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El caso Mao - Qiu Xiaolong
El caso Mao
De Qiu Xiaolong
Tusquets Editores. Colección Andanzas. 329 páginas
Por Leonel Sicardi
leonelsicardi@elpsicoanalitico.com.ar
 

Este libro forma parte de una serie de novelas policiales del autor, cuyo protagonista es el inspector jefe Chen Cao, que ha sido ganadora de diferentes premios y traducida a varios idiomas.

El Inspector jefe Chen Cao, a la manera de un Wallander chino - nos referimos al inolvidable inspector, filósofo de la saga de Henning Mankel-, incursiona en diferentes situaciones que debe investigar, que, al menos en el libro que nos convoca hoy, sirven de excusa para analizar la China de hoy, así como los vestigios del maoísmo y la Revolución Cultural. El autor, a través de su personaje, dice: “…en lo que se refería a Mao, lo personal tal vez no fuera tan personal después de todo”, casi parafraseando lo que manifestaron los movimientos feministas: “Lo personal es político”.

La investigación en cuestión, se centra en tres generaciones de mujeres fuertemente afectadas por haber sido, la mayor de ellas, amante de Mao. Sucede así porque, a partir de la Revolución Cultural, fue considerado peligroso que quedaran indicios de esa relación, debido al triste destino de aquella mujer, muestra de como trataba Mao a sus amantes. Las usaba y descartaba “como si fueran un trapo viejo”, a tal punto que algunas se suicidaron en confusos episodios, y se llegó a sugerir que las suicidaron.

Ilustrando lo anterior, citamos nuevamente al inspector jefe: “El era mucho más que un emperador: era un dios comunista. No tenía que perseguir a las mujeres; eran ellas las que corrían a su encuentro”.

Este lado oscuro de la Revolución Cultural, que costó no pocas vidas, queda así expuesto, sumado a la corrupción y las contradicciones de la China actual con su ingreso al mundo capitalista.

El libro resulta interesante de leer, permite meterse en el mundo de la China maoísta y post -maoísta y conocer los aspectos ya mencionados de su abigarrada cultura.

Tal vez podríamos criticarle al autor el hecho de que deje algunos cabos sueltos, cosa que a los adictos a las novelas policiales nos inquieta, y que nuestro ponderado inspector Wallander difícilmente permitiría.





 
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