El libro es como la
cuchara, el martillo, la rueda, las tijeras. Una vez
que se han inventado, no se puede hacer nada mejor.
O al decir de Carrière: a través del
libro el conocimiento se transforma de un saber en
una experiencia de vida. Y lo que nos da Internet,
por ejemplo, es en efecto, una información
en bruto. En la mayoría de los casos, sin distinción
alguna, o casi, sin control de las fuentes, ni de
su jerarquización. Ahora bien, todos necesitamos
no solo verificar, sino también dar sentido,
es decir ordenar, colocar nuestro saber en un punto
determinado del discurso. ¿Y según qué
criterios?
Recomendable la lectura de Nadie
acabará con los libros (que además
posee ilustraciones-fotos más que sugerentes),
porque en este viaje iniciado hacia el soporte electrónico,
quedarán muchos “cadáveres exquisitos”
en el camino: editores, libreros, bibliotecas, lectores.
Al igual que seguimos disfrutando de algo tan “obsoleto
y anacrónico” como la ópera, el
ballet, el teatro, el cine de autor, o el libro de
papel.
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