Cuando aquellos hombres de la pequeña aldea
de Shangjiangxu, durante la dinastía Tang (618-907),
desterraron a sus esposas e hijas a las habitaciones
altas estaban lejos de imaginar siquiera que aquellas
mujeres tomarían esa situación como
la oportunidad de crear una nueva lengua, que quedara
a resguardo de la comprensión de los hombres
y que les permitiera intercambiar entre ellas comentarios
sobre su situación y, a la vez, dar nacimiento
a una hermandad. Limitadas, prácticamente lisiadas
por sus pequeños pies, alejadas de la comunidad,
las mujeres en aquella remota localidad de la provincia
de Hunan desarrollaron su propia y original escritura.
La llamaron Nushu: escritura de mujeres. En su lenguaje
hablado parecía uno de los dialectos locales.
En su forma escrita se desarrollaba como un lenguaje
independiente, una alternativa impenetrable que se
iba organizando con un espíritu de libertad
e igualdad.
Sólo cuatro personas que conocen la lengua
todavía viven, tres de ellas octogenarias.
Son la evidencia histórica de la importante
contribución de las mujeres al avance de la
civilización china, como una instantánea
de la dura y, a menudo, abusiva vida que las mujeres
vivían en las sociedades tradicionales.
Los orígenes precisos de Nushu se pierden
en las nieblas del tiempo. La leyenda relata que la
lengua fue inventada por una de las concubinas del
Emperador, de nombre Hu Yuxin. Trasladada desde su
aldea natal, se encontró a sí misma
sola en el palacio, extrañaba mucho su casa
pero tenía miedo de la vergüenza que caería
sobre el emperador si ella escribía a su familia
acerca de la desolación que sentía.
Bordaba telas expresando sus sentimientos y las enviaba
a sus hermanas. Existen distintas versiones sobre
cómo se fue creando esta lengua, todas tienen
algo común, una joven aislada necesitada de
expresarse.
La lengua toma la forma de un alfabeto de aproximadamente
seiscientos caracteres, simplificados de la lengua
china. Aparecen escritos, bordados en telas, con la
forma de poemas, canciones que expresan la tristeza
de ver partir a las hijas así como los deseos
de felicidad. Se supone que la lengua iba siendo transmitida
de madres a hijas, de abuelas a nietas a través
de las actividades cotidianas: cocinar, coser, bordar,
cantar.
Los escritos se iban pasando de unas a otras, en
forma casi secreta; no sólo expresaban sentimientos
de soledad o tristeza, se han encontrado algunos textos
que manifiestan opiniones políticas sobre las
reglas que imponía el emperador o acerca de
las guerras. Generalmente circulaban a través
de las visitas a los templos: así como las
mujeres escribían y ofrendaban plegarias a
los dioses, también iban dejando esos otros
comentarios.
Aparentemente, los hombres no tenían mucho
conocimiento de estas actividades de las mujeres,
desconocían lo que ellas escribían,
creían que no podía tener importancia,
ni ser peligroso para ellos. Los hombres habían
recibido el legado de la cultura, habían aprendido
a leer y escribir. Las mujeres también querían
un lenguaje, era su manera de interpretar la igualdad.
Nushu, lenguaje de mujeres, es el nombre que le encuentran
a lo que entienden era su alternativa al NanShu, lenguaje
de los hombres, que les estaba vedado. Diferentes
efectos producen en los grupos de mujeres el logro
de esta hermandad a través del lenguaje; es
interesante uno en particular: la baja tasa de suicidio
entre estas mujeres, que se explicaría por
el camino que ellas habían encontrado para
luchar en la vida:
“Cerca de un manantial una no tiene sed, cerca
de una hermana una no desespera”
Y las razones para la desesperanza entre las mujeres
chinas han sido abundantes. No sólo en la antigüedad:
se han encontrado textos de este siglo escritos en
Nushu donde se relatan niveles terroríficos
de violencia ejercida por el hombre sobre su mujer.
Mujer que tambaleante sobre sus pequeños pies
buscaba un camino para su liberación.
Nushu permanece oculto, escondido, hasta que, en
1950, un empleado encuentra entre los papeles familiares
un texto. Intenta sin éxito su estudio pero
interviene la Revolución cultural y es recién
después de 17 años cuando el gobierno
le da la rehabilitación que le permite seguir
con sus estudios sobre el lenguaje descubierto.
Recelo, miedo, confusión, aumentaron considerablemente
en la sociedad china en los años de la Revolución
Cultural y los libros de Nushu no lograron salvarse
de ser quemados como parte del trabajo de censura
y destrucción de esos tiempos. Destruir la
cultura, las ideas, los hábitos y las costumbres
con el
objetivo de una nueva China fue la consigna y no faltaron
mujeres quemadas junto a sus libros ¡¡¡con
el pretexto de que representaban supersticiones feudales!!!
Seguramente la sociedad era feudal pero estas mujeres
representaban el progreso, tenían una conducta
desafiante frente a lo que la sociedad les había
impuesto.
Hoy, sólo un pequeño grupo de mujeres
conoce el secreto de Nushu, lengua que está
muriendo. No hay programas oficiales para preservar
esta increíble herencia cultural, símbolo
de la capacidad de reacción femenina frente
a un medio hostil y opresivo.
[1] Psicóloga.
Residente en la ciudad de Beijing, China, entre 1999
y 2006.
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